Bien planteado el diálogo ha pudo ser una oportunidad.
Un momento de victoria para el gobierno, la MUD, y el país.
El gobierno lo asumió como su tabla de salvación para postergar los cambios y desacreditar a la oposición.
Por su parte la MUD lo vio como la única posibilidad de que el gobierno se sentara a discutir su propia liquidación.
El país entero esperaba mucho más.
Una oportunidad para reconciliar los extremos y sin demeritar ninguna posición política avanzar en la solución de crisis puntuales.
Lo menos que se esperaba es que en medio de la pugna entre gobierno y MUD la miseria se convirtiera en una forma de castigar al pueblo para mantenerlo como rehén de este conflicto político.
Mientras en forma pública y privada tanto gobierno como MUD admiten que el diálogo no irá a ninguna parte en la calle el pueblo espera impaciente por comida y medicinas.
El diálogo muere de mengua y con él la ilusión de un cambio político y económico democrático en el corto plazo.
Se perdió el tiempo.
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