Más del 80% del país está convencido que Nicolás Maduro es el culpable del desastre económico y social en Venezuela.
Esto incluye a los chavistas que también le llevan la cuenta al Presidente.
Como cabeza visible de la llamada revolución bolivariana Maduro llevó el proyecto de Chávez al foso.
Y con el van la dirigencia del PSUV y operadores como Diosdado Cabello que decidieron unir su destino al del presidente.
Para el PSUV el costo político de la solidaridad automática con Maduro ha sido brutal
Al punto que prefiere cancelar las elecciones de gobernadores para no afrontar otra derrota electoral, esta, seguramente, más humillante que la del 2015.
Sin un partido o movimiento político que lo respalde a Maduro no le queda otra que entregarse en manos de los militares.
Ya no serán los votos, sino las armas el origen del poder soberano del régimen.
Los militares oficialistas son el último bastión de Maduro, todo lo demás es ya historia.
A estos les ha entregado todas las instancias administrativas posibles para que se entretengan con los guisos y a cambio lo dejen en el poder.
Lo último fue entregarle al General Padrino López el reparto de la comida.
La corrupción militar en el negocio de la importación de comida es tan grande que había que poner a otro militar para que, como él mismo prometió, le pusiera un poco de orden y disciplina a la guachafita.
Políticamente, Maduro reconoce que el PSUV no tiene la capacidad orgánica para repartir la comida a través de los CLAP como era la idea original.
Así, le confía el plan de abastecimiento de comida a la capacidad logística de las FANB.
El gobierno asume que los militares obligarán a liquidar todos los inventarios de comida en el país.
Y de hecho ha sido así.
Esto ha logrado que momentáneamente aparezcan los alimentos, aunque con los astronómicos precios de siempre.
Pero alguien le recordó al presidente que si no hay producción tampoco habrá nada que repartir y la distribución militar no resolverá el problema de fondo.
Esto provocó otra solución militar: Asignar en forma arbitraria mano de obra de las empresas privadas al gobierno par que trabaje bajo órdenes de los militares.
A la fuerza.
En suma, todo el manejo de la importación y distribución de la comida estará consolidada en manos de los militares.
Si el problema se resuelve en 6 meses como prometió Padrino López ese será su mérito.
Si el desabastecimiento continúa, bueno, ese será su fracaso.
Porque algo es cierto.
Nicolás Maduro no está dispuesto a morir solo en su tragedia.
Con él está arrastrando al PSUV y a los militares que serán tan culpables del desastre como el mismo presidente.
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