Primero hay que hacer un repaso rápido de las premisas básicas que hemos venido planteando desde hace varios años para analizar la situación de Venezuela, las cuales no han sido refutadas por el chavismo o su falsa oposición. En Venezuela no hay un mal gobierno, hay un Estado cuyas estructuras políticas, jurídicas y militares están al servicio de la casta chavista. Ese Estado chavista establece su propia legalidad y define los límites dentro de los cuales puede actuar su falsa oposición colaboracionista.
Mientras
no se reviente la estructura del Estado chavista y su apariencia de legalidad
cualquier invitación a votar o ejercer los derechos ciudadanos dentro del marco
de esa pseudo legalidad amañada no será más que un ejercicio de fantasía e
ilusión y hasta de terapia de grupo. No importa cuántas veces se vote en estas
condiciones, lo fundamental nunca va a cambiar. Menos aún importa que se
negocie con el régimen chavista porque este siempre usará esas negaciones para
ganar tiempo y como elemento de propaganda, tal como ha hecho en las dos
últimas décadas.
En
este cuadro se nos aparece la falsa oposición, siempre guiada sabiamente por la
mano del chavismo, para abogar por salidas institucionales dentro de la
aberrante legalidad chavista. Es la misma falsa oposición que viene dando
bandazos desde 1999, actuando de forma incoherente y espasmódica, unas veces
llamando a la abstención, otras llevando a los jóvenes a inmolarse en las
calles por ellos, para finalmente pedirle a los venezolanos que se arrastren
hasta las misericordiosas botas del régimen a implorar por clemencia electoral.
El
problema fundamental de la falsa oposición venezolana es que desde 1999 ha
carecido de una tesis política que caracterice correctamente al régimen
chavista y en base a esa valoración defina una estrategia de lucha. Por el
contrario, desde la óptica de la falsa oposición la política ha sido reducida y
banalizada a lo meramente electoral que siempre pone a estos pseudo opositores en plan de conseguir al
líder o al mesías de turno, al salvador tipo Chávez, que milagrosamente nos
lleve a la victoria. El chavismo no podría hacer otra cosa que frotarse las manos,
salivar y alentar esa postura de los falsos opositores porque encaja
perfectamente con su plan de fraude y manipulación. ¡Es el reconocimiento y
legitimación de su régimen, qué más podrían pedir!
Por eso la
elección Primaria es tan inútil como insignificante. Es un evento
intrascendente de los mismos que llevan más de veinte años dando bandazos en la
política y colaborando con las vías electorales del chavismo. Sin embargo, sus
organizadores quieren presentarla como una gesta épica y ciudadana, de la cual
podría descender de los cielos el nuevo mesías que milagrosamente le gane al
chavismo y sus refinados mecanismos de fraude electoral. Frente a esta fantasía
reciclada los venezolanos reaccionan con indiferencia y siguen abandonando
masivamente el país desatendiendo el seductor llamado de los traficantes de
ilusiones.
La inminente
suspensión de la elección Primaria no es más que una incidencia menor en un
proceso cuyo desarrollo ya ha sido advertido por algunos periodistas y
analistas, no comprometidos con los partidos. No se puede pretender participar
en el sistema electoral chavista si no se acepta la totalidad de sus reglas. El
precio que tiene que pagar la falsa oposición por hacerse parte del fraude
electoral chavista es postular un candidato amaestrado y dócil que le vuelva a
levantar la mano a Nicolás Maduro como ganador de la “elección”. Punto. Eso es
así y no se discute.
Para esta
temporada electoral el chavismo ya escogió ese candidato y es Manuel Rosales,
gobernador adjudicado del Zulia. Maduro le lanza piropos a Rosales y este hace
lo propio en nombre de la tolerancia. El problema se presenta cuando la MUD, en
un ejercicio torpe del mandado encomendado, organiza una elección Primaria que
ha debido originalmente servir para coronar a Rosales pero que hoy luce fuera
de control con la revuelta de las clientelas partidistas migrando masivamente
para apoyar a María Corina Machado.
En este mismo
medio lo hemos explicado varias veces desde hace semanas. Resulta inevitable
que el chavismo vuelva a meter la mano en la primaria de la falsa oposición
para echarle una mano a sus socios de la MUD. Ya lo hizo inhabilitando
arbitrariamente candidatos. De no hacerlo, aun en medio del desastre y caos
logístico de pretender votar debajo de matas de mango, ese proceso iría rumbo a
la inevitable aclamación de María Corina Machado. ¿Y esto afecta al chavismo?
Para nada, pues con decir que según su absurda legalidad ella está inhabilitada
para ser inscrita es suficiente. Fin de la historia. Ahí no valen reclamos
pacíficos, protestas ciudadanas, ni nada dentro de la legalidad chavista como
pedir una Constituyente. El proceso viciado seguiría su curso sin mayor novedad
y así esa fórmula electoral ilusa e ingenua llegaría hasta el final.
Entonces ¿por
qué el chavismo estaría a punto de suspender la elección Primaria? Porque tiene
que despejarle el camino a Manuel Rosales para que, como resultado de esa
crisis, sea escogido como el candidato de consenso de la falsa oposición.
Rosales, el filósofo del Zulia, quien sabiamente no inscribió su candidatura en
la Primaria y supo hacerse a un lado para orar, pedir y meditar por la unidad
de la falsa oposición cuando todos los demás se peleaban.
La inminente
suspensión de la Primaria, vía TSJ chavista, provocará una implosión en la falsa
oposición y le obligará a escoger por consenso a un candidato (Rosales) dejando
a María Corina Machado sola con su popularidad, unas inmensas ganas de
contarse, pero sin ni siquiera poder ir al CNE chavista a inscribirse como
candidata independiente, aunque solo sea en forma simbólica. Este es el costo
de hacerse parte de la legalidad chavista y coquetear con la idea de cumplir
sus reglas a medias. Es muy probable que en ese momento, cerradas todas las
vías de la institucionalidad chavista, y sin otras opciones María Corina
Machado se devuelva nuevamente a retomar el discurso radical de la abstención,
el cual nunca jamás debió abandonar.- @humbertotweets
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