La política de Donald Trump hacia Venezuela ha estado marcada por decisiones que, aunque presentadas como esfuerzos para promover la democracia, parecen alinearse más estrechamente con los intereses estratégicos y económicos de Estados Unidos. Un ejemplo reciente es la cancelación de la licencia que permitía a Chevron operar en Venezuela, una medida que, según el presidente, busca presionar al régimen de Nicolás Maduro para celebrar elecciones libres.
Sin embargo,
esta acción también puede interpretarse como un intento de limitar la
influencia de actores extranjeros en el sector petrolero venezolano,
protegiendo así los intereses energéticos estadounidenses.
La suspensión
de las operaciones de Chevron podría reducir la producción diaria de petróleo
de Venezuela de 900.000 barriles a menos de 500.000, exacerbando la crisis
económica del país. Esta disminución no solo afecta al gobierno de Maduro, sino
que también abre la puerta para que empresas chinas y rusas aumenten su
presencia en el sector energético venezolano, algo que Estados Unidos busca
evitar.
Además, la
administración Trump ha utilizado la narrativa de amenazas de seguridad para
justificar su postura hacia Venezuela. Durante su campaña, Trump destacó la
presencia de la banda criminal venezolana "Tren de Aragua" como un
argumento para reforzar sus políticas de inmigración y seguridad nacional,
vinculando la situación interna de Venezuela con los intereses de seguridad de
Estados Unidos.
El politólogo
internacional Michael Shifter ha señalado que las políticas de Trump hacia
Venezuela están más orientadas a satisfacer intereses geopolíticos y económicos
de Estados Unidos que a promover un cambio democrático en el país sudamericano.
Shifter argumenta que, aunque la retórica oficial se centra en la restauración
de la democracia, las acciones concretas, como las sanciones petroleras, buscan
asegurar el control estadounidense sobre los recursos energéticos y limitar la
influencia de rivales estratégicos en la región.
Las políticas
de Donald Trump hacia Venezuela parecen estar más alineadas con la protección y
promoción de los intereses estratégicos y económicos de Estados Unidos que con
un compromiso genuino con la democratización del país. No está claro que estas acciones puedan debilitar al régimen de
Maduro. Lo que sí resulta evidente es que están profundamente influenciadas por
consideraciones geopolíticas que benefician a Estados Unidos.- @humbertotweets
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