Es cierto que
el régimen chavista necesita de unas elecciones trucadas para legitimarse, no
ante un pueblo que lo desprecia o una comunidad internacional indiferente, sino
ante sus propias clientelas y sus Fuerzas Armadas. Solo importa demostrarle a
esos dos segmentos que el chavismo aún tiene poder y no es, como muchos en el
régimen sospechan, un cascarón vacío que se sigue resquebrajando. Y la única forma de justificarse ante ellos
mismos es decir fuimos a unas elecciones con la oposición, nos contamos y
ganamos.
Los detalles de
las trampas y el fraude quedan como menudencia irrelevante ante los ojos de
clientelas y militares chavistas que también son cómplices y para quienes lo
único que importa es que cualquier instancia del régimen proclame ese resultado
como “legal” para aceptarlo y defenderlo como tal.
Desde el punto
de vista del fraude electoral el chavismo lo tiene todo, o casi todo, muy bien
calculado. Y sabemos que es así porque es el propio Diosdado Cabello quien nos
ha venido informando a través de su programa de televisión, paso a paso, como
se viene instrumentando esta nueva maniobra electoral. Como si estuviese leyendo
un guión Cabello nos anunció con semanas de anticipación lo que ocurriría en la
Primaria de la falsa oposición. Las captahuellas, las inhabilitaciones, y la
inminente suspensión de la Primaria por falta de recursos.
También ha
insistido Diosdado Cabello que el candidato de la falsa oposición será electo
por consenso. Pero ¿Acaso Cabello dispone de una bola mágica para predecir el
futuro con ese nivel de precisión? No exactamente. Pero no hay que ser adivino
para inferir que el desarrollo lógico de tener una candidata inhabilitada que
gane la Primaria será justamente la selección de otro candidato de la falsa
oposición…por consenso.
En el lado
opositor todo marcha según lo que espera el régimen. Donde las cosas parecen
desafiar los guiones del chavismo es en el terreno de la economía. La realidad
es que el país está en escombros y la lucha por la supervivencia involucra a
chavistas y no chavistas. Pero a quien debe temer el régimen es a sus propias
clientelas, civiles y militares, porque estas tienen acceso a armas y logística
para hacer justicia por su propia cuenta y, por qué no, hasta su propia
revolución.
Las sanciones
de los Estados Unidos contra Venezuela no han impedido que el régimen chavista
siga vendiendo petróleo en los mercados negros con el auxilio de China, Rusia e
Irán. Sin embargo, pareciera que los recursos que recibe el régimen solo
alcanzan para pagar por la operatividad de su burocracia y las aún cuantiosas
comisiones por corrupción. En eso se va el dinero que llega.
Mientras tanto
amplios sectores de la población, chavistas incluidos, no reciben lo suficiente
para comer dos veces al día. Aquí están los militares y sus familias. A ellos
se les pide que sigan apoyando al régimen y que hagan cualquier tipo de
“emprendimiento” para que se ‘redondeen” los ingresos. El mejor reconocimiento
de que las privaciones también se sienten en los cuarteles.
En estas
condiciones el régimen no podrá ir a unas elecciones en el 2024. El chavismo
necesita poner mucho más dinero en la calle por la vía de dádivas, bonos, CLAP,
Carnet de la patria o lo que sea para neutralizar el descontento de sus propias
bases civiles y militares. Con clientelas desganadas y desmoralizadas el
chavismo no tendrá suficiente recurso humano para perpetrar su mascarada electoral
del 2024. Y la macolla del régimen (Maduro, Rodríguez y Padrino López) lo sabe.
Aun en el
supuesto de que, producto de las gestiones de la falsa oposición y los Estados
Unidos, se le liberen fondos al régimen chavista antes de que termine el 2023
no creemos que al chavismo le quede tiempo suficiente para articular planes
populistas para “poner dinero en la calle” con un impacto relevante para
Diciembre de 2024.
Una medida que
podría beneficiar al régimen en el corto plazo sería asumir como propia la dolarización.
Curiosamente el régimen está empeñado en combatir el dólar cuyo uso se ha hecho
masivo en Venezuela inclusive por parte de chavistas, civiles y militares, para
protegerse de los efectos negativos de su propio gobierno.
Creemos que
las circunstancias están configurando una realidad que arrastrará al chavismo a
tomar la decisión de suspender o posponer las elecciones del 2024. El régimen
intentará justificar esta medida ante sus clientelas como necesaria por ser
Venezuela el centro de las sanciones y la guerra económica por parte de los
Estados Unidos. El argumento sería que Venezuela no puede ir a unas elecciones
en situación de guerra, entonces la suspensión de las elecciones sería
refrendada y ratificada como “legal” por todas las instancias del Estado
chavista.
Con
característico estilo ladino y socarrón Diosdado Cabello ha venido repitiendo
el mismo estribillo en respuesta a la falsa oposición “...elecciones libres,
pero libres de sanciones”. Es una forma de preparar el ambiente de opinión para
lo que viene, porque según esa lógica mientras haya sanciones no puede haber
elecciones. Seguimos esperando por el día que Cabello le anuncie a sus huestes
en su programa lo que parece inevitable para el chavismo y es la suspensión
indefinida de las elecciones de 2024, por razones de fuerza mayor.- @humbertotweets
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