jueves, 31 de octubre de 2024

“Con Lula hemos topado”

            Precisamente cuando el fascismo chavista venía desenfrenado linchando físicamente a quienes no le apoyan y burlándose de toda la llamada comunidad internacional de repente se ha encontrado contra su peor némesis: El Brasil que preside Luiz Inacio Lula Da Silva.

            El proverbio popular dice que no hay peor cuña que la del mismo palo. El progresivo pivote de la postura de Brasil hacia el chavismo en Venezuela en cierta forma sorprende porque se trata de un legendario aliado internacional del régimen chavista cuyas posiciones ideológicas parecen ser similares.

            Sorprende que un gobierno autodenominado socialista, que ha sido instrumental para el sostenimiento internacional del régimen chavista, no sólo haga presión para que el chavismo demuestre que efectivamente ganó las elecciones el pasado 28 de julio sino que además parece dispuesto a castigar la conducta inmoral del Estado forajido.

            Sin embargo, para un análisis más comprensivo de la nueva postura de Brasil frente a Venezuela hay que recordar y subrayar que este giro se comenzó a manifestar en forma pública con los pactos de cooperación militar y las maniobras de entrenamiento bélico entre Brasil y Guyana. Esto ocurrió después del 2018 cuando Guyana, que mantiene una disputa territorial activa frente a Venezuela, acudió unilateralmente a la ONU para pedir una resolución al diferendo sobre el Esequibo y la Corte Internacional de Justicia se declaró competente para conocer la materia.

            La posición de Venezuela para recuperar el control soberano del Esequibo es débil no sólo por la incompetencia y torpeza del régimen chavista sino por la correlación de fuerzas a nivel internacional donde se ha creado un consenso tácito para avalar una eventual decisión de la CIJ concediendo plena soberanía a Guyana sobre el territorio en disputa.

            Es en este nuevo marco geopolítico que el Brasil de Lula, otrora aliado del chavismo, atendiendo a sus propios intereses, decidió fortalecer sus relaciones militares con Guyana mostrando una evidente preferencia en este conflicto.

            Este giro de Brasil seguramente fue percibido por el chavismo pero al mismo tiempo desestimado ya que para el Estado chavista lo realmente importante es seguir en el poder sin importar que eso signifique hacer concesiones territoriales a otros países o incluso perder el Esequibo.

            El chavismo no reconoció la hostilidad de Brasil cuando este país se declaró como un aliado militar de Guyana sino cuando Brasil ejerció su derecho de veto en los BRICS para impedir la entrada de Venezuela. Sólo en ese momento el régimen chavista replanteó su política frente a su antiguo aliado al punto de estar muy cerca de una ruptura de relaciones.

            Brasil habría planteado que hasta tanto no se muestren las actas “desglosadas por mesa” este país no reconoce a Nicolás Maduro como el ganador del 28J y adicionalmente lo descalifica para ser miembro del emergente grupo de los BRICS. Esto es sin duda un duro golpe para el régimen chavista que puede vivir cómodamente con la pérdida del territorio Esequibo pero no sin la ansiada ayuda financiera de los BRICS para sostener su aparato político militar-policial.

            Nicolás Maduro atendió la última reunión de los BRICS sólo para jugar el lastimoso papel de la novia plantada en el altar. Con el veto de Brasil Venezuela no entra en el grupo. Y honrando los protocolos de funcionamiento de esa alianza geopolítica y comercial Vladimir Putin presidente de Rusia, quien favorece la aspiración de Venezuela, habría dicho que el régimen venezolano tiene que entenderse con Brasil para resolver el veto.

            Es quizás la primera vez en 25 años que el chavismo está obligado a negociar en serio porque se encuentra en la difícil situación de querer algo que no es posible lograr por otros medios. Estas no serán el tipo de negociaciones donde un altanero Jorge Rodríguez abofetea al ex rector Vicente Díaz y se desdice con desenfado de un acuerdo suscrito y firmado como lo ha hecho varias veces con los Estados Unidos.

            Estas negociaciones que empezaran en cualquier momento entre Venezuela y Brasil serán diferentes a las realizadas con la falsa oposición, porque si el régimen chavista no pone en la mesa algo de valor político y geopolítico sustancial y tangible no entra a los BRICS. Y esto tendría dramáticas y decisivas consecuencias para el régimen venezolano.

            “Con Lula hemos topado, Sancho”. Ya era hora.- @humbertotweets

lunes, 28 de octubre de 2024

Victorias que son derrotas

            Las guerra mediáticas que se libran entre el chavismo y la oposición muchas veces ocultan o enmascaran los desarrollos reales de estas confrontaciones induciendo a ver victorias y derrotas que no son tales, pero cuya difusión en realidad busca un efecto propagandístico en sus respectivos seguidores.

            No resulta fácil discernir cuando un evento como las elecciones del 28 de julio constituyen una derrota efectiva para el régimen chavista o por el contrario es una escaramuza que le permite atornillarse aún más el poder.

            Para la oposición que dirigen María Corina Machado y la MUD el robo de las elecciones del 28 de julio constituye una derrota para el chavismo. La medida que esta oposición usa para caracterizar dicho evento como una derrota es que efectivamente millones de venezolanos acudieron a votar y lo hicieron masivamente en contra de Nicolás Maduro,  como se desprende de las actas difundidas y no aceptadas por el CNE chavista.

