La elección de Henry Ramos Allup como virtual
Presidente de la nueva Asamblea Nacional marcará el tono de los acontecimientos
que se sucederán en las próximas semanas.
En el bloque opositor hay dos tendencias claramente
definidas en función de como abordar el cambio político y la transición.
Una tendencia liderada por Primera Justicia que
propone un cambio gradual, ofreciéndole oportunidades al gobierno para
rectificar en sus políticas, si es necesario. Todo en función del interés
nacional, argumentan en privado.
Esta posición busca asegurar que la oposición tenga
en sus manos mayores y mejores resortes de poder antes de emprender la
siguiente batalla, que podría ser la decisiva.
La otra tendencia es liderada por Voluntad Popular
y sus aliados. Esta tendencia propone un cambio más inmediato como respuesta al
ya anunciado bloqueo desde el gobierno.
La expresión política mas visible de esta tendencia
fue la convocatoria de #LaSalida planteada por Leopoldo López, María Corina Machado
y Antonio Ledezma como estrategia para confrontar al gobierno de Nicolás
Maduro.
La selección de la nueva junta directiva de la
Asamblea Nacional fue la primera y la más importante decisión de la oposición
venezolana desde 2005 cuando decidió retirarse de las elecciones parlamentarias.
En una votación secreta el 55% de los
parlamentarios de oposición escogieron al representante más visible del ala
radical: el diputado Henry Ramos Allup de Acción Democrática.
El verbo candente de Henry Ramos ya provocó el rechazo
del régimen que a través de sus voceros no ocultó sus simpatías por una
presidencia de la AN en manos de Julio Borges de PJ.
Esta elección reflejó el estado de ánimo de la mayoría
de los diputados y del país en general. Hay un deseo de cambio político casi
inmediato dada la gravedad de la tragedia que se vive.
Aunque la oposición ha
hecho énfasis en su intención de llegar al parlamento para legislar es muy
probable que la dinámica del país y los obstáculos desde el gobierno cambien
las prioridades de su agenda.
No pasaran muchos días para
que los choques con el Tribunal Supremo de Justicia hagan imposible el papel de
la Asamblea Nacional.
Y desde ese momento no habrá
otra solución política posible para dirimir este conflicto que la convocatoria
a un referéndum revocatorio del mandato presidencial y nuevas elecciones.
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