Tan nefasto ha sido el chavismo para Venezuela como la falsa oposición que se presenta como su alternativa sin realmente serlo porque el tiempo ha demostrado que estos opositores de la MUD-FA-PUD no son más que justificadores del régimen chavista que dicen combatir.
Del
chavismo que está ejerciendo el poder político y militar en Venezuela se puede
esperar que haga todo para seguir mandando, aunque esto signifique un daño
irreparable para la república. Pero si se admitiese que la falsa oposición es
un intento serio de hacer las cosas diferentes a como las ha hecho el chavismo
entonces habría razón para esperar mucho más de estos falsos opositores, Lamentablemente
no es así.
Desde
un principio en 1999 el chavismo le planteó a Venezuela la necesidad de someter
los intereses de la nación venezolana a los intereses de algo amorfo y difuso
llamado la revolución bolivariana. En nombre de esta revolución, cuyos
contornos específicos estaban únicamente en la cabeza de Hugo Chávez, se
justificó el desmantelamiento progresivo de la nación venezolana y sus
instituciones
Eventos
que en otras latitudes quizás habrían provocado una ruptura política y militar
en Venezuela fueron aceptados sin plantear confrontación alguna por parte de
las fuerzas sociales y políticas. Así poco a poco se le cambió el nombre al
país, se desdibujaron el escudo y los símbolos patrios, se sustituyó la
historia nacional por la propaganda chavista y se destruyó el Estado nacional
venezolano para dar paso al Estado chavista.
Como
los intereses de un Estado Nacional
venezolano no son los mismos que los del Estado chavista entonces la entidad
usurpadora puede permitirse el lujo de sacrificar la soberanía y el territorio
todo en nombre de un supuesto propósito superior que sería la llamada
revolución bolivariana.
Para
seguir en el poder el lumpen chavista ha tenido que partidizar a las fuerzas
armadas nacionales y hacer importantes cesiones de territorio y soberanía a
grupos terroristas en las fronteras y a megabandas criminales en Venezuela.
Igualmente el sostenimiento del aparato chavista pasa por la destrucción de la
economía nacional dejando al país en escombros, sin comercio y sin industria, a
merced de mafias que en operaciones de mediana y gran escala han convertido a
Venezuela en una gigantesca factoría para el narcolavado.
Frente
a una estructura que ha confiscado todos los poderes nacionales y las garantías
políticas se presenta una falsa oposición que pretende disputarle el poder al
chavismo cumpliendo al detalle con sus engañosas y fraudulentas reglas de
juego. La falsa oposición ha intentado, a lo largo de estas dos décadas, desplazar
al chavismo en escaramuzas que cada vez revelan una inocultable voluntad de
cohabitar con él más que expulsarlo del poder.
Decir
que la necia insistencia en negociar con el chavismo y prestarse a su farsa
electoral cada temporada es una estrategia equivocada sería conceder que los
falsos opositores actúan de buena fe y que estaríamos simplemente frente a una
tesis política errónea. Pero después de 24 años de marchas y contramarchas la
evidencia es abrumadora al mostrar a una falsa oposición que simplemente se
acostumbró a participar en el círculo vicioso
negociaciones-elecciones-negociaciones no porque realmente crea que eso
eventualmente conduciría a salir del chavismo sino porque es la única forma de
seguir viviendo y parasitando de la política en Venezuela.
El
único capital político con el que cuenta esa falsa oposición para seguir
vigente es la desesperación de miles de venezolanos que en medio de su angustia
quieren creer en las ilusiones y las fantasías por la vía electoral. La estafa
funciona porque la potencial víctima quiere ser estafada y está dispuesta a
cooperar en la perpetración del crimen.
Estos
son los votos que cada cierto tiempo acumulan los candidatos de la falsa
oposición y que sirven para que el chavismo a discreción adjudique unos cargos
que incentivan a los falsos opositores a seguir participando y a sus víctimas a
seguir votando.
Lo
que también es cierto es que cada día son menos venezolanos dispuestos a seguir
haciéndole el juego a chavistas y falsos opositores. Por eso la abstención
sigue y seguirá aumentando ante la convicción de que votar en Venezuela bajo
tiranía no resuelve nada. Igualmente la cantidad de venezolanos que continua emigrando
hacia los Estados Unidos, vía el Darien, no ha disminuido en lo que significa
una rotunda ruptura con el chavismo y su falsa oposición.
A
los chavistas les podemos achacar con razón la pérdida de soberanía y
territorio, el desmantelamiento de la industria petrolera y el descalabro
general que hoy sufre el país como resultado del sistemático saqueo que ha
realizado el chavismo en dos décadas. Pero los falsos opositores al dárseles la
oportunidad no han hecho menos que el chavismo. El gobierno interino de Juan Guaidó
en un momento concentró todas las esperanzas de un cambio político para
terminar compitiendo con el chavismo en materia de saqueo del erario nacional y
vandalismo político. La inminente pérdida de CITGO, por ejemplo, no puede ser
atribuida exclusivamente al régimen chavista. Esto es un crimen en el cual
comparten responsabilidades tanto chavistas como falsos opositores.
Venezuela
está obligada a romper esa tenebrosa dicotomía de obligarse a escoger entre el
malo y el peor. Para sacar al chavismo del poder es necesario acabar igualmente
con la nociva y tóxica influencia que hasta ahora ha ejercido la falsa
oposición. Si esta dinámica entre chavistas y falsos opositores se mantiene
Venezuela seguirá pagando un precio cada vez más elevado en términos de
soberanía e integridad territorial.- @humbertotweets
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