El
desprecio por la vida ha sido la firma de marca de la dictadura chavista. A los
venezolanos asesinados en las protestas públicas se suman las ejecuciones
extrajudiciales por motivos políticos
perpetradas por organismos policiales. No es que falten pruebas sino que
la ausencia de un poder judicial independiente no permite juzgar este
comportamiento sistemático y criminal.
Pero
con la ejecución del inspector Oscar Pérez el asesinato por motivos políticos
adquirió una nueva dimensión en Venezuela. Desde el primer momento Oscar Pérez
y su grupo expresaron su decisión de rendirse y entregarse al verse rodeados
por las fuerzas parapoliciales. Así como todos nosotros lo vimos también lo vio
Maduro, Cabello y Bernal. Sin embargo, a pesar de la rendición la orden fue de
liquidar al grupo.
Esto
revela no solo la impunidad y crueldad del régimen sino también su cinismo.
Pareciera que la transmisión de este lamentable episodio a todo el planeta vía
redes sociales fue motivo de celebración macabra para el régimen. Queda claro que una vez que la dictadura
escala a esta nueva dimensión de violencia y crueldad no hay vuelta atrás. Es
imposible dialogar y negociar con quien espera el menor descuido para en forma
traicionera asesinar.
Igualmente
para los militares activos que aun siendo chavistas creen en la
institucionalidad esta claro que este régimen de barbarie ha llevado al extremo
el desprestigio de la institución
militar. El procedimiento parapolicial donde se asesinó a Oscar Pérez ha
recibido duras críticas en los diferentes componentes de las FANB. Se trató de
un acto vulgar de vendetta y no de un operativo militar profesional.
Además
ha generado particular ofensa la
violación de uno de los códigos de la vida militar cual es el respeto a la vida
del prisionero que se ha rendido. Los vídeos no dejan lugar a dudas que a)
Oscar Pérez ya se había rendido y quería entregarse; y b) La evidente
desproporción con el uso de un lanzagranadas no para someter al grupo sino para
liquidarlo físicamente. Esa conducta no corresponde a ningún tipo de doctrina
militar. Ese es el comportamiento propio de los pranes que hoy avergüenzan
hasta a los propios chavistas en las FANB.
En
uno de sus últimos mensajes Óscar Pérez remarca dos ideas fundamentales para la
lucha política que se libra en Venezuela. La primera es su llamado a la gente
para que salga a la calle. Esto revela toda una convicción que no será por la
vía de las elecciones ni de las falsas negociaciones como saldremos de esta
dictadura. Por el contrario sólo la presión popular en la calle es la única garantía
para derrocar al régimen.
La
segunda idea es que cualquier enfrentamiento armado tiene que ser entre
facciones que tienen armas en el seno de las Fuerzas Armadas, no entre civiles
y militares. Esto evidencia su convicción de evitar daños a la población civil.
En otras palabras que cada quien haga lo que sabe hacer. Los civiles salir a
luchar en la calle y los militares a dejar de apuntar sus armas al pueblo y
sumarse en rebelión para tumbar a la tiranía.
En
lugar de hacerle el juego al gobierno banalizando el asesinato de Oscar Pérez
hay que recuperar lo fundamental de su planteamiento para promover la unidad
orgánica de civiles y militares que definitivamente logren sacar a la
narcodictadura del poder.
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