El 8 de abril de 2019 el régimen chavista publicaba en la Gaceta Oficial el “Proyecto Nacional Simón Bolívar, Tercer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2019-2025” mejor conocido como el Plan de la Patria. El documento hace un balance de la gestión chavista y proyecta lo que serían sus líneas maestras hacia el 2030 y más allá.
El valor de
este libraco no supera las pretensiones de una pieza de propaganda y
adoctrinamiento para las clientelas civiles y militares del chavismo. Se trata
de un documento plagado de groseras mentiras sobre los logros de la revolución
bolivariana y fantásticas promesas para un futuro socialista, como si el
chavismo hubiese aterrizado en Venezuela hoy en la mañana.
Pero el
referido documento tiene un valor extraordinario para comprender las
previsiones que había hecho el chavismo en el 2019 sobre su permanencia en el
poder y contrastarlas con la realidad, sobre todo con la actual coyuntura
política y económica.
Lo primero que
resalta en el Plan de la Patria 2019-2015 es la pretensión de irreversibilidad
de la revolución bolivariana cruzando lo que operadores chavistas han definido
como el punto de no retorno. Se trata de una aspiración de vieja data cuya
pieza fundamental fue la imposición de la Constitución chavista de 1999 para
sentar las bases de lo que sería el Estado Chavista en sustitución del Estado
nacional venezolano.
Es evidente
que estamos en la fase de un régimen político tiránico y autoritario que
recurriendo a la violencia puede prescindir del apoyo popular. Este sistema
político-jurídico-militar se articula para defender la oligarquía gobernante
sin límites para la camarilla gobernante y sin garantías para el resto de los
ciudadanos.
Sin embargo,
en esa transición hacia la llamada sociedad socialista aún subsisten algunos
trámites heredados del viejo régimen tales como las elecciones. En realidad, el
chavismo no necesita someterse a elecciones cada cierto tiempo para seguir
amarrado al poder. Ellos tienen todos los recursos y el poder para copiar el
modelo electoral cubano que les resultaría más estable y expedito.
Si el chavismo
todavía convoca a elecciones en Venezuela, aunque estas sean fraudulentas, es
como una concesión o estímulo a sus propias clientelas que culturalmente se
movilizan y responden a estos incentivos. Sin embargo, en el estado Mayor del régimen
chavista parece existir consenso que hay un agotamiento en sus bases y estas
podrían eventualmente dejar de cooperar como un reconocimiento a la dramática
crisis que afecta a todos los venezolanos incluyéndolos a ellos mismos.
La idea era
copiar el modelo político y electoral cubano de delegados escogidos por la
cúpula del Partido Comunista que a su vez escogen a las autoridades del partido
y estas a las del gobierno. Esto es lo que aún se esconde tras la fachada del
llamado Estado comunal y sus estructuras territoriales, las comunas. Estas
comunas serían nombradas por delegados elegidos por “el pueblo” y a ellas se
les debería transferir competencias de los actuales órganos del poder público
ejecutivo y legislativo a escala municipal, estadal y nacional.
Esto según las
previsiones del chavismo ha debido completarse en los últimos 5 años, pero el
balance es que el régimen se ha quedado a mitad de camino sin poder lograr sus
objetivos. La oposición más dura e inclemente que ha tenido que enfrentar el
chavismo no es precisamente la de la falsa oposición venezolana que en su
momento postuló la tesis de meterse de frente en las elecciones de las comunas
para disputarle el poder al chavismo en su terreno. La realidad ha sido la
oposición más formidable y la encargada de pulverizar esta pretensión que sólo
tiene vida en las cabezas de la oligarquía chavista.
El chavismo con
sus bases agotadas y desmoralizadas no pudo fundar suficientes Consejos
Comunales para cubrir territorialmente a toda Venezuela. A los 8000 que
lograron crear no les pudieron transferir competencias propias de los poderes
públicos por la corrupción, el caos y el desorden de su propio gobierno.
Asumiendo que
el chavismo logra perpetrar su fraude electoral para el 28 de julio sus
capacidades para este tipo de maniobra se verán cada vez más reducidas. Esto
puede empujar al chavismo a tratar de imponer el modelo del Estado comunal a la
fuerza en un intento desesperado por lograr la irreversibilidad de la
revolución bolivariana. El problema es
que el debilitamiento también se percibe en su componente militar y tratando de
alcanzar el punto de no retorno el chavismo se podría encontrar de golpe con el
punto de quiebre de todo su régimen político.- @humbertotweets
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