Olvídate de la poesía y
la prosa describiendo a un país rosa, chévere.
O de un arte hipócrita
describiendo que somos lo más grande que ha parido la naturaleza en la tierra.
O del discurso trillado
que el petróleo es nuestra principal riqueza.
La poesía honesta deAndrea Lacoste en su canción nos redescubre tal como somos: Una tierra de
eterno verano.
Ese verano describe el
clima emocional de un pueblo que aun vive aislado tratando de definir su
destino.
O tratando de no
ahogarse en un mar de felicidad.
En medio de la aridez
nos levantamos cada día a desafiar nuestra propia naturaleza con serenidad y
candor.
As somos.
Hasta que termina la
faena y nos preparamos para repetir el ciclo al siguiente día.
¿Como negar lo que
somos?
La canción de Andrea
Lacoste es una combinación de voz, sonidos e imágenes que pone en el lienzo
digital una acuarela de tonos melancólicos que describen el ser venezolano.
La metáfora no podría
ser más apropiada.
Somos la tierra de un
verano que nunca termina.
La sed de tantas cosas
nos seca la garganta, pero aun así tragamos grueso y seguimos.
Siempre ha sido así.
Incluso en la época de la abundancia cuando vivíamos anestesiados por la
sobreabundancia de petróleo.
Siempre hemos sido una
tierra de eterno verano. Hijos de la palma y el mar.
Es una condición simple
y digna la mis tiempo. Ni más, ni menos.
Pero la diferencia es
que ahora lo sabemos.
Y además tenemos una hermosa
canción que así nos lo recuerda.
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