Hay quienes aún por convicciones democráticas, por ignorancia o quizás hasta por desinformación insisten ingenuamente en tratar de procurar una negociación entre el régimen chavista y su falsa oposición electorera antes del 10 de enero de 2025. El objetivo de esta romántica aspiración sería lograr que el chavismo acepte el triunfo de Edmundo Gonzalez y se comprometa a un proceso de transición política.
Como
desiderátum esta tesis calza
perfectamente con la postura de muchos países que diplomáticamente han
expresado sus simpatías hacia Gonzalez sin llegar al extremo de reconocerlo
como tal presidente electo. Esta es la típica postura que aunque no se concrete
siempre le permite al portavoz quedar bien porque se agotaron todos los
esfuerzos en la búsqueda de una salida racional al conflicto.
Pero
como decíamos en el primer párrafo es una postura ingenua porque todos,
incluidos sus proponentes, saben que sencillamente el chavismo no va a negociar
su salida del poder. Punto y aparte. Fin de esa discusión.
Los
operadores del régimen chavista no solo han repetido hasta la saciedad que
jamás entregarán el poder, ni por las buenas ni por las malas (Diosdado Cabello
dixit). Además lo han demostrado con
hechos concretos siendo el robo descarado a mano armada de las elecciones el pasado
28 de julio el más emblemático.
En
una entrevista con el periodista Cesar Batiz el politólogo John Magdaleno se
preguntaba ¿Por qué el chavismo no negocia? El propio Magdaleno ha repetido
varias veces que este en un asunto de incentivos y de aumentar los costos de
salida al régimen, argumento que otros repiten como loros sin la calidad
argumentativa del politólogo.
La
pregunta es pertinente porque es precisamente en la idea aureolar de una
negociación con el chavismo donde buena parte de la oposición, incluida María
Corina Machado, pone sus esperanzas.
Lo
primero que hay que decir es que este no es un asunto de incentivos o de costos
de salida. Esto simplifica el problema al nivel de pensar en que se le podría
ofrecer a Nicolás Maduro y sus operadores para que abandonen el poder.
¿Dólares? ¿Lingotes de oro? ¿Un exilio dorado en Rusia? ¿Quizás Turquía?
Siguiendo esta lógica hay quienes ofrecen salvoconductos y hasta el perdón de
todos los crímenes cometidos en 25 años con tal y, por amor a Dios, abandonen
el poder.
Quienes
así piensan parecen no ver o entender que lo que se tiene al frente es algo más
complejo que una coalición de bandas criminales que se mueven por un puñado de
dólares. Es cierto que el chavismo ha saqueado y destruido a Venezuela en forma
criminal, pero este ha sido un saqueo sistemático que se corresponde a una
política de esa estructura político-militar que hemos denominado el Estado
chavista.
En
otras palabras, en Venezuela estamos luchando contra todo un aparato estatal
que al igual que su modelo cubano se ha instalado en el poder para tratar de
permanecer por siempre, no para negociar su salida a cambio de unos incentivos
ofrecidos a sus cabezas.
Otros
analistas como Jesús Seguías claman desesperadamente por un acuerdo entre chavismo
y falsa oposición (MUD) culpando a la oposición por haber perdido la
oportunidad de negociar con buenos interlocutores. Seguías coincide con Antonio
Ledezma en que una persona afín al chavismo como Josu Luis Rodríguez Zapatero
sería un buen negociador porque podría influir en el régimen para flexibilizar
su postura y encaminarlo en modo de transición. Ledezma más retórico dice que
así como Zapatero ha sido un atornillador de Nicolás Maduro ahora él podría ser
un facilitador de su salida.
La
tesis suscrita por Seguías y Ledezma le atribuye toda la potencia de la
negociación a los elementos negociadores como si estos estuviesen allí
representando sus propios intereses. Es
decir, hay que entender que cuando habla Zapatero no está hablando desde
el espacio de una virgen vestal sino como un agente plenamente comprometido con
el régimen chavista. Y esto es así porque él mismo se ha encargado de
demostrarlo. Ignorar esto conduce a depositar toda la esperanza y la fe de esa
nueva negociación en la persona equivocada.
Lo
que hay que decir sobre estas tesis es que las negociaciones responden siempre
a condiciones materiales objetivas que se presentan. Es cierto que quienes
negocian son sujetos, pero estos no se representan a sí mismos sino los
intereses de los grupos a los que pertenecen.
En
el caso del chavismo pierden el tiempo quienes piensan que esto se resuelve con
ofrecer incentivos a Maduro o presentar negociadores que sean agradables al
régimen. Estas son consideraciones subjetivas absolutamente engañosas e
inútiles.
Hay
que regresar a la pregunta clave que hacía John Magdaleno. ¿Por qué el chavismo
no negocia? Bueno igualmente la respuesta a esta pregunta no la vamos a
encontrar en la voluntad subjetiva de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez o Vladimir
Padrino López de negociar o no. El régimen chavista que estos operadores
representan no enfrenta condiciones materiales objetivas que los obligue a
negociar. Se negocia solo cuando existe la necesidad material objetiva de ello,
de lo contrario ¿para qué negociar?
Poco
importan los incentivos que se les ofrezca, con salvoconductos, sanciones y
perdones incluidos. Menos aún importa que el negociador por la oposición sea
Gerardo Blyde o María Corina Machado. O que el intermediario sea José Luis Rodríguez
Zapatero. Todos estos son aspectos subjetivos de forma que en nada van a
influir para que el chavismo cambie su postura.
Tampoco
es un tema de hacer una amenaza creíble
como ha sostenido María Corina. El chavismo tendría que enfrentarse a una
crisis o a una fuerza superior político-militar que previamente lo quiebre para
que entonces sí exista la disposición de negociar basada en una necesidad real
de sobrevivir y no en una mera amenaza.
Nos
parece ocioso especular en este artículo sobre las características o
condiciones de este tipo de crisis terminal porque es algo que nunca se conoce
en la víspera sino cuando los eventos se han consumado. Además porque ello
implica un conjunto único de variables que hoy no parecen estar todas
presentes. Sin embargo, hay que insistir mientras el chavismo no tenga una
necesidad material real de negociar todos estos intentos no serán más que
escaramuzas para enmascarar la realidad. El efecto de una negociación con el
chavismo en las actuales condiciones no será diferente al de las elecciones del
28 de julio con su aura evanescente.- @humbertotweets
No hay comentarios.:
Publicar un comentario