En Venezuela cada quien anda en lo suyo. Y es que en un país que se cae a pedazos pareciera que las prioridades que se imponen son las propias, no las del colectivo nacional. En buena medida vivimos una dinámica caracterizada por el sálvese quien pueda. Son las horas -¿minutos?- antes del masivo hundimiento del Titanic.
Las diferentes
bandas que conforman el régimen chavista siguen saqueando sin piedad ante la
incertidumbre de cuándo y cómo termina todo esto. Porque esto tiene un
final, y ellos lo saben. Al mismo tiempo
aprietan las tuercas y aceitan la maquinaria político-militar para el próximo
fraude electoral. No sin dificultad porque la dramática crisis económica ha
desanimado y en muchos casos enardecido a las realengas clientelas chavistas.
Estas clientelas, llamadas eufemísticamente “bases” son necesarias para la
mascarada electoral.
Por su parte
la falsa oposición con todos sus candidatos tratan de presentar la elección
Primaria como una batalla épica solo comparable con aquella que condujo a la
independencia de Venezuela. Nadie quiere hablar de la falta de condiciones ni
garantías electorales. La poderosa industria del voto bajo el chavismo ofrece
dividendos muy lucrativos para perder el tiempo en esas nimiedades. Hasta Maria
Corina Machado que en el pasado artículo un discurso duro y contundente contra
el voto bajo la tiranía chavista hoy está poseída por el éxtasis de la fantasía
electoral.
Pero la otra
Venezuela que no está conectada directa o indirectamente a los partidos y que
no espera nada del régimen chavista solo puede ocuparse de lo más básico:
Sobrevivir más allá de las ilusiones. Eso se traduce en tratar de hacer lo
necesario para proteger a sus familias y no morir en el intento. Muchos de
estos venezolanos forman parte de los 8 millones que ya han abandonado
Venezuela en un genuino ejercicio de supervivencia. Con toda certeza otros
tantos que se quedaron atrás lo están pensando.
De alguna
forma hay que admitir que esos 8 millones de venezolanos al emigrar de
Venezuela emitieron un contundente juicio político frente al chavismo y su
falsa oposición. La ausencia de opciones viables en un país que se derrumba
lentamente solo puede conducir a un rechazo rotundo a toda la clase política y
su discurso demagógico.
Hoy cuando
algunos ilusos, y otros no tanto, insisten en presentar la candidatura de María
Corina Machado como un fenómeno popular en Venezuela cientos de miles de
venezolanos se aglomeran en largas romerías, no para atender su discurso sino
para despedirse y emprender su huida del país. Ni siquiera su palabra
cautivadora con un estilo firme y amable ha logrado persuadir a quienes
desesperadamente quieren abandonar el barco.
A pesar de lo
que podrían decir sus más apasionados defensores, la candidatura de María
Corina Machado ha sido castigada con la misma indiferencia que recibe todo
aquel que a estas alturas nos presenta la novedosa idea del voto como medio
ideal para salir de la tiranía chavista. Los únicos que andan frenéticamente
entusiasmados con su prospecto electoral son los miembros de la clientelas de
los partidos que se han cambiado las franelas de Primero Justicia y Voluntad
Popular para ponerse la de Vente Venezuela.
En ese sentido
la candidatura de Maria Corina Machado ha provocado una verdadera migración de
las clientelas de los partidos de la falsa oposición que ahora ven en la
popular candidata el aura y las oportunidades que antes vieron en Rosales,
Capriles y hasta en Juan Guaido.
Entre la
migración de las clientelas partidistas de los partidos de la MUD hacia la
candidata más popular y la del resto de los venezolanos para huir de la
barbarie chavista Venezuela sucumbe en forma lenta y dolorosa. ¿Hay forma de
para esto?.- @humbertotweets
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