En menos de 6 meses regresan las protestas masivas que recorren toda Venezuela exigiendo salarios dignos para vivir. Maestros y empleados públicos de diversos sectores han puesto a un lado su filiación chavista o antichavista para hacer causa común en una lucha por superar las condiciones infrahumanas en que están sumidos la mayoría de los venezolanos.
Los
recursos que controla el régimen por vía de la renta petrolera se pierden entre
la burocracia y la corrupción. Muy poco queda para cumplir las promesas
salariales a los empleados públicos y militares. Y nada queda para reinvertir
en la reactivación del parque industrial, la industria petrolera o activar el
comercio.
Nicolás
Maduro es el heredero de la fallida política económica de Hugo Chávez. El desmantelamiento
de la economía nacional comenzó muy temprano en el 2003 cuando Chávez decidió
convertir a PDVSA en su botija personal para enriquecer a su camarilla y pagar
por sus antojos mesiánicos y populistas.
El asalto al
tesoro nacional sumado a un proceso compulsivo de estatización acabó con la
industria y el comercio en Venezuela dejando algunas raras excepciones que solo
pueden ser explicadas por sus conexiones con el chavismo o por la titánica
voluntad de sus emprendedores. Pero el papel de la empresa privada durante el
chavismo ha sido reducido a su menor expresión.
Una de las
evidencias del fracaso de la política económica del chavismo es la destrucción
de la moneda nacional. Poco importa que el chavismo le ponga nombres
truculentos a la moneda, le quite ceros y le asigne un valor nominal simbólico.
No hay forma que el bolívar retenga su valor porque es un reflejo de una
economía destrozada.
En su mejor
estilo estafador el régimen hábilmente ha permitido una dolarización de facto
de la economía, aunque por razones políticas se niega a adoptar el dólar como
moneda de curso legal. Sin embargo, en la mayoría de las ciudades de Venezuela
se comercia en dólares que además es la única moneda aceptada por los pranes y
operadores chavistas para el pago de sus comisiones y coimas
Los bolívares
megadevaluados son para pagarles a los empleados públicos y para quienes no son
parte de esas exclusivas burbujas de la economía donde se ejercita
vigorosamente el narcolavado tales como el negocio de espectáculos, restaurantes,
ventas de vehículos importados y bodegones con delicateses.
El reclamo que
hoy hacen los trabajadores y empleados públicos es por un aumento de salarios
porque nadie puede vivir con 6 dólares al mes. El gobierno de Nicolás Maduro
vuelve a estar contra las cuerdas
obligado a decretar sucesivos aumentos de salarios este año si de verdad quiere
llegar con vida a las elecciones del 2024. El problema con estos aumentos es
que al ser en bolívares devaluados no resolverán el asunto de fondo disparando
de la misma forma la inflación.
No
se puede descartar que en una salida desesperada inspirada por la
irresponsabilidad tipo “Dakazo” el chavismo decida dolarizar los salarios antes
de las elecciones para tratar de mitigar el descontento nacional. Pero sin una
reactivación real de la economía dolarizar los sueldos y salarios solo
agregaría más presión sobre un régimen cuya suerte hoy depende de las compras
de petróleo que le haga los Estados Unidos.
Aunque
el régimen chavista aumente el salario varias veces este año y dolarice la
economía esto no será suficiente para lograr la paz social porque sencillamente
hoy hay menos dinero para repartir y no hay forma de producir nada en
Venezuela. La inviabilidad del modelo chavista comienza a ser cada día más evidente
e ineludible para sus propias clientelas y operadores.- @humbertotweets
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