La confrontación filosófica entre autoritarismo y democracia era, hasta hace poco, una discusión reservada para los teóricos del gobierno y a la oposición.
El régimen hábilmente rebautizó su dictadura con la
etiqueta de “Socialismo del Siglo XXI’ como una forma de pasar por debajo de la
mesa todas las desviaciones dictatoriales y antidemocráticas dándoles
legitimidad “popular” y “revolucionaria”
Este enmascaramiento hizo difícil para la oposición
desarrollar un discurso efectivo que permitiera desmontar las falacias de la
dictadura.
Sobre todo cuando los precios del petróleo estuvieron
por encima de los $100 era muy difícil explicar las calamidades que traía
consigo el modelo socialista.
Se dijo muchas veces.
Pero nadie escuchaba.
Los dólares del petróleo hacían mucho ruido y solo permitían
escuchar el discurso oficial.
Hoy la confrontación entre el Autoritarismo del Siglo
XXI y la democracia es inevitable e inevadible para todos los venezolanos.
La realidad del colapso económico permite hoy que se
entienda mejor la naturaleza primitiva y despótica del régimen socialista que
se ha pretendido imponer en Venezuela.
Una cosa es discutir sobre socialismo en la comodidad
de la casa viendo a Chávez por TV ordenar la expropiación de empresas de
alimentos sin pensar que eso me iba a afectar.
Otra cosa es hablar de socialismo en una cola de 10
horas para tratar de comprar comida y no conseguir nada.
Las colas, la falta de alimentos y de medicinas dejan
muy atrás la discusión teórica para ensenar de un solo cimbronazo que significa
el socialismo.
Las mediocres campañas de VTV para explicar que
significa el socialismo nunca fueron tan efectivas como el discurso de Maduro pidiéndoles
a los beneficiarios de la Gran Misión Vivienda que no acepten ser propietarios
de sus casas, porque eso les perjudica.
Hoy cualquier venezolano entiende que el socialismo
significa controles, corrupción, colas, privaciones, atraso y hasta muerte.
No hay que hacer gran esfuerzo en explicarlo.
Se entiende.
Cuando el gobierno habla de volver al conuco, de no
comer tanto, de no cambiarles los pañales a los niños o de no cepillarse los
dientes ya sabemos de lo que están hablando.
Están hablando del socialismo del siglo XXI.
Discutir sobre el socialismo dejo ser una exquisitez teórica
reservada solo a políticos y académicos.
Hoy el pueblo participa vigorosamente de ese debate,
Allí, al calor de colas de más de 15 horas, no solo se discute
sobre el Socialismo del Siglo XXI.
También se habla de cómo salir de él.-
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