Los políticos que se autodenominan de oposición se han embarcado nuevamente en una estrategia fallida. Sin aún poder resolver los asuntos que quedaron pendientes en México con el gobierno de Nicolás Maduro la falsa oposición se ha metido de lleno en unas elecciones donde lo único seguro es que no hay nada seguro.
Porque
sencillamente así son las reglas de juego del chavismo. No solo hay ausencia de
condiciones y garantías para unas elecciones libres sino que además el
cronograma y la fecha pueden ser modificados a discreción, como ya ha ocurrido
en elecciones anteriores. El ventajismo, el uso de recursos públicos y las
inhabilitaciones de posibles candidatos son parte de las condiciones que la
falsa oposición acepta para poder medirse simbólicamente con el candidato
oficialista.
Siguiendo
una lógica preñada de voluntarismo, según la cual solo bastaría un candidato
unitario para derrotar a Maduro, la falsa oposición está organizando unas
elecciones primarias para establecer quién entre todos los aspirantes tendría
más apoyo y una vez seleccionado recibiría el apoyo del universo opositor.
La
idea de las primarias es heredera de otra idea que se ha vendido como salvadora
y es la de la unidad de la oposición. Así las primarias serían una especie de
mecanismo para formalizar la llamada unidad de la oposición venezolana.
Sin
embargo, el discurso y la oferta política de los partidos y aspirantes ha sido
absorbida por esa “unidad” al extremo de borrar las diferencias entre ellos y
reducirlos a un amasijo amorfo cuyos componentes se confunden y se mezclan
promiscuamente, aunque tengan colores y siglas diferentes.
Al
saltarse la ausencia de condiciones materiales objetivas para ir por la vía
electoral, la falsa oposición con sus
primarias no hace otra cosa que ayudar al gobierno chavista de Nicolás Maduro
cuando necesita demostrar al mundo que a pesar de los conflictos Venezuela es
un país donde existe un régimen político que más o menos funciona.
No
es como piensan algunos operadores de la falsa oposición que, a sabiendas de la
desproporción que favorece al chavismo, se puede participar en esas elecciones
para luego cantar fraude. Participar en esas elecciones implica una aceptación
de las reglas de juego del chavismo, aunque luego se diga lo contrario.
Pero
quizás lo más grave con las primarias de la falsa oposición es que pone a todos
los aspirantes, sin excepción, a promover y defender un régimen político que,
mientras siga operando, seguirá produciendo los mismos resultados electorales.
A estos efectos es irrelevante que vayan unidos o separados.
El
chavismo y Nicolás Maduro se benefician de esta ilusión voluntarista que en los
últimos veinte años no ha llevado a ninguna parte y que, por el contrario, ha
sido instrumental para prolongar la vida de un régimen político que
políticamente ha debido desaparecer hace mucho tiempo.- @humbertotweets
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