En Venezuela, desde que Hugo Chávez asume la presidencia el Estado chavista no solo usó abundantes recursos para comprar fichas de la oposición, sino que además se aceitaron los mecanismos para influir política y económicamente en la agenda de los supuestos opositores al régimen político.
Con
una PDVSA manejada con los criterios que usaron Rafael Ramírez y Tareck El
Aissami se pueden acumular astronómicas masas de dinero, no solo para que los
operadores partidistas vivan muy bien sino también para financiar varias
franquicias partidistas a la vez.
Cuando
decimos que la falsa oposición es controlada por el régimen chavista y no tiene
la capacidad (o la voluntad) de organizar sus propias elecciones primarias no
es por echarle agua sucia al conglomerado que integran los partidos del G4 y todos los representados en la llamada
Asamblea Nacional del 2015. No más de la que ellos mismos decididamente se
echan con sus propias malas conductas y dislates.
Pretender
escoger un candidato de la falsa oposición en primarias a sabiendas que no hay
condiciones ni garantías electorales es una burda estafa a la gente que de
buena fe podría creer que ese es un camino cierto para salir del régimen
chavista. Y todos los candidatos que se prestan para este circo están
refrendado la estafa con su nombre, su apellido y sus caritas felices.
Por
cierto, todos estos candidatos y partidos que auspician las primarias deberían
actuar con la transparencia que nunca ha tenido el chavismo y explicar de dónde
salen millones de dólares para financiar esas campañas en un país cuya economía
ha sido desmantelada. Y el silencio ante esta pregunta solo puede levantar la
gigantesca sospecha que es, una vez más, el régimen chavista quien en forma
diligente provee los recursos para animar una fiesta electoral que de otra
forma sería un solitario velorio.
Además
de controlar el ritmo de la campaña electoral de acuerdo al flujo de recursos
hacia los partidos de la falsa oposición, el Estado chavista influye en el
discurso electoral y lo que estos candidatos podrán decir y lo que no. A muchos
de ellos, sino a todos, se les enreda la lengua a la hora de articular un
mensaje que los diferencie de verdad de sus supuestos adversarios.
A
esto hay que agregar la gestión misma del evento del cual la propia Comisión
Nacional de la Primaria ha tratado de explicar de mil maneras que sólo podría
llevarse a cabo con la asistencia técnica del Consejo Nacional Electoral
chavista. Bien sea por un tema de listado de electores, Centros de votación o
conteo de votos (!), de una u otra forma el CNE chavista tendrá sus manos
metidas en las primarias de la falsa oposición.
¿Cómo
se puede pretender que de allí salga una propuesta que de verdad sea
alternativa al chavismo, cualquiera que ella sea? No hay excusas para seguir
engañando a la gente. Las primarias de la falsa oposición no son otra cosa que
la antesala de la mascarada electoral del 2024. @humbertotweets
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