domingo, 20 de enero de 2019

Ni Maduro, ni Guaidó


Quienes el año pasado aseguramos con vehemencia que el 10 de Enero de 2019 no pasaría nada en Venezuela nos equivocamos. Y es que cuando uno cree que la crisis política que vive Venezuela está tocando fondo siempre aparece una fosa más cavernosa y profunda que la anterior. Este nuevo nivel de tragedia nos recuerda que la capacidad que tienen los politiqueros del régimen y de la falsa oposición para engañar siempre será infinita.
El 10 de enero de 2019 no sólo faltó la fuerza política y militar para sacar a Nicolás Maduro del poder, sino que la falsa oposición alentada por el régimen ha desatado una nueva campaña para revivir las inviables tesis de una transición pacífica y negociada en Venezuela. Tanto el régimen chavista como la falsa oposición se alimentan de lo único y lo último que queda en el alma de los venezolanos: La esperanza.
Pero la droga que inyectan es la esperanza falsa de un cambio de gobierno manteniendo intacta las bases políticas y militares del régimen chavista. Pero el oportunismo y la cobardía de la falsa oposición han ido incluso mucho más lejos en su postramiento ante el régimen. La MUD desde una posición de absoluta precariedad ha ofrecido en reiteradas oportunidades inmunidades y amnistías para los militares y operadores políticos que cambien de bando.
El régimen y sus operadores se frotan las manos y hasta agradecen el gesto aunque la oferta no sea tomada en serio por nadie por carecer de la fuerza para ser ejecutada. Pero el régimen le hace el juego a la comedia montada por la falsa oposición desde la Asamblea Nacional porque sabe perfectamente que cualquier solución basada en las fórmulas contenidas en la Constitución chavista de 1999 siempre será una victoria para para el chavismo que ve así extendida hacia el infinito su permanencia en el poder.
El debate sobre si Nicolás Maduro usurpa el poder a partir del 10 de Enero de 2019 es irrelevante. La discusión sobre el papel de Juan Guaidó como presunto presidente de Venezuela es aún menos importante. En ambos casos tanto el régimen como la falsa oposición nos quieren llevar a la guillotina de encontrar una solución dentro de la Constitución chavista de 1999 reconociendo su vigencia.
El problema no es si Maduro usurpa la presidencia, ni si Guaidó puede asumir o no como presidente por encargo. El asunto de fondo es el desconocimiento de las Constitución chavista de 1999 y el derrocamiento del régimen político instaurado en Venezuela desde entonces. Para hacer esto no se puede contar con la falsa oposición caracterizada por su legendaria cobardía y oportunismo. Tampoco con militares que se arrastran ante las migajas que les lanza el régimen.
Tal como lo apuntó con precisión el Presidente de Brasil Jair Bolsonaro, dentro de Venezuela no hay la fuerza interna para sacar del poder al régimen chavista. Esto sólo podría lograrlo una fuerza militar internacional que entre al territorio en auxilio del pueblo venezolano. Las soluciones diplomáticas y negociadoras para buscar una transición fracasarán al probarse una vez más que solo lograrán extender la vida del moribundo régimen. 
Ni Maduro, ni Guaidó, porque ambos representan el estado chavista y su pseudo legalidad que hay que destruir. Solo una intervención militar internacional que provoque una ruptura con el régimen político podrá establecer en Venezuela una República de leyes y de ciudadanos libres. Lo opuesto a esto es continuar con la farsa que ha desangrado al país y ya cumple dos décadas.- @humbertotweets

No hay comentarios.:

Publicar un comentario