Desde el punto de vista ético (preservación del individuo) la guerra es cuestionable. Desde el punto de vista moral (preservación de la sociedad política) la guerra es una institución necesaria. Si le damos la vuelta a la concepción de Carl von Clausewitz podemos decir que la política es la continuación de la guerra, por otros medios.
Las dialécticas
entre estados son inevitables porque siempre habrá el enfrentamiento de unos
estados contra otros en situaciones que unas veces serán resueltas por la
geopolítica (el arma de los más poderosos), la diplomacia (el arma de los menos
poderosos) y la guerra cuando todas las otras opciones se trituran unas a
otras.
La ideología
hegemónica de los derechos humanos condena la guerra, todo tipo de guerra, como
si las contradicciones y las diferencias entre los hombres pudiesen desaparecer
milagrosamente por efecto de una declaración internacional de buenas
intenciones. La esencia de las relaciones entre sociedades políticas está
determinada por categorías de hegemonía y confrontación que lleva eventualmente
a situaciones de guerra.
Por eso los Estados
que suscribieron la Declaración Universal de los Derechos Humanos no renuncian
al derecho de organizar sus propios ejércitos y defender militarmente su
territorio y sus fronteras, porque solo así podrían garantizar los derechos de
sus ciudadanos.
En Venezuela, el
escalamiento del conflicto territorial con Guyana plantea la posibilidad, no
tan lejana, de una confrontación armada para dirimir el asunto del Esequibo.
Solo basta considerar la posibilidad de la incursión del ejército de un país en
el territorio del otro o una eventual sentencia desfavorable para Venezuela de
la Corte Internacional de Justicia, cuya competencia el gobierno de Nicolás
Maduro desconoce, para súbitamente vernos en un teatro de guerra.
En ese escenario,
inmerso en la dialéctica de Estados, no se podría pensar en la situación típica
en la cual el ejército de un país se enfrenta al de otro, sino más bien a una
alianza de países que se enfrenta a otra como se ha visto en conflictos como la
guerra Ucrania-Rusia, por ejemplo.
Guyana, emulando la
estrategia de Qatar, ha logrado alinear en su alianza países con los intereses
más disímiles, incluso algunos que hoy aún se cuentan como aliados políticos
del gobierno de Maduro. Allí están los Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, pero
también China, Cuba, y Brasil.
Entonces es
pertinente preguntarse ¿con cuáles países cuenta Venezuela ante un hipotético, pero factible, conflicto armado con Guyana? ¿Con cuántos
cañones cuenta Venezuela?.- @humbertotweets
No hay comentarios.:
Publicar un comentario