Muy a pesar de que la falsa oposición y sus epígonos siguen empeñados en hacer de las primarias para escoger su candidato el tema central, la atención de la inmensa mayoría de los venezolanos se va por otras vías restando importancia a un evento que no cambiará lo fundamental en la política venezolana.
El
desinterés y la renuencia de los venezolanos en hacerse copartícipes con la
maroma de la falsa oposición no son gratuitos. Es una extensión del rechazo a
lo que la mayoría considera una política fracasada que sigue apostando sobre
sus propias ruinas. La tesis de fomentar una suerte de cohabitación formal con
el régimen bendecida con la participación electoral, sin condiciones ni garantías,
es un camino que va con certeza de ningún lado a ninguna parte.
Antes
de embarcarse en la política suicida de primarias y elecciones la falsa
oposición (toda la sopa de letras que integran la MUD y/o Plataforma Unitaria)
le debe a todos los venezolanos una rendición de cuentas de su gestión política
en los últimos veinte años. Antes que seguir pontificando sobre lo que se debe
y no se debe hacer la falsa oposición tiene que someter a examen y discusión el
resultado de sus fallidas políticas.
Como
si nada hubiese acontecido en las últimas dos décadas, esperando que la amnesia
colectiva se imponga, la falsa oposición con el más absoluto caradurismo muta
de una política fracasada a otra, sin dar explicaciones. Y quien se atreva a
levantar dudas sobre la viabilidad de esas sospechosas posturas es acusado como
traidor a la unidad. Como si la falsa unidad que invocan tuviese algún
significado para los venezolanos.
La
falsa oposición tiene que mostrarle al mundo y a sí misma que representa algo
más que un grupo de ambiciosos aventureros que se disputan con el chavismo el
Campeonato Nacional de Corrupción. Las primarias de la falsa oposición son un
intento para atribuirle barniz popular y cierta legitimidad a quienes operan
desde los tinglados de la MUD y la llamada Plataforma Unitaria.
Es
totalmente irrelevante quien resulte escogido como candidato a levantarle la
mano a Nicolás Maduro. Lo que realmente aspiran estas franquicias partidistas
es demostrar que pueden movilizar gente en esas primarias y que esto a su vez
valida un supuesto liderazgo nacional para seguir siendo los interlocutores con
el chavismo.
Pero,
ciertamente, para lograr esto tienen que convencer y tratar de mover gente
aunque sea con los argumentos más infantiles e inusitados. Pero luego de más de
veinte años de retórica engañosa parece que y todo está dicho no hay nada nuevo
que agregar al discurso de la falsa oposición.
Esta
no es la primera vez, ni será la última, que la falsa oposición repita el mismo
estribillo de un candidato único que podría ganarle al chavismo solo si la
gente sale a votar. Muchas otras veces la gente ha salido a votar, pero
mientras no haya condiciones ni garantías es difícil, imposible, aspirar a un
resultado distinto.
Luego
de veinte años los venezolanos saben muy bien cómo termina esta historia. Por
eso da igual que pongan ángeles, arcángeles y querubines al frente de esa
tragicomedia electoral. Las primarias de la falsa oposición no interesan a
nadie, solo a sus beneficiarios. Aunque reciclen las excusas se trata del mismo
viejo truco, pero cada vez con caritas nuevas.- @humbertotweets
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