La situación de caos e inestabilidad no beneficia a nadie.
Pero esa es la realidad.
No hay comida, ni medicinas suficientes para atender la demanda.
Las colas en las tiendas se quintuplican.
Enfermedades y muertes aumentan en los hospitales.
Desesperanza e impotencia con bastante rabia es lo que se respira en la calle.
Todo menos resignación.
Por su parte gobierno y MUD parecen profundamente divididos en facciones irreconciliables.
Unos porque se niegan a entregar el poder.
Otros porque antes de llegar al poder ya se lo están repartiendo.
Crisis social y económica combinada con un dramático vacío político y ausencia de gobernabilidad es una peligrosa situación que puede arrollar sin distingos a gobierno y oposición.
Alguien está capitalizando la ira que reina en la calle.
No es el gobierno, tampoco la MUD.
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