La guerra
del poder ejecutivo contra la Asamblea Nacional es declarada.
Y ocurre
en varios frentes.
El frente
legal con las maniobras orquestadas desde el TSJ.
El frente mediático
desde donde el gobierno desarrolla una poderosa campaña de propaganda para deslegitimar
a la Asamblea Nacional.
Los salones
de Miraflores a donde el gobierno quisiera, una vez más, llevar y encallejonar
a la AN.
De todos el
más difícil para la AN es el jurídico-legal.
El férreo
control que tiene el gobierno sobre el TSJ y la sala Constitucional ha llevado
a aberraciones como las de Pedro Carreño asegurando que todo lo que decida la
AN es desde ya ilegal.
El propio Carreño
ha asumido la tarea de ir periódicamente al TSJ a solicitar la nulidad de
cualquier decisión de la AN.
Es muy difícil
combatir al régimen en este terreno.
A la AN
solo le queda retomar una vieja idea del PSUV llamada “parlamentarismo de calle”
No de la
forma demagógica y desorganizada de asambleas de barrios donde ellos prometían
de todo a la gente y luego se olvidaban.
No. Este nuevo
parlamentarismo de calle debe estar basado en asegurarse una comunicación
directa, sin intermediarios, entre los diputados y el pueblo.
Para este parlamentarismo
de calle de nuevo tipo la comunicación es esencial.
Solo
saliendo de las paredes de la AN y comunicándole al país sus esfuerzos para
superar la crisis es que la AN podrá
asegurar otra victoria política sobre el gobierno.
La AN
tiene que mantener una conexión vigorosa con el pueblo para explicar sus tesis
y acciones ante la crisis. Más allá de las comisiones presidenciales y las
reuniones en Miraflores que son parte de la estrategia del gobierno para inmovilizar
a la oposición y quemar tiempo.
Esto no
quiere decir negar la posibilidad de dialogo con el gobierno.
La AN debe
dialogar con el gobierno en aras de buscar un acuerdo para superar a crisis económica.
Pero este
dialogo no puede ser desde el enrarecido aire de los salones de Miraflores, sino
desde la fresca brisa de la calle.-
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