Cada día la Mesa de la Unidad Democrática se supera a sí
misma en su incansable empeño de ser la oposición oficialista a la medida del
régimen. No se trata tan solo de la participación en elecciones fraudulentas,
ni de reconocer la ilegítima Asamblea Constituyente. Ahora también la MUD se
somete a la vergonzosa situación de renunciar y claudicar a las mínimas
condiciones electorales cosméticas que le había pedido al gobierno para
participar en las elecciones presidenciales.
Es evidente que, aunque el gobierno le niegue esas peticiones
simbólicas que hace la MUD —como en efecto lo ha vuelto a hacer— esta agencia
de franquicias partidistas ya tiene la decisión tomada de hacer sus primarias y
participar una vez más en otras elecciones fraudulentas.
Según los operadores políticos Henry Ramos Allup y Rafael
Poleo, la MUD habría sido obligada por la comunidad internacional a negociar
condiciones electorales con el régimen. En realidad la MUD sigue negociando con
el régimen a espaldas de la comunidad internacional y del pueblo venezolano.
Cancilleres y diplomáticos han expresado decepción y desconcierto por la forma
incoherente e irresponsable como se maneja la MUD, al tiempo que expresan
rechazo a la farsa electoral.
Los venezolanos igualmente ven con sus propios ojos cómo la
oposición electoral muda sus posiciones políticas de un día para otro en el más
detestable ejercicio de oportunismo político. El precio de las inconsistencias
de la oposición electoral es propagar la ilusión de un cambio pacífico dentro
de la pax chavista, y tratar de
apagar la protesta de la calle. Protestas que, por cierto, se han multiplicado
por centenares al día, mientras estos dirigentes partidistas se ausentan para
poner todas las expectativas clientelares en las negociaciones con el régimen.
A ellos les molesta que los llamen colaboracionistas y
traidores, pero con su conducta se comportan como tales. No hay mejor forma de
colaborar con el régimen que convertirse en vocero de las ilusiones electorales
en nombre de la falsa oposición. De la misma manera se traiciona a la causa
democrática cuando se les da la espalda a nuestros aliados internacionales, en
especial a la OEA y su Secretario General Luis Almagro, que han sido
consecuentes con Venezuela.
La realidad material, concreta e inescapable, es que con
cada acción la MUD no hace otra cosa que colaborar para sostener la legalidad cuestionada
de la dictadura. Ese fue el papel que públicamente escogió, y por ello deben
ser juzgados y desplazados como dirección política.
Que la MUD siga insistiendo en negociar con el régimen y en
llamar a elecciones, solo confirma las peores sospechas: que, efectivamente, la
tarea colaboracionista no es algo casual, sino por el contrario un trabajo
sistemático y coordinado para desarticular a la oposición venezolana desde
adentro.
A lo largo de estos dieciocho años, la oposición electoral
ha usado todas las caretas posibles para engañar a los venezolanos: argumentos sobre
la unidad electoral; que la abstención es el enemigo de la oposición, como si
el sistema electoral fuese confiable; que los cargos de gobernadores y alcaldes
son puestos de lucha y no ubres del clientelismo partidista; que esta es la
última oportunidad y por eso hay que apostar por los votos, pues no tenemos las
balas…
Todas estas falacias son caretas que la oposición electoral
y sus partidos Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un
Nuevo Tiempo han usado para engañar y estafar a los venezolanos. Detrás del
discurso electorero y negociador de estos partidos de la MUD, lo que hay es la
intención pragmática de mejorar sus condiciones de cohabitación con el régimen
y los beneficios que eso implica. Antes lo sospechábamos, hoy todos lo sabemos.
@humbertotweets
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