Tanto el chavismo como la falsa oposición celebran y se asumen triunfadores con la firma del acuerdo parcial en México. No solo eso, ambos coinciden en afirmar que se trata de un acuerdo humanitario para beneficio de los venezolanos. Pero más allá de la retórica es preciso desentrañar quién gana y quién pierde en un proceso de negociaciones entre el chavismo y la falsa oposición que ha sido visto con desconfianza e indiferencia por la mayoría de los venezolanos.
Esta nueva ronda de
negociaciones comenzaron hace aproximadamente un año supuestamente con el
propósito de lograr mejores condiciones y garantías electorales. Esto es algo
que en cualquier otra democracia se asume como un hecho indiscutible y dado.
Pero no en Venezuela donde el chavismo controla todas las instancias del
proceso electoral para asegurarse resultados favorables. Y si eventualmente la
cuenta electoral falla, como ocurrió en el 2015, entonces el Estado chavista dispone
de mecanismos “legales” para cambiar el resultado electoral por uno a su
medida.
Discutir con el
chavismo cambios en ese sistema electoral viciado fue la razón inicial ofrecida
por la falsa oposición para negociar en México. Mientras para la falsa oposición
el objeto de la negociación se centraba en condiciones y garantías electorales,
para el chavismo lo era lograr reconocimiento internacional como régimen
político y levantamiento de las sanciones impuestas por los EEUU y otros
países.
Poco tardaría la
representación del chavismo en descartar cambios a su sistema electoral y
abruptamente abandonar la mesa de negociaciones exigiendo negociar directamente
con los Estados Unidos y la liberación del supuesto diplomático Alex Saab. Así
las negociaciones quedaban suspendidas por tiempo indefinido dejando a
chavistas y falsos opositores entretenidos con los preparativos para participar
en unas elecciones sin que los temas de las condiciones y las garantías
electorales hubiesen sido resueltos o siquiera discutidos.
La firma de los
acuerdos de México viene a ser la formalización de una situación fáctica que ya
viene operando desde hace varios meses, ahora más precisa y refrendada por la
licencia a la Chevron para que opere libremente en Venezuela y la liberación de
300 mil millones de dólares para un
supuesto gasto social en Venezuela sujeto a un control indefinido e incierto
por parte de la ONU.
En suma, mientras
el chavismo ha logrado todo lo que inicialmente pedía y más la falsa oposición
tiene que conformarse con una promesa tímida y ambigua de que quizás algún día
se discutirán las condiciones y garantías electorales.- @humbertotweets
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