Sin apoyo
popular y con unas bases clientelares desmoralizadas el único soporte real que
tiene el régimen chavista son sus Fuerzas Armadas. A diferencia de otros
países, estas no se ocupan de las fronteras ni del orden público sino de
imponer por la fuerza y la violencia las decisiones del Estado chavista sobre
una población civil desarmada, desorganizada y depauperada. El poder militar en
Venezuela actúa en concierto con los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y
electoral para establecer una pseudo legalidad a la medida del chavismo.
Sin el apoyo
militar todo el tinglado del Estado chavista terminaría de colapsar. Por eso es
del mayor interés seguir con atención lo que ocurre dentro de esas Fuerzas
Armadas dado su inevitable impacto en el resto de la estructura del régimen.
Para
asegurarse la lealtad de las Fuerzas Armadas y prevenir la posibilidad de un
levantamiento el chavismo emprendió una purga desde 1999 para limpiar los cuadros
militares y dejar en posiciones de comando a elementos leales al régimen. El
precio que paga el chavismo por tener una fuerza militar incondicional es
sacrificar el profesionalismo y la integridad de la institución. Así para poder ascender en la
pirámide militar chavista lo que cuenta no son los méritos ni las credenciales
militares sino el grado de lealtad con el régimen.
Pero aun
asumiendo que, por este sistema de selección y ascenso, solo los oficiales
comprobadamente chavistas son los únicos que tienen posibilidades de avanzar
los conflictos y las rivalidades resultan inevitables. En un ambiente donde
todos son chavistas hay que escoger a los que son más chavistas que otros. Y
demostrar ese nivel de pureza requiere sacrificar las credenciales profesionales
para en su lugar privilegiar la sumisión y la complicidad.
El caos que
reina en la administración pública chavista se reproduce al detalle en el
ámbito militar donde la desnaturalización de la Fuerza Armada ha quebrado hasta
los protocolos para su propia operatividad. Muchos oficiales se quejan en
privado de la gran cantidad de
accidentes mortales que ocurren a diario en los cuarteles como consecuencia de
usar equipos obsoletos y municiones en mal estado. A esta Fuerza Armada se le
caen los aviones, los lanza morteros le explotan en la cara al operador y las
granadas activadas no estallan. No hay una contraloría civil o militar que
investigue la compra de chatarra militar y cartuchos quemados, solo existe la
convicción en los oficiales de menor rango que varios arriba en la pirámide
están robando a rabiar.
La economía
venezolana destruida por el chavismo también hace mella en las Fuerzas Armadas.
Oficiales con salarios mensuales de 45 y 60 dólares son incentivados a
convertirse en “emprendedores” para ganar más. En la cultura chavista ser
“emprendedor” equivale a buscar formas alternativas de ingresos mediante el
cobro de comisiones en contratos de interés público o simplemente mediante la
extorsión. El oficial de menor jerarquía o el soldado que no pueda o no quiera
convertirse en “emprendedor” muy probablemente tendrá que abandonar las Fuerzas
Militares que no pueden garantizar ni siquiera un medio digno de vida a sus
efectivos.
En una
Venezuela donde no hay oportunidades de trabajo alistarse en las fuerzas
militares es vista como una forma para escapar de la miseria. Pero los salarios
bajos y los viciados mecanismos de reclutamiento terminan privilegiando a
quienes son miembros de colectivos armados chavistas y elementos de bandas
criminales.
Signos del
caos y la crisis que sacuden a las Fuerzas Armadas chavistas son los reportes
diarios de incidentes violentos entre sus miembros tales como violaciones y
homicidios por motivos fútiles. También se han conocido incidentes que afectan
la moral de la organización armada tales como fiestas y orgías que son
ampliamente difundidas por redes sociales. Los superiores parecen tolerar todas
estas conductas irregulares en la medida en que los involucrados se mantengan
leales al régimen.
De los miles
de venezolanos que diariamente abandonan Venezuela hay una cantidad
considerable de militares que han desertado de las FAN chavistas al no poder
encontrar un medio digno de vida u oportunidades para su desarrollo
profesional.
Unas Fuerzas
Armadas en estas condiciones sólo seguirán siendo útiles como brazo armado del
régimen al menos hasta el momento en que los grupos que operan dentro de ella,
en medio del caos y la anarquía que impera, comiencen a operar por su propia
cuenta. Quizás entonces ante la inminencia de la implosión algunos oficiales y
comandantes se vean forzados a actuar contra su propio régimen para salvar lo
que queda del organismo militar.- @humbertotweets
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