domingo, 28 de enero de 2018

No hay razones para votar

Hemos llegado al punto de la desvergüenza. Al punto de no retorno cuando incluso hasta dignidad se pierde. Por presuntas razones políticas, motivaciones económicas o simplemente por un reflejo condicionado la MUD insiste en participar en unas elecciones especialmente diseñadas para reelegir a Nicolás Maduro.
El único pretexto que podía esgrimir la MUD para justificar su indigno estado de postración frente al régimen era la búsqueda de un supuesto acuerdo político para aliviar las condiciones electorales.
Pero ahora el régimen una vez más vuelve a patear a su socio menor al negarle hasta las condiciones simbólicas y cosméticas que imploraba la MUD. La perversión era algo así como “cedan algo, lo que sea, para justificar ante nuestra gente la estafa electoral”. Sin embargo el régimen se da el lujo de no ceder, imponer a la MUD todas sus canciones y esta en forma sumisa y abyecta sigue insistiendo e negociar y votar.
Para las franquicias partidistas que integran la MUD no valen los 18 años de fraude electoral. Y menos aun las más recientes experiencias, frescas en la memoria de los venezolanos, del fraude en la elección de la Constituyente, el de la elección de gobernadores y la elección de alcaldes. A todos estos eventos la oposición electoral llamo a participar argumentando que era la única forma de salir del régimen y según ellos esa sería la última oportunidad.
Frente a este nuevo fraude electoral la MUD se ve obligada a reciclar sus deshilachados argumentos para llamar a votar. No tendrá otra salida que volver a usar a sus habituales operadores para tratar de embaucar una vez más a la gente con el cuento del voto.
Pero la velocidad de la crisis política en Venezuela también acelera la velocidad del aprendizaje social y la capacidad de respuesta de un pueblo que hasta ahora ha sido engañado. Hoy hay millones de venezolanos más que ven con desconfianza y sospecha la dirección errática y blandengue de la MUD.
Para estos millones de venezolanos no hay más paciencia para el discurso vacío fabricado en salas de marketing. Para el venezolano común la realidad material de una confrontación real con el aparato militar y policial del régimen no es una contradicción que se resolverá fácilmente por el atajo electoral.
Aunque la narrativa de la MUD y sus operadores trata de inyectar falsa esperanza para llevar a la gente a votar bajo engaño la realidad de la calle con todas sus miserias es mucho más potente. En las colas que se forman para comprar cualquier cosa en Venezuela se habla con certeza de lo sórdido que es ir a unas elecciones en dictadura. Los más ingenuos hasta se sorprenden que la MUD se preste para ir a un evento sin ni siquiera pelear por las condiciones que pedía.

Los lánguidos y débiles llamados de la MUD para legitimar la dictadura con el voto se disipan en el calor de la calle donde millones de venezolanos luchan por sobrevivir al régimen y las propias falencias de la oposición electoral. Allí se sabe por experiencia propia que a pesar de lo que diga la desprestigiada MUD no hay razones para ir a votar. Ni una. @humbertotweets

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