            Sin embargo, a pesar de esa masiva votación en contra que obligó al chavismo a robarse las elecciones sin ningún reparo, el régimen chavista sigue gobernando en Venezuela y la escalada represiva lo muestra más bien como impune, altanero y aún poderoso desde el punto de vista militar-policial.

            Entonces, si el resultado del masivo fraude electoral del 28J no contribuyó para sacar al chavismo del poder o fracturar su estructura habría que definir con más precisión cuáles son las características de una derrota y las de una victoria para saber cuándo estamos frente a una u otra situación. Lo contrario a esto es lo que ha venido haciendo la oposición de la MUD que cada vez que el régimen chavista estornuda o tose dice que estamos frente a una crisis terminal cuyo desenlace se confirmaría en días.

            El chavismo por su parte también manipula para ofrecer a sus clientelas y operadores una imagen falsa de la realidad. Además de aprovechar cada oportunidad para mostrarse como un régimen fuerte que se mantiene incólume a pesar de las ligeras sanciones internacionales el chavismo insiste en mostrar una imagen inexistente de Venezuela solo para animar a sus seguidores, muchos de los cuales se han sumado a las oleadas migratorias ante la insufrible situación que reina en el país.

            Tratando de delinear con mayor precisión la idea de derrota o la de victoria diremos que todo aquello que objetivamente le reste poder material al chavismo es un signo de derrota y por consiguiente todo aquello que materialmente ayude a mantener su condición actual sería un signo de victoria o de fortaleza.

            De esta forma podemos decir que si el fraude electoral perpetrado el pasado 28 de julio no contribuyó a socavar el soporte militar en el que se apoya el régimen chavista entonces difícilmente se puede decir se trata de un régimen derrotado. Desconocer esto es seguir flotando en una nebulosa de deseos y fantasías para alimentar falsas esperanzas de las que sin duda alguien se está beneficiando.- @humbertotweets

jueves, 24 de octubre de 2024

El fascismo chavista del siglo XXI no entra a los BRICS

            El ejercicio del fraude electoral del 28J ha obligado a los más conspicuos aliados internacionales del chavismo a replantearse su relación formal y material con el régimen chavista. La forma tan burda y grotesca mediante la cual el chavismo se ha robado las elecciones ha degradado ese evento al nivel de una basura incomible incluso para aliados importantes tales como Luiz Inacio Lula da Silva de Brasil y Gustavo Petro de Colombia.

En ambos casos estos presidentes, otrora defensores internacionales del régimen chavista, hoy muestran asco, vergüenza y pudor frente al robo de las elecciones en Venezuela y de muchas maneras evitan ser asociados con esa felonía. No es que Lula y Petro estén genuinamente interesados en apoyar un cambio político en Venezuela es que su cercanía con el régimen chavista es percibida como aberrante por sus respectivos electores y le plantea a ambos presidentes una inminente pérdida de votos en futuros comicios electorales.

            Petro lucha desesperadamente para dar una imagen de autonomía y criterio propio frente a sus electores, sin lograrlo, al tiempo que parece ceder ante el chantaje del régimen chavista que amenaza con dinamitar las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y grupos guerrilleros, en las cuales el chavismo actúa como un extraño y sospechoso mediador.

            La situación de Lula es diferente y su posición parece el resultado de un progresivo acto de pivote político que comenzó hace unos años con la formalización de pactos militares entre Brasil y Guyana, país que intenta arrebatarle a Venezuela el territorio Esequibo. Durante todo este tiempo Brasil venía actuando simultáneamente como aliado militar de Guyana y aliado político del régimen chavista.

Aunque esto nunca fue percibido como una contradicción por el chavismo, Brasil emprendió un progresivo y casi imperceptible alejamiento del chavismo hasta alcanzar su punto culminante con el no reconocimiento del triunfo de Nicolás Maduro el 28J tal como habría esperado el chavismo de uno de sus más firmes aliados en el pasado.

            Pero Brasil con Lula no se ha conformado con asumir una actitud beligerante a la hora de no reconocer a Maduro como ganador y exigir la publicación de las actas con los resultados electorales desglosados por mesa de votación. Brasil ha ido mucho más lejos. Ahora Brasil ha confirmado oficialmente que no aprobará la solicitud de ingreso de Venezuela al grupo de los BRICS como ansiosamente esperaba el régimen chavista.

            Y para un régimen que esperaba beneficiarse económicamente de esta alianza para mitigar el desastre económico en el que está sumida Venezuela esto es sin duda una importante derrota que limitará severamente su acceso a recursos financieros afectando sensiblemente su operatividad interna.

            El miedo que no sintió el chavismo el 28 de julio es el que invadió a sus principales operadores cuando incrédulos se enteraron de la nueva posición de Brasil frente a Venezuela en relación a su ingreso a los BRICS. La membresía en este grupo es el resultado de negociaciones que en forma consensual terminan en una invitación formal a unirse al grupo. Ya el año pasado cuando India habría objetado el ingreso de Venezuela, otros miembros tales como Rusia, China y Brasil intercedieron en favor de Venezuela.

