Como la espuma de la legendaria
“polarcita”, Juan Guaidó subió, nos embriago y ahora baja hasta desvanecerse en
sus ambigüedades. Luego de la oferta fallida de amnistía a los militares
chavistas y ponerse a sí mismo plazos que no pudo cumplir para la entrada de la
ayuda humanitaria a Venezuela el efecto Guaidó nos deja la pestilente resaca
con un inmenso ratón moral: El chavismo sigue en el poder no por sus menguadas
fuerzas, sino por las debilidades y contradicciones de la oposición mudera.
Una vez más la MUD nos vuelve a estafar,
esta vez usando la figura fresca de Juan Guaidó cuyo lastimoso papel no ha sido
más que el de un títere de partidos que siempre han negociado y se han
entendido con el chavismo
A Guaidó le fue asignada la tarea de
reciclar, por quincuagésima vez, las esperanzas frustradas de los venezolanos.
Pareciera que dos décadas de chavismo y oposición traidora no han sido
suficientes para entender la verdadera naturaleza de la estafa. La MUD siempre
sacará del sombrero del mago algún maniquí para atribuirle, vía marketing,
facultades sobrenaturales para salvar a Venezuela.
Esta figura de trapo cuyo honor en esta
menguada hora corresponde a Juan Guaidó tiene la misión de persuadir a millones
de venezolanos que hay que agotar las vías civilizadas y de diálogo para salir
del chavismo, que un régimen de unidad nacional que le dé cabida a las mafias
chavistas es lo único que salvará al país. Esta prédica ha logrado desmovilizar
temporalmente la protesta en la calle ante la esperanza que a través de los
mesiánicos poderes de Guaidó el chavismo voluntariamente abandone el poder.
Pero la realidad es que a pesar de contar
con el respaldo de más de 60 países en el mundo, y entre ellos a los Estados
Unidos, el presidente blandito Juan Guaidó no pide la intervención militar
internacional para lograr la entrada de la ayuda humanitaria. La realidad es
que a pesar de este reconocimiento internacional el chavismo sigue en el poder
abusando de un pueblo que de no ser por los cantos de sirena de la MUD y su
operador de turno debería estar en las calles desalojando por la fuerza a los
chavistas de las alcaldías, las gobernaciones y de toda entidad oficial.
Ahora la espuma de Guaidó baja y queda a la
vista el pantano. Ni la ayuda humanitaria entra a Venezuela, ni se logra
derrocar al régimen con risibles amenazas retóricas y todo va camino a una
nueva ronda de negociaciones diplomáticas en manos del Grupo de Lima y la
Comunidad Europea, ambas instancias con conocidas debilidades chavistas.
Ya estamos en marzo y en términos reales la
situación para millones de venezolanos no es mejor que Diciembre. Por el
contrario la saña del régimen aplica mayor dolor sufrimiento a la indefensa
población civil. Y si seguimos dejando
esto en manos de la MUD y Juan Guaidó podríamos llegar a Junio con las falsas
promesas de siempre pero con más muerte y sufrimiento.
Ahora se ve más claro que para derrocar al
régimen chavista es preciso e impostergable liquidar a la falsa oposición,
blandengue y colaboracionista encarnada en la MUD y Juan Guaidó.- @humbertotweets
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