La confrontación del régimen contra los sectores
productivos en Venezuela siempre ha existido.
Desde 1999 las fuerzas productivas en Venezuela han
sido calificadas como la expresión diabólica del capitalismo salvaje.
El sector privado en Venezuela nunca ha sido bien
visto por el régimen. Eso no es nuevo.
Pero, a diferencia de lo que ocurre ahora, en eso años
había petróleo para darse el lujo de prescindir del sector privado y llevar
adelante las empresas faraónicas.
Justamente cuando los pecios de petróleo comienzan a
declinar el gobierno se ve precisado a explicar al pueblo su fracaso.
Sin el petróleo, que era el principal productor de divisas,
los recursos comenzaron a mermar en forma dramática.
Sin petróleo y sin un sector privado y productivo fuerte
Venezuela fue lanzada por su propio gobierno a una de las peores crisis económicas
que alguna vez se haya conocido.
Para evadir su propia responsabilidad en el manejo de la
economía el gobierno se inventó una narrativa ingeniosa: La guerra económica.
La culpa de todos los males del país es de los capitalistas
codiciosos que quieren ganar más.
A esa etérea y difusa idea de la “guerra económica” el
gobierno trató de atribuir la escasez, las colas y los altos precios.
En esa campaña se gastaron cantidades inauditbales de recursos
para imponerle al pueblo la negación de la realidad.
Esta campaña fracaso. El pueblo, incluidos los
chavistas, no compraron el argumento y votaron masivamente en contra del gobierno.
El mensaje fue muy claro: No hay la tal guerra económica
y ustedes, no los empresarios, son los responsables de la crisis.
Ahora fuera del contexto de la campaña electoral, pero
enfrascados en una lucha para no soltar el poder político, el gobierno se
aferra con más fuerza a la tesis de la guerra económica.
Pero justamente ahora cuando ya nadie le cree al
gobierno es cuando mas difícil será vender ese argumento.
Todo parece indicar que ante el fracaso de la
propaganda el gobierno apelara por la represión militar y psicológica.
Esta lógica represiva los ha llevado a armar los mas insospechados
argumentos: “Lo que pasa es que la gente votó contra el gobierno porque no sabe
lo que quiere. Están alienados. Nosotros si sabemos.”
Y como guardianes de la verdad absoluta tratan de
imponerle al resto de la sociedad su visión primitiva de la historia, la economía
y la política.
Se trata de una lógica represiva muy peligrosa que podría
poner al régimen en situación de sincerarse, mas temprano que tarde, con su naturaleza
esencialmente dictatorial.-
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