            Hoy ese cuadro ha cambiado y Brasil se suma a la tesis de impedir que el fascismo chavista del siglo XXI ingrese a los BRICS. Un duro golpe para un régimen que necesita en forma desesperada recursos para mantener la utilitaria lealtad de sus fuerzas militares. Aun habría que esperar el desarrollo de las sesiones de los BRICS en los próximos días y ver si Rusia y China ceden ante la postura de Brasil o si por el contrario en defensa de sus intereses geopolíticos insisten en favorecer al chavismo.- @humbertotweets

lunes, 21 de octubre de 2024

María Corina Machado frente al chavismo fascista del siglo XXI

            La gran debilidad de la oposición venezolana frente al chavismo consiste básicamente en fallar a la hora de caracterizar al régimen y entender cómo operan sus mecanismos internos. Hasta ahora las denominaciones usadas para etiquetar al régimen chavista van desde un mal gobierno, pasando por la de un sistema autoritario y llegando hasta la de una corporación criminal agenciada para el delito, entre muchas otras.

            Cada una de estas etiquetas provoca una estrategia distinta y diferente para enfrentar al régimen. Por ejemplo, una de las más usadas es la de “régimen autoritario”. Esta invita a un reconocimiento del sistema político-jurídico-electoral y a partir de allí tratar de ejercer presiones internas e internacionales para que el régimen en acatamiento a su propia legalidad entregue el poder.

Esta es la base angular de la vía electoral cuyo último episodio ocurrió el pasado 28 de julio. Sin embargo al no existir mecanismos institucionales como soporte de un estado de derecho la voluntad de la mayoría queda brutalmente burlada con el robo descarado de las elecciones frente a lo cual no existe ni siquiera el recurso de apelación.

La concepción de “régimen autoritario” aconseja agotar todas las vías institucionales internas (aunque estas estén controladas totalmente por el chavismo) y externas para corregir el exabrupto. Esto es precisamente lo que ha hecho la MUD y María Corina Machado al constatar que no hay forma de lograr reconocimiento legal para la elección de Edmundo Gonzalez dentro de Venezuela y proseguir en la búsqueda de un reconocimiento internacional.

Pero esas vías institucionales tanto internas como externas actúan más bien como una camisa de fuerza que como una energía liberadora. Internamente el Tribunal Supremo de Justicia, en nombre de la legalidad del régimen chavista y su Constitución de 1999 a cuyo imperio se someten María Corina Machado y la MUD, ha dicho que el presidente electo es Nicolás Maduro.

La llamada “comunidad internacional”, que como tal orgánicamente es inexistente, se ha expresado en las declaraciones individuales de varios Estados que cuidadosamente identifican a Edmundo Gonzalez como el ganador del 28 de julio pero al mismo tiempo se abstienen de reconocerle el estatus de Presidente Electo.

Hemos planteado en otras oportunidades que una cosa es expresar simpatía en términos diplomáticos por la victoria de Edmundo Gonzalez y otra muy distinta es declararle la guerra al Estado chavista para que le entregue el poder al hombre que esos países reconocen como el ganador del 28J. Mientras lo segundo no ocurra lo primero no será más que un simbólico saludo a la bandera.

Últimamente también hemos visto como María Corina Machado le ha enviado mensajes tanto a los militares como a los jueces (en ambos casos de indiscutible filiación chavusta) haciéndoles un llamado a reconocer la voluntad de los venezolanos expresada el 28 de julio y respetar la Constitución y las leyes (la legalidad chavista establecida en 1999).

Estos llamados no son otra cosa que una consecuencia del ejercicio de la vía electoral frente a un régimen que Machado aún considera es autoritario y que contiene algunas partes que se pueden salvar. La invitación de MCM asume que dentro del régimen chavista todavía quedan reservas institucionales en los poderes judicial y militar que podrían rebelarse en contra de la macolla dirigente.

Sin embargo, la premisa de la que parte María Corina Machado es equivocada y conduce a una estrategia errónea. No existen tales reservas como desearía Machado. Dentro del régimen chavista hay grupos definidos por el reparto de los privilegios y el botín, pero todos, sin excepción hacen causa común a la hora de defender un régimen que les permite seguir saqueando en nombre de la revolución.

Este empeño en saquear y lucrarse en nombre de la revolución tiene un sustrato cultural e ideológico que con sus matices se apoya en sólidos elementos de la doctrina fascista tales como la instauración de un estado totalitario, la imposición de un régimen de partido único y la destrucción de la persona. En el fascismo chavista del siglo XXI los clanes de poder no actúan como una federación sino más bien como grupos definidos por intereses particulares y utilitarios pero integrados en un solo sistema que ha demostrado una gran capacidad para reproducirse y depurarse para seguir en el poder.

