domingo, 25 de marzo de 2018

¿Cuánto tiempo le queda a las FANB?


Parte del plan de Hugo Chávez siempre fue asegurarse un control y la lealtad personal total de las Fuerzas Armadas. Para lograrlo era necesario relajar las  normas y hasta desmantelar los principios de profesionalismo y obediencia a la república. En su lugar se impusieron prácticas de servilismo a la persona de Chávez y se promovió un inmoral régimen de encubrimiento y complicidades con el crimen y las prácticas irregulares.
Desde 1999 nuevas generaciones de oficiales fueron formados bajo esta nueva doctrina que implicaba la lealtad ciega a Hugo Chávez más no a la república y sus instituciones. Estas nuevas promociones fueron además sometidas a un lavado de cerebro permanente para sustituir las ideas democráticas por consignas de patria, socialismo y muerte que eran las mismas del proyecto político personal de Chávez.
Poco a poco esta nueva fuerza armada fue sustituyendo no solo a los civiles chavistas en sus funciones sino al propio PSUV partido político de Chávez cuyas bases son ahora escuálidas y menguadas. A diversas funciones dentro de la administración pública fueron enviados militares que arrastraron consigo no sólo los vicios del autoritarismo sino también los del secretismo y la corrupción. La nueva moral militar enseñaba que había que ser tolerante con un régimen que aunque robaba  a sus anchas también era permisivo con los militares que hacían justamente eso, robar sin rendir cuentas de su gestión amparados por el prostituido secreto militar.
Sin embargo, al mismo tiempo que Chávez desmantelaba y desarticulaba las estructuras de las FANB emprendía otro proceso en forma casi simultánea de entrenamiento y formación de las milicias y los colectivos como organizaciones paramilitares para sostener al régimen. Esta jugada fue concebida como un seguro en caso que eventualmente las FANB decidieran como bloque abandonar el proyecto del chavismo.
Siempre ha existido un celo y preocupación natural en el seno de las FANB con la actuación de estos grupos irregulares del chavismo. Pero nunca hubo el músculo para enfrentarlos y por el contrario el régimen se aseguro de ir promoviendo en los rangos superiores a militares complacientes con esta política que a la larga plantea una confrontación inevitable con las fuerzas militares regulares.
Como era de suponer las contradicciones han estallado en el seno de las FANB. Estas están alimentadas por el descontento que hay entre diversas facciones militares, aunque la mayoría de indudable filiación chavista, ante el colapso de Venezuela que también lo es de la institución armada.
Estos nuevos oficiales formados al calor de las ideas chavistas han tenido que desprenderse de conceptos y prácticas las cuales identifican como nocivas para la integridad de las FANB. Los recientes intentos de rebelión, todos abortados hasta ahora, solo confirman la dimensión de una crisis de proporciones quizás inmanejable para el régimen.
Expertos en temas militares no se atreven a valorar cual es la exacta correlación de fuerzas en estos momentos en el seno de las FANB. Lo que sin duda aseguran es que la cantidad de oficiales involucrados, directa e indirectamente, podría plantearle al régimen una nueva situación que le obligue a acelerar sus planes de inmovilizar e inutilizar un componente clave como el ejército para sustituirlo por una formación menos profesional y más comprometida con el gobierno como las llamadas milicias bolivarianas.
Quienes están dentro de las FANB intuyen correctamente que la fuerza armada venezolana, tal como hasta ahora se le conoce, tiene sus días contados. Las rebeliones en marcha no solo son intentos para derrocar la tiranía sino también para salvar la poca institucionalidad que aún queda en las FANB.- @humbertotweets

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