Está demostrado lo que pretende hacer el régimen con el diálogo.
Ganar tiempo.
Amarrarse al poder mientras las condiciones cambian.
Y quizás, solo si las condiciones cambian, quizás ir algun dia a unas elecciones.
Para el gobierno cada dia que se mantenga en el poder sin elecciones es una victoria.
Por eso el diálogo en sí mismo no es la solución a nada.
Por el contrario, es una trampa que podría traer más desesperanza y frustración.
El diálogo en el marco de una estrategia política más amplia e inclusiva puede lograr lo que parece imposible: que se den las condiciones para que el gobierno entregue el poder.
Pero esto solo sería el resultado de combinar diálogo y calle.
La MUD no puede abandonar la presión de la calle que es el único recurso para avanzar.
Y usar el escenario del diálogo para afinar los detalles.
Se requiere de mucho temple y serenidad para manejar una estrategia que combine sin excesos ambos escenarios.
El ritmo y el avance dependerá en buena medida de la capacidad que tenga la oposición para combinar métodos y estrategias de lucha.
No se puede celebrar por adelantado ni condenar a priori el papel de la MUD en el diálogo.
En las próximas horas se verá si la posición del gobierno es sincera o no.
Y si vale la pena invertirle tiempo y esfuerzos a un diálogo que de otra forma podría servir solo para lanzarle un salvavidas a Nicolás Maduro y dejar al resto del país naufragando.
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