El carácter eminentemente fascista del régimen chavista es lo que falla en reconocer o admitir María Corina Machado y lo que la lleva a seguir pidiendo reconocimiento a los resultados electorales del 28J y enviarles mensajes a los componentes de ese Estado para que se rebelen. Quienes integran los poderes militar y judicial dentro del Estado chavista no son elementos extraños a dicho régimen, todos ellos son parte del Estado fascista que hay que derrocar y razón por la cual nada se puede esperar de ellos como ingenuamente aspira María Corina Machado.- @humbertotweets

jueves, 17 de octubre de 2024

Cambios militares: Otro trapo rojo del chavismo

            La situación política en Venezuela se podría caracterizar en la actual coyuntura como un realineamiento de las fuerzas del régimen, dispersión e incertidumbre en el campo opositor mientras la destrucción del país avanza y la emigración obligada aumenta.

            La oposición que lidera María Corina Machado y la MUD no ha logrado estructurar una estrategia viable para disputarle por la vía de los hechos el poder al chavismo. No se puede desmeritar ni minimizar el triunfo electoral de Edmundo Gonzalez el pasado 28 de Julio, pero tal como ya se había advertido la MUD y MCM carecían de una estrategia para lograr que el chavismo les entregara el poder por las buenas.

Esto ha lanzado la lucha opositora por los terrenos inciertos de una presión internacional al tiempo que en forma improvisada se trata de alimentar a cualquier precio la esperanza en la gente de un desenlace en el corto plazo

            Por su parte, el chavismo toma las medidas propias de un régimen que no muestra la intención de entregar el poder. La represión contra operadores de los partidos de la MUD y contra civiles desarmados ha aumentado y cada día escala a niveles más violentos haciéndose ahora extensiva a los menores de edad.

            El régimen chavista parece muy cómodo con el rechazo internacional que aún no supera las fronteras de la retórica diplomática. Mientras tanto en Venezuela se preparan cambios que buscan asegurar la permanencia de esa claque fascista en el poder.

            Hace unos días se anunciaron las sustituciones de los jefes de la DGCIM el MG Iván Rafael Hernández Dala y del SEBIN GJ Gustavo Enrique Gonzalez López. Estos movimientos, que son normales en regímenes fascistas como los de Cuba y Venezuela, fueron calificados inmediatamente por la oposición como señales inequívocas de una fractura militar. A estos cambios se suman otros en los componentes militares y por supuesto la ratificación de Vladimir Padrino López como Ministro de la Defensa y de Domingo Antonio Hernández Lares como jefe del CEOFANB.

            Este movimiento llevó a operadores y analistas vinculados a la MUD a propagar toda suerte de fábulas sobre presuntas crisis y miedos en el régimen chavista y más específicamente en su sector militar. Como esto es algo que todo el mundo desea escuchar las distintas versiones y “análisis” sobre fracturas y rupturas militares sonaron como música celestial para muchos incautos.

            Este es el clásico trapo rojo que el régimen chavista agita con su mano izquierda mientras con la mano derecha, en la actual coyuntura, aprovecha para aprobar las nuevas leyes electorales que regularan el fraude electoral del 2025 y hace una renovación de cuadros en el llamado Poder Ciudadano, esto es para elegir al Defensor del pueblo, al Contralor y el Fiscal General de la República. Siendo el cargo que hoy ostenta Tarek William Saab el de mayor notoriedad pero que seguramente por sus actuaciones se encamina a una ratificación.

            No vemos en los cambios militares ni en los cambios del Poder Ciudadano signos de división, crisis o fractura en el Estado chavista como sugieren algunos fabuladores. Por el contrario vemos a un régimen que se reagrupa para tratar de hacer más eficiente su aparato militar y policial de represión. Para lograr esto al igual que el régimen cubano el chavista hace purgas periódicas para sacar no necesariamente a quienes están conspirando, que serían muy pocos, sino a aquellos que lucen menos beligerantes y fanáticos que otros.

            La presunción de que el fin del chavismo será por vías de fuerza le otorga crédito a las versiones de supuestas divisiones internas en sus fuerzas militares. Es cierto que hay luchas internas por el poder, como ocurre en cualquier otro régimen político, pero estas se dan en el contexto de un ecosistema cerrado que hasta ahora ha demostrado una gran capacidad para reproducirse, reacomodarse y adaptarse.

            Mientras seguimos distraídos esperando que unos militares chavistas atiendan el llamado a rebelión que les hace María Corina Machado el régimen aprovecha para avanzar sus posiciones más allá del 10 de enero.

            Se requiere de un debate profundo y un replanteo total de la estrategia y los métodos de lucha de la oposición venezolana para verdaderamente articular una lucha que sea viable y exitosa para derrocar al chavismo.

            Pero aún estamos muy lejos de eso y mientras tanto seguimos dándole vida a las falsas esperanzas con trapos rojos que se agitan por doquier.- @humbertotweets

lunes, 14 de octubre de 2024

No hay forma de cobrar

            A diferencia de una guerra convencional la lucha política se desarrolla no solo en terrenos tangibles sino en espacios intangibles, pero materialmente existentes como el internet o la mente de los electores o individuos. En la lucha política la complejidad deriva de la imposibilidad de prescindir de un espacio y centrarse exclusivamente en otro. Todos los terrenos de lucha, físicos y virtuales, son imprescindibles para ganar la batalla.

Esta distinción es particularmente útil hoy día cuando las redes sociales con su potencia y fascinación hacen creer que ellas en sí mismas son el campo de batalla decisivo y se olvida que estas no son más uno de varios espacios donde la lucha de adversarios se está decidiendo.

