El control que el régimen tiene sobre el TSJ y el CNE le permite cambiar las reglas del juego político y electoral para procurarse ventajas.
Aunque el control de estas instancias es total hay fuerzas y realidades que está obligado a respetar.
La presión creciente de la comunidad internacional por una salida democrática, por ejemplo.
De manera que cualquier farsa o trampa que se monte debe al menos lucir democráticamente potable para que sea aceptada.
Por eso el gobierno ha ido cediendo milimetro a milimetro en su posición original de no hacer Referéndum bajo ninguna circunstancia.
En el comentario anterior ya exploramos las razones de ese cambio y como el chavismo oficialista quiere destituir a Maduro para lo cual espera contar con la ayuda de la oposición.
El CNE como instrumento ejecutor de esta estrategia está considerando un cronograma que lanza el revocatorio y las elecciones regionales para el primer trimestre del 2017.
Le corresponderá a la oposición responder y definir si “eso” es aceptable o no.
Si la oposición decidiera seguir adelante con la iniciativa del Revocatorio no hay duda que Nicolás Maduro sería derrotado y destituido en forma contundente en el primer trimestre del 2017.
Pero ya sabemos que eso provocaría tan solo un cambio de caras dentro del propio chavismo ya que no es posible celebrar nuevas elecciones.
Esto es algo que la oposición debe calibrar.
El interés que tiene el gobierno en buscar esta salida es tal que está ofreciendo como aperitivo las elecciones regionales que serían ganadas ampliamente por la oposición para que esta se anime a aceptar el diferimiento del revocatorio.
Es un mensaje que se podría leer mas o menos asi: Sale Maduro, escogemos a su sucesor y compartimos las gobernaciones con ustedes. ¿Satisfechos?
Por ahora, le han encomendado a Elías Jaua que prepare el terreno.
En varias declaraciones públicas Jaua ha estado delineando lo que sería la nueva agenda del sucesor de Maduro la cual incluiría un acuerdo nacional para gobernar y medidas para recuperar la economía.
No hay duda que la estrategia del gobierno es correr la arruga, retardar los procesos y ganar tiempo en la esperanza que los precios del petróleo suban o pase un milagro.
Los tiempos se agotan para todos y la paciencia en la calle también.
Algo hay que hacer.
Al gobierno le conviene por todos los ángulos el revocatorio en el 2017.
Pero, ¿le conviene a la oposición?
¿Le conviene al país?
Más grave aún, y si no se acepta ¿que hacemos?
La oposición-MUD tiene la palabra.
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