Una cosa es el chavismo. Los millones de personas que genuinamente
aun creen en la ideas de Chávez y sufren la crisis al igual que el resto de los
venezolanos.
Otra cosa es el PSUV. El partido oficialista que con
recursos de la burocracia estatal trata de organizar a los chavistas como fuerza
electoral.
No se les puede confundir porque ambas entidades
operan con características y objetivos diferentes, aunque coincidan en algunas
cosas.
Muchas veces cuando criticamos al chavismo lo que en
realidad queremos aludir es al chavismo oficialista, al burócrata o enchufado
que vive de las prebendas del gobierno.
Nuestra critica no esta dirigida al chavista que de
buena fe apoya al gobierno sin estar enchufado y por el contrario sufre las
mismas miserias que el resto de los venezolanos.
Esta distinción es importante para entender el dramático
divorcio que existe entre el chavismo con el gobierno y el PSUV.
Nicolás Maduro y la burocracia oficialista tomaron
control absoluto del PSUV.
Por eso hoy el PSUV hace un congreso para adular y alabar
las políticas fracasadas del gobierno que subsecuentemente llevaran a más
derrotas electorales del partido.
Maduro y la cúpula del PSUV decidieron vacunarse
contra cualquier intento de disidencia que intente promover un debate crítico
sobre las causas de la derrota electoral.
Por el contrario, prefirieron abrazarse a las tesis
falaces de la guerra económica para justificar su propia incapacidad en la conducción
del gobierno y el partido.
El subterfugio acogedor frente a la derrota ha sido
confundir la propaganda con la política.
Normalmente la propaganda es una actividad de propagación
y agitación de ideas subordinadas a la política.
En teoría la política es la que dicta las tesis a ser difundidas
por la propaganda.
Para el PSUV es todo lo contrario.
La propaganda es la que esta dictando las acciones estratégicas
del PSUV.
Esto ha llevado a que el PSUV abrace no solo la tesis
de la guerra económica como causa para justificar la derrota del 6D sino además
a una negación sistemática la realidad.
El discurso oficial que justifica el fracaso del
gobierno impide considerar la opción de rectificar.
Ahora ese discurso será la línea oficial del partido oficialista
y los miembros del PSUV que no repitan la verdad oficial serán destituidos.
Con estas acciones negadoras de la gravedad de la
crisis el PSUV y el gobierno no hacen otra cosa que decretar su muerte política.
Esa línea los alejará cada vez mas de las bases
chavistas que piden explicaciones no solo por la derrota, sino por la corrupción
y la debacle del país.
La reestructuración del PSUV en su último Congreso concentra
todo el poder organizativo y político en la persona de Nicolás Maduro.
De ahora en adelante no habrá excusas.
Nicolás Maduro será quien decidirá la conformación de las
direcciones políticas del PSUV y quien dictara las líneas estratégicas.
Nicolás Maduro, de ahora en adelante, concentrará todo
el poder del gobierno y del partido.
Es su primer y ultimo responsable.
En otras palabras, Nicolás Maduro no solo será el responsable
de enterrar al gobierno y el legado político de Chávez.
También le corresponderá, ahora, el dudoso honor de
enterrar al PSUV.
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