El punto aquí es que no se puede pretender hacer política exclusivamente en las redes sociales con la ilusión de que lo que allí ocurre podría eventualmente sustituir la realidad. Como tampoco se podría hacer política prescindiendo del papel importante que juegan las redes sociales y medios de información.

En Venezuela el régimen chavista y su falsa oposición han creado sus burbujas digitales que operan como universos paralelos totalmente divorciados de la realidad. El chavismo ha construido un mundo que solo sirve a sus operadores y sus clientelas civiles y militares, donde Venezuela es la supuesta víctima de unas sanciones internacionales y ninguno de los padecimientos del país es culpa de 25 años de barbarie chavista.  No importa que las sanciones sean más simbólicas que efectivas y que estas no impidan que el Estado chavista siga lavando dólares. La verdad oficial que se impone en el universo paralelo chavista es que nada de lo que ha incurrido en Venezuela es su culpa sino de la pretendida intervención internacional.

Inmersa en su propia dialéctica la falsa oposición vive consumida en su eterna ilusión de que si es posible vencer legal y electoralmente al régimen chavista sometiéndose a sus reglas y condiciones. Poco o nada ha valido que en estos 25 años el chavismo se haya robado las elecciones una y otra vez. La falsa oposición electorera siempre encontrará una razón más para justificar porque ahora sí vale la pena volver a votar.

            Y por supuesto desde la curiosa y cuestionable racionalidad de la falsa oposición un error no debe conducir a su rectificación sino a cometer otro error más grande y así en una sucesiva cadena de equívocos con el propósito de justificar el error inicial.

            En otras palabras, para la falsa oposición electoral, hoy circunstancialmente dirigida por María Corina Machado, es preferible justificar hasta el final la salida electoral que admitir su rotundo fracaso como estrategia para sacar al chavismo del poder. Y por supuesto en esto la acompaña la MUD, los influencers y asesores electorales que viven de los dividendos que produce la próspera industria electoral en Venezuela durante la era chavista.

            El punto en discusión no es la victoria moral del 28 de julio con Edmundo Gonzalez. Es una victoria moral por su indiscutible simbolismo pero al mismo tiempo las semanas y los meses siguientes han probado que ha sido absolutamente inútil para sacar al chavismo del poder. Entonces en ausencia de una victoria real hay que conformarse y celebrar con ser los triunfadores en el ámbito moral.

            ¿Y porque se trata de una victoria moral sin ningún impacto o viabilidad en el mundo real? Porque las condiciones legales aceptadas por la falsa oposición todas dependen del chavismo como ya se ha visto. Las instituciones del estado chavista (poderes ejecutivo, legislativo, judicial, militar y electoral) actúan en bloque para proteger la pseudo legalidad de ese régimen. Y mientras eso sea así jamás habrá victoria posible para la falsa oposición.

La mal llamada comunidad internacional tienen sus propias camisas de fuerza impuestas por los límites de cada Estado y sus intereses geopolíticos. Esto quiere decir que poco o nada se podrá esperar de ella a menos que uno o varios estados por razones propias y particulares estén dispuestos a declararle la guerra al régimen chavista. Hasta ahora los Estados Unidos que ha tolerado el papel de Venezuela como aliado de Irán y movimientos terroristas ha sido permisivo con el régimen chavista. Habría que esperar si algún otro país por mucho menos estaría dispuesto a declararle la guerra al Estado chavista.

            La falsa oposición por su parte es prisionera de su error inicial: La tesis electoral para sacar al chavismo del poder. Lejos de rectificar rápidamente María Corina pisa el acelerador y continúa sin frenos en la única dirección posible: pedir auxilio a la ambigua y ambivalente comunidad internacional para transformar una victoria moral en una real. Ya hemos explicado que este camino es tan incierto como inviable a menos que los Estados Unidos comiencen a tomar en serio la activa alianza entre el régimen chavista y el Hezbollah. Pero apostarle a este desarrollo es poner el destino de Venezuela en manos de un lance de dados, literalmente.

            María Corina Machado y todo el elenco de la MUD y la falsa oposición que la rodea están atornillados a la idea de que si es posible cobrar la victoria moral del 28 de julio. Cuando un venezolano, evaluando sus riesgos y opciones, les pregunta ¿cómo? la respuesta es una incomprensible metáfora entre balbuceos con lengua enredada. Porque tanto MCM como la falsa oposición saben perfectamente que así como están planteadas las cosas hoy no hay forma de cobrar y a la luz de la pseudo legalidad del fascismo chavista del siglo XXI no hay manera de que Edmundo Gonzalez se juramente como presidente en Caracas el próximo 25 de Enero.

¿Qué podrán decir ese día? Solo podrán decir algo así como “prometimos que Edmundo Gonzalez se juramentaría como presidente y hemos cumplido”. Por supuesto, una victoria moral como la del 28 de julio también puede tener su propio universo paralelo en una presidencia ejercida a través de la Internet.- @humbertotweets

jueves, 10 de octubre de 2024

El peor enemigo de la MUD

            Podría decirse que el peor enemigo de la MUD y de María Corina Machado es el régimen chavista que no ha dudado en encarcelar a conspicuos operadores de esa oposición por insistir en el triunfo de Edmundo González y negarse a reconocer a Nicolás Maduro como el vencedor del fraude electoral del 28J. 

