No es novedad.
El diálogo fue perversamente concebido para abortar el cambio político.
Para enfriar la protesta y desmovilizar a la sociedad.
El gobierno sigue estirando los lapsos de todo.
Ahora sin revocatorio entramos en el mundo de las indefiniciones con el cronograma de las elecciones regionales y seguramente con las presidenciales en manos del mismo CNE.
Ya Maduro dijo que su plazo para recuperar la economía es de dos años.
Osea que quizas, quizas, haya elecciones dentro de dos años si el gobierno logra reventar o ilegalizar a la MUD y sus partidos antes.
De lo contrario no habrá nada.
Otra prórroga más.
La esperanza se le lleva el diablo.
Mientras tanto a calle revienta por todos lados y por todas las razones.
El régimen apuesta a un letargo que le permita recuperarse en cámara lenta.
Dos años parecen 1000 eternidades bajo el insoportable yugo chavista.
El tiempo para las soluciones políticas, pacíficas y democráticas se acaba.
Se evapora a cada instante y con cada intento infructuoso de dialogar.
¿Y la paciencia?
Eso nadie lo sabrá...hasta que se acabe.
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