El chavismo ha arrastrado al extremo límite su necio empeño en aferrarse al poder. Poco importa que el precio sea el desmantelamiento material de la República para tan solo dejar unos despojos naufragando en el mar caribe. Lo único que le importa a esa nefasta fauna política llamada chavismo es seguir en el poder para continuar saqueando hasta que literalmente no quede nada.
El daño
material que el chavismo le ha propinado a Venezuela ha sido muy bien
documentado en medios y redes sociales que muestran a un país sumido en la
mendicidad y sin posibilidades inmediatas de recuperación. Sin salarios
decentes, sin hospitales, sin electricidad, sin servicios públicos, sin comida,
el 95% de los venezolanos solo puede pensar en sobrevivir la pesadilla chavista
de cada día.
Este régimen
que sigue en el poder aun en contra de la opinión del 95% de su población
cuenta con varios factores a su favor. Uno de ellos, sin duda de crítica
importancia, es la mutación de las fuerzas armadas nacionales a brazo militar
del chavismo. En el plano político ha sido clave para el chavismo contar con
una falsa oposición complaciente que le lava la cara al régimen con una
apariencia de confrontación que nunca es tal.
Aparte de
estos factores el régimen chavista, tal como lo hace el régimen cubano, tiene
que buscar formas de reproducir culturalmente su modelo para embrutecer a la
población y formar a los nuevos reemplazos para alimentar la burocracia con la
que opera. Esta política se expresa en la resuelta acción de destruir la
historia nacional para sustituirla por la épica chavista, acabar con
Universidades, escuelas y toda forma de educación formal para reemplazarla por
propaganda ideológica
Al daño
material que el chavismo le ha causado a Venezuela se suma ahora el daño moral
como la acumulación de una serie de acciones destinadas a también desmantelar
la educación para asegurarse una población que sea sumisa y no ofrezca
resistencia a su modelo. Esta política no es nueva y ha sido la línea
definitoria del chavismo desde el comienzo. Provocar la partición de las
instituciones para sustituirlas por entidades eminentemente chavistas con
apariencia de instituciones y que son impuestas al resto de los venezolanos.
El paro
petrolero del 2002, por ejemplo, fue usado por el chavismo para reemplazar
profesionales y trabajadores de la industria petrolera con las clientelas del PSUV.
Veinte años después ya podemos ver los resultados.
Las protestas de los educadores que hoy
vemos en toda Venezuela vienen siendo encabezadas y apoyadas por chavistas
desengañados, lo cual le ha dado inusitada fuerza a las movilizaciones.
Impotente y necio ante la realidad el régimen ha decidido reciclar la
estrategia que usó en el 2002 contra la industria petrolera, esta vez para
sustituir “legalmente” a los maestros con jóvenes activistas del PSUV.
El propósito
de la recientemente aprobada Ley de Participación Estudiantil en el Subsistema
de Educación Básica no es otro que tratar de quebrar la protesta nacional de
los maestros en huelga con la incorporación de estudiantes de Educación Básica
como profesores a dar clase. Esta acción tiene parentesco con otros ejercicios
de piratería tales como aprobar estudiantes sin exámenes, certificar médicos en
3 años, titular periodistas a través del INCE o inclusive graduar oficiales exprés en la Academia Militar
saltándose lapsos y materias.
No es difícil
anticipar el precio que pagará Venezuela por este nuevo acto de improvisación y
piratería que ejerce el régimen chavista hoy encabezado por Nicolás Maduro. Los
estudiantes y los profesionales formados por el improvisado sistema educativo
chavista serán los peores y los más incompetentes. Pero eso sí, también serán
los fieles cuidadores del rancho, hasta que la realidad reviente la burbuja. No
se puede aspirar a más con un régimen que celebra, incentiva y democratiza, la
mediocridad como uno de sus fetiches más
preciados.- @humbertotweets
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