            Pero en realidad María Corina y la MUD tienen un enemigo más poderoso que el chavismo. Y este es la creencia de que aún es posible cambiar al régimen desde las entrañas de sus podridas y viciadas instituciones. Este razonamiento que adquiere toda su fuerza con la tesis de la salida electoral como la única posible para derrotar al chavismo ha sido durante estos 25 años el eje de acción de esta oposición.

            Esta postura en su momento fue combatida con ferocidad por María Corina Machado granjeándose el rechazo de casi todos los factores agrupados en la MUD. Pero cuando María Corina pivotó sobre su propia postura política para inscribirse en las elecciones primarias y abrazar la antes negada tesis de la vía electoral no sólo se reacomodaron los partidos que antes la atacaban sino que al mismo tiempo ella resucitó una opción que ya estaba en desuso y desprestigio en la mente de los venezolanos.

            El viraje de María Corina no sólo se le inyecta una nueva dosis de engañosa esperanza a los venezolanos sino que reafirma tal como siempre ha sido a tesis chavista que la única forma de participar políticamente es a través del voto y sometiéndose a la pseudo legalidad del régimen.

            Con el aval de María Corina esta tesis que ya era rechazada por millones de venezolanos logró un segundo aire que condujo a los eventos que finalmente desembocaron en el fraude electoral del 28J.

            El problema ahora es que la resucitada tesis y el respeto a la legalidad del régimen chavista no han logrado sacar al chavismo del poder. María Corina, para animar a la gente, prometió que esta vez era ganar y cobrar, hasta el final. Sin embargo las semanas siguientes al 28J no han logrado despejar la pregunta  ¿Y cómo se cobra? Tampoco está claro cuando es ese final o con respecto a que se podría establecer una medida que impida que el socorrido slogan se convierta en otra ambigua, e indeterminada eternidad.

            La ausencia de mecanismos político institucionales dentro de Venezuela para hacer valer el triunfo de Edmundo González ha empujado a María Corina Machado y a la MUD hacia los aún más inciertos caminos de la comunidad internacional. Hay quizás demasiadas esperanzas depositadas en lo que puedan hacer otros países por Venezuela y deliberadamente se obvia que los Estados no tienen amigos sino intereses y que ningún acudirá en auxilio de Venezuela a manos que este auxilio sea esencial para sus intereses geopolíticos y su seguridad nacional. 

            Pero aun constatando que el chavismo fascista del siglo XXI no está dispuesto a entregar el poder por presiones internas o internacionales la MUD y la propia María Corina siguen afincados en el círculo vicioso de las elecciones-negociaciones. A pesar de todo lo que ha ocurrido luego del 28J aún hay destacados operadores de la MUD que insisten con soberbia necedad que nada ni nadie los sacará de la vía electoral.

            Pero este razonamiento que se ha convertido en la némesis de esa oposición está siendo reconsiderado por importantes factores de la MUD y sobre todo por sus operadores y sus clientelas regionales. La naturaleza esencialmente clientelar de estos partidos lleva a sus operadores a justificar la participación en las fraudulentas elecciones chavistas como un mecanismo para recibir los incentivos económicos que de otra forma jamás recibirían. 

            Mantener a esos operadores y a los aparatos partidistas que ellos conforman cuesta mucho dinero y el chavismo ha creado todo un sistema para transferir recursos del Estado directamente a estas clientelas y mantenerlas presas de la doctrina de la salida electoral.

            Los operadores de los partidos de la MUD en las regiones saben que estos partidos no tienen tarjeta para las regionales del 2025 y sin ella es imposible postularse. Esto ha provocado una lenta y silenciosa migración de operadores regionales a los partidos llamados alacranes que si tienen las tarjetas y pueden postular.

            Esta misma presión comienza a sentirse en el seno de la MUD donde más temprano que tarde tendrán que definir si participan en el fraude electoral del 2025 o no.

            La lógica de la postura política que hasta ahora ha mantenido María Corina Machado y la MUD es que sin resolverse el tema de las actas de 28J ellos no deberían participar en las elecciones del 2025. Pero quedarse fuera del reparto de alcaldes, concejales, diputados regionales y gobernadores es un precio demasiado alto para quienes viven de la política y quizás un precio que en esos predio clientelares muy pocos estén dispuestos a pagar.

            Pero los habilidosos operadores de la MUD ya están trabajando en la forma de venderles esta nueva tesis a los venezolanos. Y el razonamiento es más  menos el siguiente. Hay que continuar en la vía electoral y participar en las elecciones del 2025 porque “…así como ganamos el 28J volveremos a ganar en las regionales y el chavismo no podrá arrebatar todos los cargos a la vez. Algo tendrá que entregar…” La apuesta y la esperanza es que el chavismo les haga unas concesiones en términos de cargos para que esa oposición siga incentivada a “dar la pelea desde adentro”.

