Este es uno de esos temas incómodos y desagradables que Juan Guaidó, Voluntad Popular y quienes fueron parte del llamado gobierno interino quisieran borrar de las mentes de los venezolanos. Y lo es porque pone en evidencia la incompetencia que caracterizó a ese Interinato de principio a fin. Se trata de un tema que no pierde su pertinencia porque caracteriza la siempre zigzagueante postura de la falsa oposición venezolana, un día embarcada en espontáneas aventuras militares y al día siguiente rogándole al régimen que le permita participar en su fraude electoral.
A la luz de
las revelaciones que hace en su libro Mike Pompeo “Never Give An Inch” (Nunca
Cedas Una Pulgada) queda claro que el gobierno de Donald Trump, aun consciente
de sus propias limitaciones geopolíticas, no descartaba una intervención
militar en Venezuela para deponer al gobierno de Nicolás Maduro. Todo
dependería de específicas condiciones políticas y militares objetivadas en el
terreno que permitieran anticipar posibilidades ciertas de éxito. De otra forma, como ha sido una larga
tradición en la política exterior norteamericana, no se habían ni siquiera
interesado en el asunto. Como en efecto ocurrió.
Según Pompeo,
durante sus cuatro años como Secretario de Estado Norteamericano recibió
innumerables propuestas para intervenir militarmente en Venezuela por parte de
grupos que alegaban tener planes y efectivos para llevarla a cabo. Ante la
imposibilidad de determinar la seriedad y consistencia de esas propuestas el
gobierno de Trump las rechazó todas.
Pompeo no dice
ni sugiere en su libro que una propuesta de este calibre (la de una
intervención militar en Venezuela) le haya llegado al gobierno de Trump por parte
del Interinato de Juan Guaidó. Tampoco queda claro si temas militares, como la
conformación de una Fuerza Armada Nacional, fueron directa o indirectamente
discutidos con un gobierno cuya plana mayor (Trump, Pompeo, Abrams, Story) no
ocultaba sus simpatías y entusiasmo por el Interinato de Juan Guaidó. Quizás de
haberlo planteado con la formalidad del caso habríamos conocido un desenlace
diferente.
Lo que sí
confiesa Mike Pompeo con tono de desconcierto y confusión es su sorpresa en la
madrugada del 30 de Abril de 2019 cuando se le informó que una operación
militar para sacar a Maduro del poder, de la cual los EEUU sí tenían
conocimiento, había sido adelantada sin
coordinar con los Estados Unidos. Días después del fallido intento y quizás a
modo de disculpa los promotores le dirían a Pompeo que tuvieron que adelantar el golpe porque Nicolás
Maduro conocía los planes de antemano.
No menos
sorpresa debieron experimentar los miembros del alto gobierno norteamericano al
enterarse la madrugada del 4 de mayo de 2020, por redes sociales y por vías no
oficiales, que un intento de invasión
organizado por el Interinato de Juan Guaidó había sido frustrado por las
fuerzas militares de Nicolás Maduro. Se trataba de la “Operación Gedeón” cuyos
detalles habían sido parcialmente revelados por Diosdado Cabello en su programa
de TV y en un reportaje periodístico de la AP.
Le tomó al
gobierno norteamericano 24 horas para reaccionar y desmarcarse de esa acción
chapucera e improvisada que en nada se parecía a las impecables operaciones
tácticas y militares realizadas por los EEUU. Pero más sorpresa y desconcierto
debió producir en el gobierno de Trump conocer del documento firmado por Juan Guaidó
con un contratista norteamericano para organizar una invasión a Venezuela.
El recuento
que hace Mike Pompeo de su relación, como representante del gobierno
norteamericano, con el Interinato de Juan Guaidó permite ver con más claridad
situaciones que en su momento parecían confusas. A pesar de contar con amplio
apoyo en el gobierno norteamericano el gobierno de Juan Guaidó nunca planteó
formalmente el tema de una intervención armada en Venezuela ni ningún otro
asunto militar. ¿Y si el gobierno de Guaidó no mostraba el menor interés en una
acción militar coordinada y planificada por qué tendría los EEUU que tomar esa
iniciativa?
Por el
contrario, el Interinato de Juan Guaidó y sus operadores se embarcaron en dos
aventuras militares improvisadas y espontáneas sin coordinar con su mejor
aliado, los Estados Unidos. No están claras las razones por las cuales el
Interinato habría decidido prescindir de la coordinación con los EEUU en ambos
casos. Lo único que sí hizo Guaidó fue evadir su responsabilidad en la
Operación Gedeón aunque su propia firma en el contrato con SilverCorp lo
desmiente.
Con
razón se queja Mike Pompeo que uno de los problemas más frecuentes es conseguir
en otros países líderes de oposición serios con quienes se pueda trabajar. Si
juzgamos por las chapuzas militares, el manejo de los activos y la ayuda
humanitaria, en Venezuela los Estados Unidos escogió los peores.- @humbertotweets
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