Democracia no
es un término unívoco sino que por el contrario tiene diversas acepciones. Por
eso para ser justo con el lector no se puede usar la expresión al voleo dejando
a cada quien su libre interpretación porque podemos terminar hablando de cosas
totalmente distintas.
Otra expresión
que corre la misma suerte es la de dictadura muy popular a la hora de calificar
al gobierno chavista sin reparar que quizás lo que en realidad se quiere decir
es tiranía.
En ambos casos
conviene siempre definir el contenido y los límites de estos conceptos si en
realidad se quiere abordar un debate político sustancial.
Hace unos días
la periodista Mildred Manrique entrevistaba en su programa de Impacto Venezuela
al ex Secretario General del MEP y ex Constituyentista en 1999 Eustoquio
Contreras.
Ante la
pregunta directa ¿Hay democracia en Venezuela? Contreras, quien hoy está
alejando del gobierno chavista y se auto define como chavista originario, no
logra responderle a la periodista en forma clara apoyándose en evasivas
argumentando que “...si hay o no hay dictadura es un problema conceptual de
cada quien y lo que sí hay es un agotamiento de las libertades públicas”.
Sin responder
la pregunta -¿hay o no hay democracia en Venezuela?- Eustoquio Contreras pasa a
caracterizar lo que políticamente define a este régimen criticando las
inhabilitaciones de candidatos, las intervenciones de partidos políticos, el
uso de vías de hecho por parte del gobierno, etc. Todo esto caería en el rango
de agotamiento de las libertades democráticas.
Desde la
perspectiva de la periodista la pregunta se basa en una idea de democracia
definida por un Estado de leyes y separación efectiva de poderes, con el
funcionamiento de instituciones cuyos pesos y contrapesos aseguren garantías y
transparencia para la participación de los ciudadanos en las decisiones
públicas. ¿Hay eso o hay otra cosa en Venezuela? Ese era el sentido de la
pregunta.
Es evidente
que Eustoquio Contreras evita responder en forma categórica para luego en su
argumentación ofrecer las razones que sustentarían una afirmación clara e
indubitable: No, en Venezuela no hay democracia. Sin embargo, Contreras tuvo
dificultad para decirlo con claridad. Café.
Esta
observación que hacemos es relevante porque el discurso político en Venezuela
está plagado de este tipo de indefiniciones y ambigüedades. Algunos dirigentes
de la “oposición” dicen que la democracia está agotada. De ser así entonces
¿aún queda algo de ella? ¿Cuánto? Otros llaman a recuperar la democracia. ¿De
qué democracia hablan? ¿Del Estado de partidos que había antes de 1999?
Pero quizás lo
más importante de este debate tiene que ver con la ineludible tarea de
caracterizar al régimen chavista. Si hay acuerdo en que esto no es una
democracia entonces habría que comenzar a analizar su morfología para
caracterizarlo y definir qué es por su contenido y no por su forma. Solo
comprendiendo la naturaleza de eso “no democrático” a lo que nos enfrentamos
podremos captar las claves para derrotarlo.- @humbertotweets
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