Si algo tienen en común la falsa oposición venezolana y el chavismo es su carácter esencialmente depredador. Ambas están conformadas por grupos y mafias cuya única razón de ser es asaltar el tesoro nacional sin más limitaciones que el tamaño de sus propias ambiciones. Esto es lo que ha venido haciendo en forma sistemática el chavismo desde 1999. Concentrando todo el poder político y financiero en el jefe del Estado quien actúa desde tiempos de Hugo Chávez como un jeque con poderes extraordinarios para disponer del patrimonio nacional sin rendirle cuentas a ningún venezolano, ni siquiera a su propia Asamblea Nacional integrada por acólitos del régimen.
No menos ha
hecho la falsa oposición venezolana dirigida por la MUD cuando montaron la
operación travesti conocida como el gobierno interino de Juan Guaidó. Con el
pretexto de proteger los activos de Venezuela en el exterior el interinato, con
la venia de la OFAC norteamericana, ha logrado el control de empresas y
recursos de la nación venezolana ubicados en el exterior. Allí están Citgo, Monómeros, PDVSA y otras
compañías y activos propiedad de la nación venezolana arrebatados de las garras
del chavismo para caer en las garras de la falsa oposición.
Desde que la
falsa oposición venezolana, vía interinato y Asamblea Nacional del 2015, está
manejando en forma absoluta estos activos y empresas nunca han presentado sus
estados financieros ni han rendido cuentas de sus gestiones. Los gerentes de
esas empresas fueron repartidos entre los partidos Voluntad Popular, Primero
Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo sin más criterio que su
incondicionalidad con esos partidos. El resultado ha sido gestiones oscuras y
mediocres que en varios casos como el de Monómeros han degenerado en feroces
disputas internas por desacuerdos en el reparto de sus recursos.
La
Constitución chavista de 1999, a la cual la falsa oposición desde la Asamblea
nacional del 2015 y el Interinato le juran inquebrantable lealtad, ha sido
violada por estos mismos comediantes al fabricar un gobierno híbrido que resume
los poderes ejecutivo y legislativo en la misma persona haciendo en la práctica
imposible cualquier control parlamentario independiente. Pero llamar gobierno
al interinato de Guaidó es risible cuando ni siquiera controla un metro de
territorio ni dispone de una Fuerza Armada Nacional.
El Interinato
de Guaidó es la caricatura de un gobierno que solo cobra cierta relevancia por
el aval que ha recibido de la Oficina de Control de Activo Extranjeros de los
Estados Unidos (OFAC). Este reconocimiento es lo que le ha permitido al
Interinato de Guaidó y a la Asamblea Nacional del 2015 manejar a su antojo los
activos de Venezuela en el exterior. En forma irresponsable y sin responder a
una política coherente los gobiernos de los EEUU han liberado el acceso a los
fondos de la República de Venezuela depositados en bancos norteamericanos para
que sean usados por agentes tanto del Interinato como de la Asamblea Nacional del
2015 ambos controlados por los partidos de la falsa oposición.
Al tratarse de
estructuras que no pueden operar territorialmente en Venezuela sino amparadas
en el mundo virtual y oscuro de la Internet no hay forma que le rindan cuenta a
nadie en Venezuela. Pero al actuar como una suerte de representantes soberanos
de un gobierno extranjero tampoco están obligados a rendir cuentas de esos
recursos a ninguna autoridad norteamericana. El resultado ha sido la más
descarada y encarnizada rapiña de los activos de Venezuela en el exterior.
Las peleas
internas de la falsa oposición no han sido inspiradas en motivos doctrinales o
ideológicos. Se trata de feroces luchas intestinas por el reparto de los cargos
en las juntas directivas de empresas como Citgo y Monómeros, la asignación de
contratos de servicios y asesorías (como los otorgados a Leopoldo López y
miembros de su familia), y la contratación de costosos bufetes de abogados para
lidiar con diluvio de demandas y
arbitrajes que debe enfrentar la nación venezolana en cortes internacionales.
Estas asignaciones se han hecho en forma improvisada, con criterios
parroquiales y basadas en intereses clientelares que sólo responden a los
partidos de la falsa oposición.
Hace unos días
el Procurador designado por la Asamblea del 2015 reportaba que la República de
Venezuela enfrenta en este momento 139 juicios y 61 procesos de arbitraje en el
exterior donde estarán en juego más de 40.000 millones de dólares. Con su
llamado a los diputados de la falsa oposición el Procurador buscaba distraerlos
un poco de sus luchas por el reparto del botín para que le aprobaran más
recursos para contratar más bufetes que atiendan estos litigios porque los 44
millones de dólares pagados hasta ahora no han sido suficientes.
La forma como
la Asamblea Nacional del 2015 y el Interinato de Guaidó han manejado los
activos y las empresas nacionales en el exterior ha sido tan escandalosa que el
propio Julio Borges por pura conveniencia se sintió obligado a lavarle la cara
a la falsa oposición proponiendo transferir el control de esos activos a un
fideicomiso administrado por el BID o el Banco Mundial. Esta podría ser una de
las condiciones que estaría negociando la falsa oposición con el régimen
chavista en su proceso de desmantelar el Interinato y la Asamblea Nacional para
diciembre de 2022. Mientras los activos de Venezuela en el exterior sigan en un
limbo jurídico indefinido bajo el control de la falsa oposición sus operadores
continuarán dándole garrote a esa piñata sin rubor y sin piedad.- @humbertotweets
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