Los fraudes electorales organizados por el chavismo generalmente son muy bien coreografiados. Hay una autoridad electoral que casi siempre cuenta con dos representantes de la falsa oposición para dar una imagen de aparente neutralidad, sin tenerla. Se permite una campaña electoral donde unos candidatos supuestamente de oposición intentan disputarle el poder al presidente de turno (ayer Chavez, hoy Maduro) con discursos muy bien calculados que atacan al mal gobierno pero dejan salvan al Estado chavista.
Luego del
colorido carnaval electoral el dia de las “elecciones”, con fotos de gente en
los Centros de Votación, antecede a la gran noche de gala cuando finalmente en
medio de un ambiente aparente de expectativa y tensión ante alguna “sorpresa”
se anuncia que, una vez más, el candidato oficialista ha ganado. Al candidato
de la falsa oposición le corresponde reconocer la derrota y el triunfo del
chavismo con un discurso que aunque parezca a regañadientes también está
fríamente calculado.
Para lograr
ese efecto legitimador y de aceptación que se espera de otros países y de las
propias clientelas chavistas la campaña electoral previa al fraude electoral
chavista necesita de un ambiente que ayude a presentar el resultado final como
verosímil. El Estado chavista tiene el poder para fabricar resultados
electorales y adjudicarse victorias a sí mismo. En las elecciones de
gobernadores, alcaldes y diputados incluso le asignan cuotas a la falsa
oposición para reforzar la idea que dentro del sistema electoral chavista es
posible, algún día, ganarle elecciones con votos. Pero ese poder absoluto para
controlar la caja negra electoral de la cual salen resultados inapelables sería
absolutamente inutil a los propósitos del chavismo si no hay un escenario
apropiado que refuerce la narrativa.
Es clave la
distinción entre escenario y entorno porque lo que siempre busca el chavismo es
precisamente montar un escenario que soporte su discurso aun al costo de negar
la realidad del entorno la cual, por ser real, no se puede manipular. La puesta
en escena del chavismo necesita mostrar gente haciendo cola para ir a votar.
Esa ficción electoral requiere de otros candidatos que validen al suyo. En general se trata de anclar la idea que a
pesar de los problemas y el malestar social solo por la vía electoral podremos
“dirimir nuestras diferencias”.
La profunda
crisis económica y social que vive Venezuela condena a casi el 90% de su
población a vivir en un estado de extrema pobreza. Este es el resultado directo
del modelo chavista que destruyó las industrias, la economía y hasta pulverizar
el bolívar como signo monetario. Esta realidad siempre es objeto de un
tratamiento cosmético en los meses previos a cualquier fraude electoral
chavista justamente para dar la sensación de una supuesta milagrosa
recuperación de la economía.
Con miras a
preparar el ambiente para el fraude electoral del 2024 el régimen chavista tomó
medidas para posicionar la idea de una presunta recuperación económica que al
no poder explicarla sus economistas sólo pueden atribuirla a un milagro. La
realidad inocultable es que Venezuela es un país semidestruido, sin
instituciones, ni economía, donde la mayor parte de su población carece de los
medios materiales para vivir dignamente. En esa misma Venezuela han florecido
los bodegones, los centros comerciales y las ventas de carros importados. Estos
son presentados como evidencias de una supuesta recuperación económica que en
el lenguaje chavista se entiende como la libre circulación de masas de dinero
las cuales no pueden ser atribuidas a la creación de nuevas industrias sino más
bien el resultado de una política de incentivos a actividades de narcolavado a
escala masiva.
La
dolarización de la economía por vía de facto es algo que el régimen chavista
estaba obligado a hacer para mantener inflada la burbuja de una supuesta
recuperación económica. Los diseñadores de esta política de parches resolvieron
inventar un dólar oficial cuyo valor no es determinado por el libre mercado
sino controlado por el gobierno. Mantener el valor ficticio del dólar oficial
le cuesta al régimen cientos de millones de dólares que debe sacar semanalmente
de las reservas al no contar con recursos significativos del petróleo o de
ninguna otra industria.
Algunos
economistas como Jose Guerra y Asdruba Oliveros han venido advirtiendo desde
hace tiempo que el modelo económico chavista no es viable y en algún momento
eventualmente podría estallar. En los últimos días han surgido poderosas
evidencias de que el gobierno carece de los recursos para mantener el valor artificial
de su dólar oficial y la presión del mercado obligará a sucesivas devaluaciones
del bolívar y a inevitables aumentos de precio.
Muy malas
noticias para los tahúres chavistas acostumbrados a jugar con cartas marcadas y
resultados previamente convenidos. En estas condiciones no solo es imposible
hablar de recuperación económica sino que además el clima en la calle se
calentara lo suficiente para echarle a perder la calculada coreografía al
chavismo. Como ya se vio hace unas semanas los primeros en pedir la salida de
Nicolas Maduro serán los asalariados del régimen que, aun siendo chavistas,
tienen que reconciliarse con la realidad y aceptar que su modelo no sirve y
fracaso.
La
recuperación económica no existe en la realidad y la crisis se profundizará
hasta desbordar al Estado chavista. En esas condiciones Nicolas Maduro se
arriesga a que le lancen tomates y otras cosas cuando salga a arengar a la
enardecida clientela chavista. Y hacer una campaña electoral escondiendo a
Maduro y usando el muñeco de plástico que llevan a los desfiles militares le
quita el colorido que tanto necesita la puesta en escena chavista. Por eso no
es aventurado especular sobre la hipótesis de suspender las elecciones
presidenciales del 2024. No sería la primera vez que el chavismo se salta su
propia constitución y sus normas. Desde la óptica chavista suspender las
elecciones del 2024, con cualquier excusa,
tiene un precio relativamente menor que ponerse en evidencia como un
régimen débil que no es capaz de controlar a sus propias bases clientelares.- @humbertotweets
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