            ¿Apoyará María Corina Machado la tesis electoral nuevamente en el 2025? La pregunta no es retórica, redundante, ni baladí porque ya ella nos sorprendió una vez cambiando de postura sin dar explicaciones.- @humbertotweets 

 

lunes, 7 de octubre de 2024

La inviable negociación con el fascismo chavista

            Hay quienes aún por convicciones democráticas, por ignorancia o quizás hasta por desinformación insisten ingenuamente en tratar de procurar una negociación entre el régimen chavista y su falsa oposición electorera antes del 10 de enero de 2025. El objetivo de esta romántica aspiración sería lograr que el chavismo acepte el triunfo de Edmundo Gonzalez y se comprometa a un proceso de transición política.

            Como desiderátum esta tesis calza perfectamente con la postura de muchos países que diplomáticamente han expresado sus simpatías hacia Gonzalez sin llegar al extremo de reconocerlo como tal presidente electo. Esta es la típica postura que aunque no se concrete siempre le permite al portavoz quedar bien porque se agotaron todos los esfuerzos en la búsqueda de una salida racional al conflicto.

            Pero como decíamos en el primer párrafo es una postura ingenua porque todos, incluidos sus proponentes, saben que sencillamente el chavismo no va a negociar su salida del poder. Punto y aparte. Fin de esa discusión.

            Los operadores del régimen chavista no solo han repetido hasta la saciedad que jamás entregarán el poder, ni por las buenas ni por las malas (Diosdado Cabello dixit). Además lo han demostrado con hechos concretos siendo el robo descarado a mano armada de las elecciones el pasado 28 de julio el más emblemático.

            En una entrevista con el periodista Cesar Batiz el politólogo John Magdaleno se preguntaba ¿Por qué el chavismo no negocia? El propio Magdaleno ha repetido varias veces que este en un asunto de incentivos y de aumentar los costos de salida al régimen, argumento que otros repiten como loros sin la calidad argumentativa del politólogo.

            La pregunta es pertinente porque es precisamente en la idea aureolar de una negociación con el chavismo donde buena parte de la oposición, incluida María Corina Machado, pone sus esperanzas.

            Lo primero que hay que decir es que este no es un asunto de incentivos o de costos de salida. Esto simplifica el problema al nivel de pensar en que se le podría ofrecer a Nicolás Maduro y sus operadores para que abandonen el poder. ¿Dólares? ¿Lingotes de oro? ¿Un exilio dorado en Rusia? ¿Quizás Turquía? Siguiendo esta lógica hay quienes ofrecen salvoconductos y hasta el perdón de todos los crímenes cometidos en 25 años con tal y, por amor a Dios, abandonen el poder.

            Quienes así piensan parecen no ver o entender que lo que se tiene al frente es algo más complejo que una coalición de bandas criminales que se mueven por un puñado de dólares. Es cierto que el chavismo ha saqueado y destruido a Venezuela en forma criminal, pero este ha sido un saqueo sistemático que se corresponde a una política de esa estructura político-militar que hemos denominado el Estado chavista.

            En otras palabras, en Venezuela estamos luchando contra todo un aparato estatal que al igual que su modelo cubano se ha instalado en el poder para tratar de permanecer por siempre, no para negociar su salida a cambio de unos incentivos ofrecidos a sus cabezas.

            Otros analistas como Jesús Seguías claman desesperadamente por un acuerdo entre chavismo y falsa oposición (MUD) culpando a la oposición por haber perdido la oportunidad de negociar con buenos interlocutores. Seguías coincide con Antonio Ledezma en que una persona afín al chavismo como Josu Luis Rodríguez Zapatero sería un buen negociador porque podría influir en el régimen para flexibilizar su postura y encaminarlo en modo de transición. Ledezma más retórico dice que así como Zapatero ha sido un atornillador de Nicolás Maduro ahora él podría ser un facilitador de su salida.

            La tesis suscrita por Seguías y Ledezma le atribuye toda la potencia de la negociación a los elementos negociadores como si estos estuviesen allí representando sus propios intereses. Es  decir, hay que entender que cuando habla Zapatero no está hablando desde el espacio de una virgen vestal sino como un agente plenamente comprometido con el régimen chavista. Y esto es así porque él mismo se ha encargado de demostrarlo. Ignorar esto conduce a depositar toda la esperanza y la fe de esa nueva negociación en la persona equivocada.

            Lo que hay que decir sobre estas tesis es que las negociaciones responden siempre a condiciones materiales objetivas que se presentan. Es cierto que quienes negocian son sujetos, pero estos no se representan a sí mismos sino los intereses de los grupos a los que pertenecen.

            En el caso del chavismo pierden el tiempo quienes piensan que esto se resuelve con ofrecer incentivos a Maduro o presentar negociadores que sean agradables al régimen. Estas son consideraciones subjetivas absolutamente engañosas e inútiles.

            Hay que regresar a la pregunta clave que hacía John Magdaleno. ¿Por qué el chavismo no negocia? Bueno igualmente la respuesta a esta pregunta no la vamos a encontrar en la voluntad subjetiva de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez o Vladimir Padrino López de negociar o no. El régimen chavista que estos operadores representan no enfrenta condiciones materiales objetivas que los obligue a negociar. Se negocia solo cuando existe la necesidad material objetiva de ello, de lo contrario ¿para qué negociar?

