Uno de los representantes más
característicos del degredo oficialista es precisamente el actual
VicePresidente de la República, Tareck El Aissami. De ser un joven dirigente político que llegó a las
alturas del poder levado de la mano de Hugo Chávez hoy se ha convertido en unos
de los más conspicuos elementos de la corrupción y la opulencia roja.
El departamento del tesoro de los
EEUU expuso los nexos entre Tareck El Aissami y su testaferro Sarmak López en
una trama que involucra el lavado de millones de dólares en el sistema
financiero norteamericano al amparo del gobierno venezolano.
Pero a las acusaciones que presentan
los EEUU para sancionar a El Aissami por sus nexos con el narcolavado
internacional el régimen venezolano respondió a priori exculpando casi de inmediato al cuestionado
vicepresidente.
Como es costumbre en estos casos, y
ya se ha visto en otros incluidos el de los sobrinos de Nicolás maduro y Cilia
Flores condenados por tráfico de drogas en los EEUU, la respuesta del gobierno
es una campaña de desinformación para convencer a sus bases, civiles y
militares, que todo es una maniobra de los EEUU. El objetivo de esta campaña es
ocultar la verdad y en última instancia al menos sembrar la duda sobre la
veracidad de las acusaciones.
Pero esta vez el propio acusado
sería el encargado de aportar la prueba estelar que lo incrimina. A diferencia
de Diosdado Cabello, el Pollo Carvajal y el propio Néstor Reverol, Tareck El
Aissami se delató sin rubores y publicó una carta pública de página entera en el
New York Times en respuesta a las acusaciones del Departamento del Tesoro.
Cálculos indican que esa página pudo
costar entre 250 mil y 300 mil dólares. La pregunta que todo el mundo se hace y
en especial los chavistas, civiles y militares, que aún acompañan al régimen es
¿de dónde sacó Tareck El Aissami esa cantidad de dinero? Clave: No fue ni de su
sueldo ni de los fondos de PDVSA internacional. Alguien muy poderoso con
bastante dinero en los EEUU siguiendo instrucciones de Tareck lo hizo en su
nombre.
Pero la carta de página entera en el
NYT deja más dudas que las preguntas que trata de responder. En su
desesperación por ser Presidente de Venezuela Tareck El Aissami calculó que un
veto de los EEUU por vínculos con el narcotráfico sería un grave riesgo a su
aspiración presidencial. Por eso, quizás, en forma desaforada y sin meditarlo
se lanzó con una acción que lejos de aclarar lo incrimina aún más. Sobre todo
ante los ojos de sus propios camaradas que si antes dudaban ahora acaban de ver
la prueba que hacía falta para convencerse que Tareck anda en algo raro. En
algún tipo de negocio en el que no todos los chavistas pueden participar. Sobre
todo los de a pie.
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