La idea de Estado soberano es un mito de uso frecuente en ambientes políticos y universitarios. El mito permite explicar y entender la relativa capacidad de autosuficiencia de una sociedad política para enfrentarse o defenderse de otras invocando no otra cosa que su propia legalidad.
El
problema se presenta cuando en el ejercicio de la política, como una función de
la sociedad estatal, se sustituye la realidad por el mito. Esta sustitución
podría llevar, de hecho ha llevado, muchas veces a emprender acciones políticas
imprudentes inspiradas en la fuerza metafísica y mística llamada soberanía que
en teoría sería un poder supremo para hacer cualquier cosa sin límites.
Por
supuesto, los límites de la idea mitológica de soberanía o de Estado soberano
son los límites impuestos por la propia realidad. No existe en la realidad un
poder supremo, ilimitado, soberano que le permita a un Estado hacer lo que
quiera. Lo que existen son diferentes Estados con diferentes capacidades y
fuerzas que se codeterminan unos a otros.
Así unos
Estados en el ejercicio de su soberanía tendrán más fuerza para declarar una
guerra y otros también invocando su soberanía prudentemente preferirán la
negociación.
La
constatación de esta realidad nos viene de las notas del capítulo 15 del libro
del ex secretario de Estado Norteamericano Mike Pompeo “Never Give An Inch” o
en español “Nunca Cedas Una Pulgada” publicado a comienzos del 2023.
Pompeo
titula el referido capítulo “Know Your Limits” (Sepa Sus Limitaciones),
curiosamente este es el capítulo dedicado a relatar los eventos relacionados
con Venezuela tales como el apoyo al Interinato de Juan Guaidó, la posibilidad
de una intervención armada y las sanciones impuestas contra el gobierno de Nicolás
Maduro.
La
referencia directa que hace Mike Pompeo en su libro a la necesidad de entender
las limitaciones del gobierno norteamericano alude a la decisión de cerrar la
embajada norteamericana en Caracas y evacuar su personal ante el temor a
agresiones por parte de los colectivos chavistas que patrullaban las calles.
Sin
embargo, contextualmente conocer los
límites logra una significación mucho más profunda en la voz de Pompeo
porque se trata de un alto funcionario de un país que le ha dicho a otro
(Venezuela) que se siente amenazado y que la intervención militar no está
descartada.
Sin
duda, los Estados Unidos de Norteamérica tenía, tiene, la capacidad logística y
militar para ejecutar una acción militar como la insinuada por Donald Trump y
Mike Pompeo en su momento. Habría bastado invocar el mito del Estado soberano,
como ciertamente lo ha hecho los EEUU con otros países, para conjugar la
palabra con la acción. Razones prácticas de geopolítica del presente en marcha
y no de soberanía aureolar llevaron a los EEUU a tomar un camino y no otro.
Pero
la realidad muchas veces se impone violentamente sobre los mitos y hasta países
tan poderosos como los Estados Unidos se ven obligados a jugar en la
geopolítica y modestamente admitir que sin duda hay límites que operan como
poderosas murallas invisibles, más poderosas incluso que la misma idea de
soberanía. Así lo admitió Mike Pompeo en su libro, recordando que aun pudiendo
el gobierno de George Washington se negó a tomar partido en la Revolución
Francesa.
Siguiendo
la misma lógica, para un país como la Venezuela actual lo que queda es un
destino, pero no en manos de una idea mítica de soberanía sino más bien
definido por las realidades de la codeterminación, la geopolítica y la
dialéctica de Estados.
Harían
bien quienes luchan por cambiar la situación política en Venezuela con no
sobreestimar el valor pedagógico de los mitos luminosos y apoyarse más en los
contenidos materiales de la realidad política, social y económica.- @humbertotweets
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