Hay dos Venezuelas en lucha permanente y encarnizada. Dos Venezuelas enfrentadas en forma definitiva e irreconciliable. Una es la Venezuela de la realidad concreta que podemos percibir con nuestros cinco sentidos Es la Venezuela del día a día, la que se cae a pedazos, la que solo permite pensar en sobrevivir la barbarie. Aquí están los venezolanos que no han podido o no han querido aun abandonar el territorio para dejar atrás la pesadilla nacional.
La otra es la
Venezuela mítica, muy parecida al reino de Narnia, que solo existe en los
laberintos mentales de los operadores del régimen chavista y los de su falsa
oposición. Esta es la Venezuela de la recuperación económica y la de la
revolución bonita. Pero también es la Venezuela que se fascina ensimismada
repitiendo el estribillo de elecciones y negociaciones para cambiar de régimen
político.
Todo aquel que
vive de la política, porque le presta sus servicios al gobierno o a los
partidos de la falsa oposición, maneja unas categorías distintas de la
realidad. Y resulta lógico porque se trata de operadores políticos cuyos
ingresos en dólares y prebendas adicionales les impide sufrir lo que sufre el
resto de los venezolanos. El estar en la movida política se convierte en una
suerte de inmunidad para vacunarse contra casi todos los males que aquejan a
millones de venezolanos.
El discurso
demagógico, básico, falaz parece una pieza retórica diseñada para cautivar a
retardados mentales con frases cortas y palabras de esperanza que cuadran muy
bien en un tuit pero que no conectan
con la gente que vive en la Venezuela real. Desde su autismo estos sofistas
siguen hablando de recuperación económica y primarias como si fuesen los temas
estelares del momento a una Venezuela que no tiene el menor interés en
escuchar.
Y no es como
dicen algunos analistas al servicio de la falsa oposición que el desinterés es
la apatía de los venezolanos hacia la política. Es más bien el rechazo decidido
a un régimen que ha destruido a Venezuela en dos décadas y a su falsa oposición
que fracasa una y otra vez en tratar de ser su alternativa.
En los últimos
días operadores de la falsa oposición se quejan amargamente porque los
venezolanos que se definen como no chavistas no parecen animados a participar
en las primarias para escoger su candidato. ¿Con qué entusiasmo se podría
participar en una elección cuando las condiciones y garantías para el voto
libre son inexistentes? ¿Por qué ir a votar si las condiciones irregulares que
han permitido las victorias electorales chavistas no han cambiado? ¿Por qué ir
nuevamente a unas elecciones cuando la falsa oposición aún debe 20 años de
explicaciones sobre sus políticas fracasadas?
Las
primarias de la falsa oposición sólo pueden entusiasmar a quienes viven de la
política o aspiran a vivir de ella para resolverse. Pero ese es un universo muy
pequeño de venezolanos que no se puede equiparar a los millones que tienen que
vivir por su cuenta y riesgo y de su propio esfuerzo.
Es totalmente
irrelevante quien sea seleccionado como candidato de la falsa oposición en las
lánguidas primarias. La certeza de que se está seleccionando al candidato o
candidata que, aunque sea bajo protesta y a regañadientes, tendrá que reconocer
la victoria de Nicolás Maduro es muy potente y suficiente para desanimar a
cualquiera a votar.- @humbertotweets
No hay comentarios.:
Publicar un comentario