Las supuestas sanciones económicas aplicadas por los Estados Unidos y otros países contra el gobierno de Nicolás Maduro no han logrado el objetivo que pretendían. En teoría estas sanciones consistirían en penalizar a empresas que hagan negocios con el gobierno venezolano afectando principalmente los relacionados con el petróleo.
La tesis es
que al no poder recibir ingresos por renta petrolera el gobierno venezolano no
podría cumplir sus compromisos internos, afectando su capacidad para operar y
eventualmente provocando su caída. Eso es lo que dice la tesis. La realidad ha
resultado distinta y más compleja.
En la
práctica, con la permisividad de los Estados Unidos, el gobierno venezolano se
ha valido de toda suerte de intermediarios para seguir vendiendo petróleo y
percibir ingresos por ello. Tanqueros petroleros chinos, rusos e iraníes van y
vienen a las costas venezolanas, por aguas internacionales, ante la mirada
indiferente de los Estados Unidos.
Y en algunos
casos los Estados Unidos le han otorgado licencia a empresas norteamericanas
para operar directamente en Venezuela a pesar de las sanciones, tales como la
Chevron.
La corrupción
que ahora supuestamente el gobierno de Maduro persigue en PDVSA en justamente
derivada de operaciones diseñadas por el propio gobierno para vender petróleo
en el mercado negro aunque perfectamente vigiladas y toleradas por los EEUU.
Las sanciones
internacionales y la corrupción en PDVSA han sido presentadas por el gobierno
de Nicolás Maduro como la excusa para justificar el desastre económico en
Venezuela. Pero si el gobierno no tiene los recursos suficientes para operar y
cancelar sus deudas no es culpa de las sanciones. Más bien habría que examinar
el desmantelamiento de la industria petrolera venezolana que hoy espera por la
intervención de las transnacionales norteamericanas para recuperarla.
La falsa
oposición por su parte también acude en auxilio del chavismo alegando que las
sanciones internacionales deben ser suspendidas porque afectan directamente a
los venezolanos. Según esta postura en Venezuela no hay alimentos ni medicinas
por culpa de las sanciones.
En muy poco
las sanciones económicas internacionales han afectado al gobierno de Nicolás
Maduro, el cual sigue funcionando sin problemas. Esto se debe a que estas
sanciones persiguen un efecto más retórico y simbólico para amenazar con otras,
similares seguramente, en el futuro.
Es evidente
que en Venezuela hay miserias y carencias, pero no por culpa de las inocuas
sanciones aplicadas contra el gobierno. Las razones habría que buscarlas más
bien en un régimen que tiene más de veinte años en el poder y ha dilapidado el
tesoro nacional si sentirse obligado a rendirle cuentas a nadie.- @humbertotweets
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