            Poco importan los incentivos que se les ofrezca, con salvoconductos, sanciones y perdones incluidos. Menos aún importa que el negociador por la oposición sea Gerardo Blyde o María Corina Machado. O que el intermediario sea José Luis Rodríguez Zapatero. Todos estos son aspectos subjetivos de forma que en nada van a influir para que el chavismo cambie su postura.

            Tampoco es un tema de hacer una amenaza creíble como ha sostenido María Corina. El chavismo tendría que enfrentarse a una crisis o a una fuerza superior político-militar que previamente lo quiebre para que entonces sí exista la disposición de negociar basada en una necesidad real de sobrevivir y no en una mera amenaza.

            Nos parece ocioso especular en este artículo sobre las características o condiciones de este tipo de crisis terminal porque es algo que nunca se conoce en la víspera sino cuando los eventos se han consumado. Además porque ello implica un conjunto único de variables que hoy no parecen estar todas presentes. Sin embargo, hay que insistir mientras el chavismo no tenga una necesidad material real de negociar todos estos intentos no serán más que escaramuzas para enmascarar la realidad. El efecto de una negociación con el chavismo en las actuales condiciones no será diferente al de las elecciones del 28 de julio con su aura evanescente.- @humbertotweets

jueves, 3 de octubre de 2024

Los fascistas gritan “Ahí viene el fascismo”

            Siguiendo con la línea argumental que hemos presentado en las últimas semanas en La Razón no le vamos a hacer la concesión al chavismo de manipular y desvirtuar la definición y el contenido de la idea de fascismo. Y es que desde el comienzo del régimen chavista en 1999 Hugo Chávez y sus acólitos han usado la expresión “fascistas” para satanizar y destruir moralmente a sus adversarios.

            Sin mayores elementos de carácter conceptual para el régimen chavista un fascista es todo aquel que se oponga políticamente y por esta sola razón estaría justificado su linchamiento moral y físico. Los operadores chavistas repiten como loros ad nauseam proclamas contra una supuesta derecha fascista pero no les explican a sus ignorantes clientelas en qué consiste realmente el fascismo.

            Para empezar la oposición que el chavismo califica como derecha fascista no contiene ni siquiera uno de los elementos distintivos del fascismo. Aun si se toma en consideración la experiencia del gobierno interino de Juan Guiado, el papel de la pseudo Asamblea Nacional del 2015 y el carácter de presidente electo de Edmundo Gonzales estas instancias no han operado según el canon clásico y doctrinal del fascismo caracterizado por el autoritarismo, el control de la sociedad, y la glorificación de la violencia y el militarismo.

            Por el contrario, quienes llaman fascistas a sus adversarios representan a un régimen que cumple con todos los trámites de un régimen autoritario que nosotros desde La Razón hemos propuesto caracterizar como fascismo chavista del siglo XXI.

            ¿Por qué? Porque lo que se nos presenta es una versión de fascismo con su propia especificidad y particularidad que obviamente aun cuando mantiene los rasgos fundamentales del fascismo no tiene ninguna conexión histórica con el fenómeno político en la Italia de Benito Mussolini.

            El autoritarismo. El fascismo se organiza en torno a un líder carismático o un gobierno autoritario que concentra el poder en una figura fuerte. Se elimina la democracia en la práctica y se rechaza cualquier forma de pluralismo político. El caudillo es visto como la personificación de la voluntad nacional, y su autoridad es incuestionable.

            Control totalitario. Se busca un control completo del Estado sobre todos los aspectos de la vida social, política y económica. Esto incluye el uso intensivo de la propaganda, la censura de medios de comunicación, la manipulación de la educación, la persecución de cualquier forma de disidencia y la destrucción del individuo como persona.

            Glorificación de la violencia y el militarismo. El fascismo exalta la guerra, la fuerza y la disciplina militar como virtudes. La violencia se presenta como un método legítimo para alcanzar y mantener el poder, purgar la nación de enemigos y crear una sociedad fuerte y cohesionada.

            Cuando el fascismo chavista acusa a sus adversarios de fascistas hace exactamente lo mismo que el astuto ladrón al gritar: «Allá va el ladrón !Atrápenlo! !Atrápenlo!».

            Esta artimaña busca distraer la atención y justificar como legítima la violencia y la aniquilación del oponente por razones patrióticas y de Estado. Pero ese manejo burdo de la propaganda oficial no elimina la realidad. Y es que el régimen chavista se ha convertido en un verdadero Estado fascista con todos sus elementos distintivos.

            Sigue perdida en su laberinto la falsa oposición cuando fracasa en identificar la naturaleza real del régimen chavista y solo le concede el tímido e impreciso adjetivo de “autoritario”. Esto no es casual, es deliberado y el propósito es enmascarar el deseo que tiene esa falsa oposición de seguir participando en elecciones fraudulentas con el chavismo aunque siempre tratando de negociar lo que escrupulosamente llama “condiciones electorales competitivas”.

            Mientras tanto el único recurso con el que podrían contar los venezolanos en su lucha por la libertad como lo es el uso eficiente del tiempo se sigue desperdiciando en maromas infantiles y metáforas inútiles que solo llevan a más frustración y desesperanza.- @humbertotweets