Tal como se había anticipado María Corina Machado ganó en forma contundente la Primaria de la falsa oposición. Se trata de un evento relevante que hay que desagregar en sus componentes materiales y formales para calibrar si estamos ante una posibilidad real de sacar al chavismo del poder o si por el contrario estamos frente a un nuevo engaño como todos los que se han repetido en estos 24 años en nombre de la liberación del pueblo venezolano.
Para
evaluar cuantitativamente el evento habría que tomar en consideración cuantos y
quienes votaron esta vez en relación con otros eventos parecidos administrados
por la falsa oposición. Al momento de escribir este artículo, aunque no se
conocen cifras definitivas, parece
existir acuerdo entre periodistas que con base a las cifras preliminares de la
Comisión de Primaria se podría estimar la participación en 2.5 millones de
electores y hay quienes afirman que podría llegar a 3 millones.
3
millones de votantes es una cifra cercana a los tres millones que en el 2012 en
un evento similar eligieron a Henrique Capriles Radonski, pero menos de la
mitad de los 7.5 millones que votaron en el 2017 en la llamada Consulta
Ciudadana también organizada por la MUD. Factores que explican la diferencia
entre uno y otro evento serían la dramática situación económica y social en
Venezuela que ha obligado a más de 10 millones de venezolanos a emigrar y las
evidentes manipulaciones del régimen chavista para sabotear la elección. A esto
habría que sumar una cantidad estimable de venezolanos, difícil de medir, que
no votaron como rechazo a las políticas negociadoras de la falsa oposición.
La
propaganda de los convocantes de la Primaria insiste en presentarla como una
gesta masiva ciudadana aunque los números y las imágenes nos muestren personas
que siempre han orbitado alrededor de la tesis electoral de la falsa oposición.
Una votación que doblara los 3 millones por el contrario habría significado una
verdadera revuelta popular inclusive con la participación de votos chavistas.
Pero ese no fue el caso y podemos decir con certeza que 3 millones de electores
solo alcanza a representar al pequeño universo que aún orbita y cree en la
falsa oposición, pero jamás se podrá tomar como representativo de todo el
pueblo venezolano.
El
cómodo triunfo de María Corina Machado se explica por el reacomodo de las
clientelas de Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo
Tiempo que conforman buena parte de esos 3 millones y que vieron en ella la
única posibilidad de pragmáticamente seguir medrando de la política. Sin duda
hay un pequeño porcentaje de esos 3 millones que no tienen filiación partidista
y de buena fe respaldaron con su voto la opción de María Corina Machado a pesar
de que al igual que el resto de los venezolanos aún están esperando que ella
les explique por qué ahora sí se puede votar en tiranía.
Es
evidente que los resultados de la elección Primaria del domingo 22 de octubre
más que una victoria ciudadana, como los epígonos y propagandistas la quieren
presentar, fue una revuelta de las bases y las clientelas de los partidos de la
falsa oposición en contra de sus cúpulas. En esta elección que no fue
organizada por ninguna sociedad civil sino por la falsa oposición, se concretó
la pulverización de las cúpulas de VP, PJ, AD y UNT cuya credibilidad y
legitimidad ahora se podría estimar en no más de un modesto 3%.
Esto
no quiere decir que de polvo se conviertan en cenizas, por el contrario la
nueva fisonomía engañosa y arenisca de esos componentes de la falsa oposición
les permitirá permear y penetrar con mayor facilidad el liderazgo de María
Corina Machado para ajustarlo a sus intereses. Los más audaces y los primeros
en entender esta nueva dinámica fueron los de Voluntad Popular, franquicia
partidista de Leopoldo López y partido rector de la corrupción al frente del
Interinato de Juan Guaidó. El abrazo de María Corina Machado con Freddy
Superlano fue mucho más que una alianza electoral para la Primaria, se trata de
un verdadero compromiso político donde VP se transforma de conglomerado
cuestionado política y moralmente en uno de los
nuevos dueños y acreedores de ese nuevo liderazgo emergente. Que nadie
se sorprenda que de ahora en adelante cualquier cuestionamiento contra el
Hamponato Interino de Juan Guaidó sea aplastado como un intento de dañar la
impoluta imagen de María Corina Machado y sus sacrificios por la unidad
nacional.
Con
una participación de 3 millones o menos y con una votación propia de medio
millón es un despropósito reconocerle a María Corina Machado la entidad de un
liderazgo nacional. Allí no están representados ni la mayoría de quienes se
fueron ni la mayoría de quienes aún están en Venezuela. A lo sumo le
reconocemos el indiscutido e indisputable liderazgo del universo de la falsa
oposición y de quienes aún creen en la vía electoral como una forma factible
para salir del chavismo. No la mayoría precisamente.
Desde
esa posición de influencia María Corina Machado, acompañada por Voluntad
Popular y Primero Justicia en una primera fase, tendrá que enfrentarse a
decisiones cruciales tales como continuar o no con el actual esquema de
negociaciones entre el chavismo y la falsa oposición o acaso cambiar también a
todo el equipo negociador. Ella como la nueva vocera de la falsa oposición
tendrá que resolver si acompaña al chavismo en su referéndum consultivo sobre
el Esequibo. Ah y por supuesto ella con la nueva dirección política de la falsa
oposición tendrán que resolver quién será el verdadero candidato que enfrentará
a Nicolás Maduro.
Porque
de algo ellos pueden estar seguros y es que por mucha presión ciudadana y
vigilias que se convoquen el chavismo invocará su legalidad y ejercerá todo su
poder para mantener la inhabilitación política de María Corina Machado. Quien
de verdad esté esperanzado en esto no es más que un iluso o ingenuo que al día de
hoy no ha comprendido la naturaleza criminal de un régimen que no escatima en
linchar físicamente a sus adversarios.
Para
quienes aún viven de las fantasías, la desilusión y el desengaño con María
Corina Machado vendrá con el tiempo. No porque uno lo quiera o apueste a ello
sino porque sus capacidades y su liderazgo están férreamente controlados por la
racionalidad que sostiene al chavismo en el poder y es la derivada del
reconocimiento a la legalidad chavista de 1999 y al voto como fórmulas para resolver
la crisis.
En
los próximos meses la realidad pondrá a prueba las tesis electorales de María
Corina Machado y la falsa oposición. Nuestro escepticismo se funda en un patrón
de conducta que hemos identificado perfectamente a lo largo de estos 24 años: Negociaciones-elecciones-negociaciones
todo dentro de la Constitución chavista de 1999, nada fuera de ella. Y así
seguimos en un círculo vicioso con nuevas caras, pero con promesas de cambio
recicladas.
Para
desmarcarse de sus antiguos adversarios María Corina Machado llamó a “luchar
hasta el final”, dejando a la libre interpretación de cada quien el significado
de “El Final”. Por el nivel de expectativa y emoción que ella ha despertado en
algunos segmentos de la población y ante una dramática e impostergable cita con
la realidad el único final que podemos anticipar es el final de las ilusiones
electorales. Con María Corina Machado se cierra el último capítulo de una
tragicomedia plagada de fetiches y falsas creencias que ya cumple dos décadas.
Después de ella será muy difícil repetir la misma historia o topar con la misma
piedra.- @humbertotweets
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