El chavismo celebra que hoy haya 8 millones de venezolanos fuera de Venezuela. En sus cuentas se trata de 8 millones de personas menos en contra del régimen presionando en la calle. Por la poca confiabilidad del sistema electoral venezolano da lo mismo que de esos 8 millones la mitad puedan votar o no porque a la final el resultado no dependerá de los votos emitidos. Pero menos gente protestando porque ya no están en el país es algo que ya se puede apreciar justamente en el momento de mayor crisis económica.
Por su parte
los falsos opositores para seguir viviendo del negocio de las fantasías
electorales insinúan que esos venezolanos deberían votar en las elecciones a
sabiendas que el régimen chavista jamás lo permitirá. Pero aquí lo que funciona
nuevamente es el mecanismo de la ilusión. El discurso falso opositor también
promueve la idea que una vez que Maduro salga del poder los venezolanos
regresaran a su patria.
Se trata de
una idea audaz y metafísica que asume a millones de personas poniendo sus vidas
en modo de pausa hasta que la situación política y económica en Venezuela se
resuelva.
La realidad es
que no solo las condiciones que obligaron a estos 8 millones de compatriotas a
emigrar tendrían que cambiar sino que además deberían ser mejores que las que
tienen esos venezolanos en otros países para siquiera considerar la remota
posibilidad de un retorno. A eso habría que agregar que una vez que esas
familias logren una situación más o menos estable regresar significaría volver
a comenzar todo desde el principio. ¿Y cuantas veces se puede hacer eso en la
vida?
La gente sigue
abandonando Venezuela porque perdió la fe en chavistas y falsos opositores. No
es exacto atribuir el éxodo masivo exclusivamente a las condiciones materiales
precarias que se imponen en Venezuela. Sin duda las carencias de lo más
elemental para llevar una vida decente influyen, pero con un horizonte cierto
de lucha y cambio político seguramente mucha gente se habría quedado. Su
ausencia ha sido determinante para que mucha gente considere el abandono como
la mejor opción política.
Este fenómeno
es tan evidente que ya se siente la soledad en varias ciudades y pueblos de
Venezuela en una sangría que parece no tener final.
La reconstrucción
de Venezuela nos involucra a todos, los de adentro y los de afuera. Pero sin
duda la primera línea de combate está reservada para aquellos que se quedan
pisando el territorio con ambos pies, sin perder contacto con una realidad que
desborda los límites de lo absurdo.- @humbertotweets
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