En lo estrictamente político lo menos a lo que podríamos aspirar los venezolanos es a contar con una oposición que sea alternativa y se diferencie sustancialmente de las prácticas corruptas del régimen chavista. Pero está demostrado que eso no es posible con la falsa oposición.
En
su transitar errático la falsa oposición venezolana, agrupada en la antigua MUD
hoy Plataforma Democrática, ha fracasado como opción política frente al chavismo.
Pero en la ruta de ese fracaso ha fraguado exitosamente una relación viciosa
con el régimen chavista que le permite acceder al uso de fondos públicos para
financiar sus clientelas por la vía de adjudicarle electoralmente alcaldías y
gobernaciones.
Con
la creación del llamado gobierno interino a través de la Asamblea Nacional 2015
y la congelación de los activos de Venezuela en el exterior, por parte de los
Estados Unidos y otros países, súbitamente la falsa oposición se ve en la
situación de manejar a su antojo grandes masas de dinero que no podrían ser
controladas por el régimen chavista.
Pero dada la
estructura presidencialista del Interinato correspondería a Juan Guaidó, de
Voluntad Popular, la decisión discrecional de gastar esos recursos sin rendirle
cuentas a los órganos del Estado chavista ni a sus socios políticos en la
Asamblea Nacional del 2015.
En la práctica
el gobierno interino de Juan Guaidó se convertiría en la plataforma logística y
financiera de Voluntad Popular, franquicia partidista de Leopoldo López. Por
supuesto las otras franquicias partidista que operan en la falsa oposición
(Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo) tuvieron sus cuotas de
poder y dinero en el Interinato que aun tratándose de cantidades significativas
nunca serian proporcionales a la tajada mayor reservada para los operadores del
partido de Leopoldo López.
Los
desacuerdos y desencuentros entre los socios del G4 (VP, PJ, AD y UNT) no son
de índole ideológica ni siquiera política. Se trata más bien de enfrentamientos
por un reparto desigual del botín que representa los activos de Venezuela en el
exterior. Los conflictos se hicieron cada vez más visibles y públicos siendo
uno de los más emblemáticos el caso de la empresa Monómeros.
Pero el limbo
jurídico en el que se encuentran estos activos y que facilita su despilfarro
abre otras oportunidades de enriquecimiento ilícito que ya hacen salivar a
operadores políticos y gestores financieros. Una de ellas estaría relacionada
con la negociación de los Bonos de PDVSA 2020 cuya gestión correspondería a quien se reconozca como
representante legal de esos activos.
La jugada para
desmantelar al Interinato lo que busca es arrebatarle el botín de los activos a
Voluntad Popular para repartirlo entre los otros socios del G4. Por eso la
maniobra orquestada por estos partidos no busca crear otro gobierno interino
sino más bien una suerte de comisión para la protección y gestión de los
activos de Venezuela en el exterior. Con esa excusa noble PJ, AD y UNT
pretenden ponerle la mano a esos recursos sin la participación de VP y gracias
a una política laxa e irresponsable por parte de los Estados Unidos en cuyo
territorio se encuentran localizados la mayoría de estos activos.
El chavismo ha
saqueado sin piedad el tesoro nacional en estas dos últimas décadas sin que se
le haya exigido rendir cuentas. La camarilla de Voluntad Popular hizo lo mismo
desde el gobierno interino. La Asamblea Nacional 2015, controlada por la falsa
oposición, tampoco ha rendido cuentas. Al ponerle las manos a los activos muy
probablemente los socios del G4 harán lo mismo que hizo VP. La operación así
quedaría reducida a un mero ajuste de cuentas entre ellos.
No solo no hay
diferencias entre las prácticas de los partidos de la falsa oposición y el chavismo
sino que sus semejanzas ofenden la moral pública de todos los venezolanos.- @humbertotweets
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