Frente a una oposición que francamente luce desorientada y confundida el régimen chavista avanza rápidamente para consolidar su modelo fascista. La oposición que dirige María Corina Machado se debate entre agotar las vías institucionales, todas controladas por el chavismo, o esperar por una intervención de la comunidad internacional para hacer valer el triunfo de Edmundo Gonzalez el pasado 28 de julio.
Mientras
tanto el chavismo sigue su marcha hacia la consolidación de un Estado de corte
fascista cuya denominación mediática es “Estado Comunal”. Esta figura será la
que sustituya la forma actual del Estado que aún contiene reminiscencias del
régimen anterior. Se trata de una operación para consolidar un proceso que
comenzó en 1999 y que intenta otorgarle todo el poder a la camarilla chavista
gobernante.
Mientras
el chavismo ofrece la ilusión de una participación democrática vía elecciones,
y la falsa oposición gustosamente compra ese pote de humo, en Venezuela
prácticamente ha desaparecido cualquier separación entre Estado y sociedad.
Para todos los efectos de las políticas impulsadas por el chavismo el Estado es
la sociedad y esta doctrina es la que permite racionalizar que un adversario
político o inclusive una persona indiferente al chavismo sean considerados, sin
mayores trámites, como un enemigo de la patria que debe ser eliminado.
El
error de la falsa oposición ha consistido en prestarse para normalizar una
situación que a todas luces no es normal. No es normal que en un país el poder
ejecutivo, el legislativo, el judicial, el electoral y el militar estén al
servicio de la macolla gobernante. Tampoco es normal que se divida a los
venezolanos entre chavistas patriotas y no chavistas apátridas. Pero en estas
condiciones, que no son precisamente síntomas de un mal gobierno sino de algo
peor, la falsa oposición decidió seguir apostando por la vía electoral
supuestamente para demostrare al mundo que el chavismo se roba las elecciones.
Pretensión inútil porque es algo que han venido haciendo desde 1999.
En
su empeño por establecer formalmente un régimen de cuño fascista el chavismo
ahora se dispone a elegir 15 mil jueces de paz. Pero en realidad no se trata de
una elección sino de una asignación de credenciales a los cuadros clientelares
del chavismo para que ahora también forman parte del aparato represivo del
régimen.
Así
como muy poca gente participó en la elección del referéndum sobre el Esequibo
el año pasado este año la elección de los jueces de paz chavistas será otra
caricatura. Sin embargo estos jueces serán designados y tendrán el poder para
administrar justicia en contra de los venezolanos considerados como enemigos
del chavismo.
Una
de las características de los regímenes fascistas es la incorporación de sus
cuadros políticos dentro del aparato del estado para ejecutar funciones
policiales y represivas. En Venezuela ya hay antecedentes de esto con la
llamada “Ley Sapo” que le otorga poder a las clientelas chavistas para delatar
a quienes consideren enemigos de su falsa revolución.
Una
masa de cuadros del chavismo recibirá después del 15 de diciembre credenciales
para justificar legalmente el linchamiento moral y físico que en forma masiva y
sistemática aplica el régimen chavista contra la mayoría de los venezolanos que
no le apoya. Estos jueces serán agentes fascistas para imponer una paz a la
chavista.
No
hay ninguna forma legal o constitucional para defenderse de esto porque la
falsa oposición sigue colgando del argumento institucional para tratar de sacar
al chavismo del poder y eso en estas condiciones no es posible. De la elección
de los jueces chavista iremos al fraude electoral del 2025 con las elecciones
regionales en las cuales muy probablemente participará la oposición y de allí
seguramente a la instauración de la figura del Estado comunal y su elección de
segundo y tercer grado para escoger a los poderes públicos del Estado chavista.
Nada
de esto debe sorprender porque los más conspicuos voceros del chavismo siempre
han dicho hacia dónde van. Ellos van por el control total del poder político en
un régimen típicamente fascista que literalmente elimina cualquier separación
entre Estado y sociedad. Lo que sí sorprende es la ingenuidad y la incapacidad
de la falsa oposición venezolana para caracterizar al chavismo y articular una
estrategia que permita enfrentar y derrocar no a un mal gobierno sino más bien
a un régimen totalitario que parece avanzar sin encontrar mayor resistencia.- @humbertotweets
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