El régimen chavista se burla de los trabajadores venezolanos y de sus propias clientelas que aún creen en la mentira “socialista” de la falsa revolución bolivariana de Hugo Chávez. Herederos de una concepción atávica de la economía política el chavismo impuso en la Constitución chavista de 1999 la revolucionaria medida de ajustar el salario de los trabajadores venezolanos cada año.
Según
el referido artículo 91 de esa Constitución el salario mínimo de los
trabajadores debe ser ajustado para satisfacer los gastos de la cesta básica de
bienes y servicios. En una economía inflacionaria y controlada por el Estado la
expectativa no era otra que procurar un aumento del salario mínimo para cubrir
los inevitables aumentos de precios cada año. Seguramente los flamantes
miembros de esa Constituyente pensaron que el Estado con su barril sin fondo
petrolero jamás tendría dificultades en pagar esos ajustes anuales para los
empleados del sector público y los del sector privado tendrían que
arreglárselas con sus patronos burgueses.
Los
años siguientes le demostrarían al chavismo las dimensiones de su
ignorancia, razón por la cual desde
tiempos de Hugo Chávez el método preferido del gobierno para los ajustes
salariales es el de decretar y aumentar bonos que estructural y legalmente NO
forman parte del salario en una abierta violación a la Constitución chavista de
1999, que teóricamente le da soporte legal al régimen.
El
fraude a los trabajadores del sector público consiste en aumentar los ingresos
por vía de bonos que no son parte integral del salario y que por consiguiente
no pueden ser usados como base de cálculo para las prestaciones sociales. Sobra
remarcar que el artículo 91 de la mentada Constitución habla claramente de un
ajuste del salario mínimo, no de bonos.
El
1ro de mayo de este año Nicolás Maduro insiste en repetir la estafa continuada
a los trabajadores venezolanos. En lugar de decretar un aumento del salario
mínimo para cubrir el costo de la cesta básica, tal como lo establece la
Constitución chavista que el juró cumplir, Maduro anunció un extraño aumento
del ingreso mínimo integral. ¿Qué es el ingreso mínimo integral? Nadie lo
sabe, ni siquiera los economistas del régimen. El ingreso mínimo integral parece un tramposo juego de palabras para
sorprender incautos y hacerles creer que se trata del mismo “salario mínimo
vital” del que si habla la Constitución chavista del 99.
Este
aumento, que no es del salario, consiste en 130 dólares repartidos entre 90
dólares por concepto del bono de guerra (que más bien deberían llamar
cryptobono) y 40 dólares por la miserable cesta ticket. Estos 130 dólares de
bonos se vendrían a sumar a los otros 130 del actual salario mínimo para un
total de 260…! Pero, un momento…El salario mínimo actual es de 130 bolívares,
no dólares, que al cambio actual equivale a 3.5 dólares para un total de 133.5
dólares que recibirán los trabajadores del sector público. Pequeño olvido que
han tenido los palangristas del régimen a la hora de alabar el aumento
decretado por Nicolás Maduro como una generosa concesión del régimen a los
trabajadores.
El
Estado chavista insiste en que no puede dar más dinero a los trabajadores por
culpa de las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos y otros
países. Pero luego de constatar el saqueo al tesoro nacional y el
desmantelamiento de las finanzas de PDVSA, donde el episodio de las criptomonedas es tan
solo una pequeña muestra, son muy pocos los trabajadores que se creen esa
versión, acaso algunos miembros de las clientelas chavistas que se niegan a ver
la realidad.
¿Y
como quedan los militares de las fuerzas armadas chavistas en todo esto? La
situación de los militares se parece mucho a la de los trabajadores del sector
público y la del resto de los venezolanos que están en modo de supervivencia.
Según las tablas de salarios que maneja el Ministerio de la Defensa un General
gana 40 dólares mensuales, un Coronel 34 dólares y un Sargento 24 dólares.
Oficiales subalternos y tropa profesional tienen que conformarse con 5 y 3
dólares. El costo de la cesta básica de bienes y servicios para una familia de
4 personas ha sido estimado por algunas ONG en aproximadamente 600 dólares.
¿Cómo pueden vivir decentemente estos militares y sus familias con estos
sueldos?
La
respuesta es que tienen que ingeniárselas para vivir aunque no sea muy
decentemente. En momentos en que el termómetro del descontento sube en el
sector militar Nicolás Maduro, a su propia discreción, decreta algún bono
especial para apaciguar los ánimos, aunque, como ya hemos explicado, estos
bonos no forman parte del salario y no son usados para calcular las
prestaciones de un militar que luego de servirle al régimen se podría jubilar con
100 o 200 dólares mensuales dependiendo de su rango.
Esto
es lo que ha motivado el saqueo pasivo e incesante de las instalaciones
militares de cualquier bien que retenga su valor tales como armas, municiones,
repuesto, etc. que luego son vendidos en el mercado negro para redondearse los
ingresos. Esto también explica las deserciones masivas de efectivos militares
que no ven ningún futuro en esa institución. La respuesta del Alto mando
Militar y del General Vladimir Padrino López ha sido incentivar a los oficiales
a que se conviertan en “emprendedores” y abran sus propias empresas. Pero en
una economía completamente destrozada como la venezolana muy pocos
emprendimientos de tipo legal podrían ser sostenibles en el tiempo por un
oficial militar.
Muchos
oficiales han interpretado esta directriz como una luz verde para cobrar
comisiones y extorsionar a comerciantes y ganaderos. Otros más sofisticados y
con mayor rango podrán controlar rutas de grupos guerrilleros y paramilitares y
hasta emprender complejas operaciones de narcolavado. Estas prácticas son
toleradas y alentadas para mantener cierto control sobre la estructura de la
pirámide militar.
Sin
embargo, como no todos tienen acceso a estas oportunidades de emprendimiento
hay extensos segmentos y capas de oficiales en las fuerzas armadas chavistas
que no ocultan su descontento al tener que conformarse con ingresos entre 5 y
10 dólares.
Este
asunto es del mayor interés por cuanto el régimen chavista que preside Nicolás
Maduro sigue en el poder contra la voluntad del 80% de los venezolanos que le
rechaza, gracias precisamente al, hasta ahora sólido, soporte de su componente
militar. Pero esas fuerzas armadas son sus oficiales y soldados. Estos
militares mal pagados son piezas esenciales en el fraude electoral masivo que
intenta perpetrar el chavismo el 28 de julio. Sin su total subordinación y
obediencia el fraude podría quedar a mitad de camino con sus dramáticas y
letales consecuencias para el régimen.- @humbertotweets
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