Entre la determinación del régimen chavista en mantener la inhabilitación de María Corina Machado y la de la candidata en llegar hasta el final, por la vía electoral, no sabemos si el 25 de marzo estaremos frente a una chapuza o a un final de proporciones épicas y telúricas.
Todo
el mundo se pregunta qué quiere decir llegar hasta el final. Y es una pregunta
legítima tomando en cuenta que, tal como está planteada la farsa electoral de
2024, el régimen chavista dispone del poder hasta para escoger los candidatos
que competirán con Nicolás Maduro. La ambivalencia de María Corina Machado y
quienes la apoyan a la hora de responder a esta pregunta permite que cada quien
se fabrique una respuesta a la medida de sus expectativas.
Para
unos llegar al final significa presionar en la calle hasta que el régimen
finalmente acepte inscribir esa candidatura, aunque dentro de la pseudo
legalidad del régimen chavista no existan mecanismos para que ello ocurra. Para
otros, más prudentes, llegar al final es insistir hasta el día en que el
chavismo ratifique su decisión y entonces postular un candidato interino que se
enfrente a Maduro con votos. Sin duda, para la mayoría llegar hasta el final
significa lograr la expulsión definitiva del chavismo del poder.
El
discurso de María Corina sigue avivando las esperanzas y aumentado las
expectativas de aquellos que aún creen en una salida electoral en Venezuela.
Pero hasta quienes la siguen con pasión y fervor se preguntan qué hacer cuando
vencido el lapso para postular el chavismo les tire la cara en la puerta y les
diga no. Es en este punto en que las incertidumbres se transforman en
especulaciones antes de asumir el salto mortal como acto de fe. Es que tenemos
que confiar que ella (María Corina) sabe lo que hace, te dicen sus humildes
seguidores en una exhalación donde se va todo, hasta la vida.
Así
planteadas las cosas y con un juego que es milimétricamente controlado por el
régimen chavista solo cabría esperar por un milagro para ver a María Corina
Machado inscrita como candidata. Pero sabemos que en la realidad material de la
política no hay espacio para los milagros ni lo sobrenatural. Aquí hay una
situación planteada que, aunque se quiera insinuar contrario, no admite
términos medios. Bien el régimen chavista acepta la candidatura de María Corina
Machado o no. Y si no la acepta ella tendría que apoyar a un candidato interino
o hacer otra cosa.
Aunque
es una tesis que la propia María Corina ha rechazado en repetidas ocasiones
apoyar a un candidato interino es la única forma de mantenerse en la vía
electoral. No hay otra. Esta opción no se parece para nada al final épico que
muchos esperan y luce más a la chapuza improvisada del Cucutazo cuando la prometida ayuda humanitaria finalmente no pudo
entrar a Venezuela desmontando en minutos las falsas ilusiones propagadas por
meses.
Hace
unos días María Corina Machado conversaba con Cesar Batiz y el periodista
amablemente le presionaba sobre este incómodo e inevitable asunto. En una
primera elaboración María Corina se muestra sorprendida porque según ella dice
eso es algo que nadie le pregunta directamente. Llegar hasta el final es llegar
hasta el final, alega con desenfado. Ante la inconmovible y genuina curiosidad
de Batiz, Machado retoma con más seriedad el tema y explica que la victoria
política precede a la electoral significando que el régimen está obligado a
cumplir los acordado en el Acuerdo de Barbados según el cual cada parte puede
postular libremente a sus candidatos.
Como
es lógico el periodista, interpretando las dudas de muchos le repregunta “¿Y si
el régimen no cumple con los Acuerdos de Barbados?” A lo que Machado responde
con brutal honestidad “Si el régimen no permite inscribir nuestra candidatura
significa que lo manda todo a la porra…” Lo que no dice María Corina es qué se
hace cuando el régimen manda a la porra el Acuerdo de Barbados porque eso fue
exactamente lo que hizo cuando Jorge Rodríguez aseguró que esos Acuerdos
quedaban ahora sustituidos por los Acuerdos de Caracas con el ala alacrán de la
falsa oposición. Y decir en forma genérica que se va hasta el final cuando el
régimen lo manda todo a la porra ayuda en muy poco.
El
grave problema que hoy confrontan María Crina Machado y la PU/MUD es que
son víctimas del fundamentalismo
electoral. Ellos decidieron hace tiempo apostar ciegamente a la farsa electoral
del régimen chavista cuyas reglas de juego no admiten un resultado adverso para
ellos. Resulta obsceno ver la perniciosa insistencia de esa oposición en la vía
electoral a sabiendas que es una estafa coreografiada por el régimen. ¿Cómo se
puede conciliar el peso de cientos de miles de personas que apoyan a María
Corina en un sistema electoral que “legalmente” puede reducir esos votos a un
valor cercano a cero?
Dentro
de la legalidad del régimen chavista de muy poco o nada vale tener el apoyo de
las multitudes y votos que jamás serán contados ni respetados como la base para
un cambio político en Venezuela. La necia frase “nada nos sacará de la vía
electoral” parece castrar preventivamente la energía de unas masas que claman
por un liderazgo que no les diga por quién votar sino más bien cómo sacar al
chavismo del poder.
No
se puede subestimar la brutalidad militar, policial e institucional del
chavismo para seguir en el poder. Están dispuestos a hacer lo que sea para
atornillarse y unas elecciones al revés no los va a detener. Pero tampoco se
puede subestimar a los cientos de miles de personas que públicamente acompañan
y expresan su apoyo a la ilusión electoral que hoy encarna María Corina
Machado.
Lo
menos que esperan esos venezolanos, hartos de chavismo, es que María Corina
Machado se aparezca el 25 de marzo a levantarle la mano a un candidato interino
y diga que votar por él es lo mismo que votar por ella. Para que estas mayorías
se puedan expresar libremente se requiere que María Corina Machado mande a la
porra al fraudulento sistema electoral chavista y en lugar de jugar con sus
reglas las destruya no desde la institucionalidad del régimen sino desde la
calle, terrero de lucha que el chavismo hace tiempo perdió. Solo rompiendo con
el rígido marco de la farsa electoral chavista se le podría dar un sentido más
político e histórico a la frase “llegar hasta el final”, reinterpretándola y completándola
donde el final no queda flotando en las nebulosas de Narnia sino que significa,
con exactitud y precisión, hasta que caiga la tiranía chavista.- @humbertotweets
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