La falsa oposición venezolana no puede quejarse de que la gente, los ciudadanos, el pueblo no los acompañe lanzándose por el tobogán del fracaso. Y es que la falsa oposición decidió, una vez más, insistir en la inviable tesis de negociaciones y elecciones.
No
hacen falta facultades premonitorias ni sobrenaturales sino un poco de atención
y discernimiento para observar y entender lo que ha sido un patrón de conducta sistemático
por parte del régimen chavista desde 1999. Negociaciones con la falsa oposición
para ganar tiempo y abortar crisis internas y externas. Elecciones
automatizadas con resultados inauditables e inapelables donde el chavismo
cuenta los votos y adjudica los cargos.
Esto
será así y no cambiará por la vía electoral mientras sea el Estado chavista
quien establezca las reglas del juego democrático a su conveniencia y para ello
cuente con la bendición de un Tribunal de Justicia chavista, la brutal represión
de unas Fuerzas Armadas, también chavistas, y la indiferencia de países amigos
y vecinos.
Así
el reto de ejercitar una verdadera y efectiva oposición al régimen político
chavista consiste en diseñar formas de lucha y resistencia, civil y militar, que
cambien la correlación de fuerzas y logre realmente derrotar al Estado
chavista. Esta vía, correctamente planteada, no es expedita, pero combinando
apropiadamente diversas tácticas resulta más eficiente al tratar de acumular
fuerzas y derrotar al adversario que jugar a entenderse con él o cruzarse de
brazos a esperar que algo pase.
La
debacle de la falsa oposición comienza con su cortoplacismo y falta de
compromiso en una lucha que busque cambiar, no al gobierno de Nicolás Maduro,
sino al régimen chavista en su totalidad. Al reducir el ámbito de la acción
política al mero cambio de Hugo Chávez o de Nicolás Maduro la falsa oposición
ya va limitando sus propias opciones para ofrecerse como alternativa al verse
obligada, por su propia decisión, a tener que jugar dentro del tablero chavista
que nunca ofrecerá otras opciones que negociaciones y elecciones.
Esta
vía ha fracasado desde 1999 y a lo largo de estas dos décadas, de una forma u
otra, dirigentes de la falsa oposición así lo han admitido para de todas formas
regresar a lo mismo. El por qué estos operadores y eternos candidatos
presidenciales de la falsa oposición insisten en una vía que ellos mismos
admiten como fallida es el resultado de la ignorancia, la ingenuidad o el
pragmático interés de hacer negocios con el régimen al tiempo de aparentar ser
una oposición que en realidad no es ni será. Ese es un tema que examinaremos en
detalle en una próxima oportunidad.
La
falsa oposición hoy está perdida en su propio laberinto, rodeada de calles
ciegas que no conducen a ninguna parte. Todos los partidos políticos que forman
parte de la llamada Asamblea Nacional del 2015, sin excepción, ejercen una
oposición falsa y conveniente al régimen chavista. Todos ellos están asociados
al más reciente fracaso del Interinato de Juan Guaidó que no solo no hizo nada
para asumirse a sí mismo como un gobierno real frente al chavismo sino que
además saqueo los activos de Venezuela
en el exterior y recursos internacionales para ayuda humanitaria con la misma
impunidad que el chavismo lo hace en Venezuela.
Ni
el gobierno interino de Juan Guaidó rindió cuentas del dinero que gastó ni los
partidos de la Asamblea 2015 lo exigieron. Todos, sin excepción, guardaron
silencio ejercitando una solidaridad cómplice y militante. Pero es que tampoco
los dirigentes de la falsa oposición y sus candidatos presidenciales han
querido rendir cuentas o hacer un balance de su gestión fracasada desde 1999
que insiste en las mismas fórmulas. Lo menos que podrían esperar los
venezolanos es un debate que explique cómo y en que se dilapidó el apoyo
popular solicitado para elecciones y negociaciones desde 1999. Frente a esto
los partidos de la falsa oposición y sus candidatos presidenciales, todos sin
excepción, prefieren saltarse la página y pasar directamente al capítulo de las
primarias, la farsa electoral del 2024 y sus detalles técnicos.
La
inconsistencia e improvisación de la falsa oposición es tal que quieren hacer
unas elecciones primarias para elegir a su candidato presidencial donde votan los venezolanos en el exterior,
sin captahuellas y sin CNE. Pero luego ese candidato seleccionado, que podría
ser inhabilitado en cualquier momento por el Estado chavista, tendría que
aceptar ir a una morisqueta electoral sin los votos del exterior, con captahuelas
y con un Consejo Electoral chavista que cuente los votos y adjudique los
resultados.
Entonces
¿Cuál es el sentido de ir a votar si lo fundamental del sistema electoral y
político sigue intacto? ¿Para qué ir a votar en unas primarias cuyo resultado ya
está siendo influenciado directamente por el régimen chavista con trampas e
infiltrados? Y más aún ¿Para qué votar en la farsa electoral del 2024 si los
candidatos de la falsa oposición, todos, reconocen con su discurso y su
conducta la debilidad de esa opción?
Mientras
la falsa oposición y sus candidatos siguen ensimismados y extraviados en sus
laberintos de pequeños tecnicismos e ilusiones recicladas, los venezolanos
siguen buscando opciones reales frente al chavismo. La nueva lucha sindical y
gremial, liderada por sindicatos independientes, puede hacer mucho más por los
venezolanos que los fracasos acumulados de la falsa oposición en dos décadas.- @humbertotweets
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