miércoles, 1 de febrero de 2017

El espejo del general Baduel

Muchas veces la realidad es más espectacular que la ficción. Y en política las salvajes luchas por el poder y los ajustes de cuentas reviven y superan lo mejor de las tragedias griegas. En Venezuela, por ejemplo, aún es historia fresca los episodios de ascensos y caídas de personajes de la era chavista. Es una historia que resume lo más intenso de las oscuras pasiones como la traición, la sumisión y la venganza.

Personajes como Francisco Arias Cárdenas, Lucas Rincón Romero, Raúl Isaías Baduel, Guaicaipuro Lameda, Jorge Giordani, y Miguel Rodríguez Torres, entre otros, se han visto enredados en esa inevitable relación amor-odio que provoca el chavismo. Algunos como Arias Cárdenas y Rincón Romero rompieron temporalmente con el chavismo para luego regresar en forma humillante pidiendo clemencia. Otros como Giordani y Rodríguez Torres optaron por romper lazos con los herederos de Chávez, mas no con su modelo.

Pero en la pirámide chavista hay muchos más como Baduel, que aun probando su lealtad con el proyecto de Chávez, se vieron envueltos en irreconciliables disputas por el poder que los arrastraron a romper en forma definitiva con Chávez y el Chavismo.

Como toda secta el chavismo oficialista castiga en forma brutal todo tipo de disidencia. Pero es particularmente cruel con aquellos a quienes considera traidores. Y es que para todos los efectos y consecuencias, un traidor no es necesariamente alguien que esté conspirando contra el régimen. Basta que ese operador caiga en desgracia con la facción dominante en el gobierno, o que exprese su pensamiento propio para que sea linchado moralmente y físicamente como un traidor.

El general Raúl Isaías Baduel ha sido un ejemplo de esa ironía. Un 13 de Abril de 2002 el general Baduel lograba el consenso de la mayoría de las facciones de las FANB para rescatar a Hugo Chávez y entregarle nuevamente el poder que le había sido arrebatado con el golpe militar del 11 de Abril. La acción de Baduel lo posicionó como un líder indiscutido en las FANB. Pero su curiosidad intelectual y opiniones propias lo descubren como una amenaza latente al liderazgo de Hugo Chávez.

En muy corto tiempo, el general Baduel hizo su fantástico viaje de la gloria a la desgracia, con un final dramático que la ficción no ha podido superar. En Junio de 2006 es designado por Hugo Chávez Ministro de la Defensa. En julio de 2007 pasa a retiro. En noviembre de 2007 se pronuncia contra de la reforma Constitucional promovida por Hugo Chávez, cuya consulta perdería en noviembre de ese año. Otro día de abril del 2009 el general Baduel era arrestado por el DIM siguiendo instrucciones del Presidente Chávez por presuntos hechos de corrupción.

Hoy, a pesar de haber purgado su condena, el general Baduel es encarcelado nuevamente por presuntamente violar su libertad condicional. Además, él y su familia son perseguidos y hostigados quizás con el único propósito de disuadir a otros que consideren seguir su comportamiento. El mensaje es claro. Si esto es lo que sufre el hombre que juró con Chávez en el Samán de Güere y lo devolvió al poder, los demás que le sigan ya saben a qué atenerse y a lo que podrían exponer a sus familias.

El espejo del general Baduel es el mismo en el que se ven las caras los operadores civiles y militares del régimen. Muchos de ellos genuinamente preocupados por el colapso de la revolución, pero incapaces de expresar sus reservas por temor a correr la suerte del general Baduel.

Es imposible saber cuántos operadores del régimen sufren sentimientos encontrados y padecen estas crisis de identidad.  Lo que sí está claro es que la mayoría de ellos están convencidos que no importa cuántas ofrendas de lealtad le hagan al régimen, caer en desgracia es un hecho súbito que puede ocurrir en cualquier momento. El espejo de Baduel les recuerda cada día el único motivo por el cual siguen ahí: el  miedo.


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